miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 34.

Estuvimos un rato en el bar, relajándonos y bebiendo, después salimos a fuera todo el grupo para terminar de despedirnos.
-Bueno, pues ya nos veremos pronto. Tenemos que preparar otro concierto -comentó Ray.
-Por supuesto, este me ha sabido a poco -reí.
-¡Ey mirad! -alguien nos interrumpió, nos giramos hacia esa persona -. Ahí están los maricones que se han besado en el puto escenario.
Nos miramos todos bastante confundidos. Un hombre se burlaba de nosotros junto con su amigo. Los dos no paraban de reír, también se notaba que iban bastante borrachos.
-¿Os está diciendo a vosotros? -nos preguntó Ray bastante confuso.
-Me parece que sí... -murmuró Gerard mirando a los dos hombres que seguían riendo.
-Bah, no importa -intenté reír, pero ellos se volvieron algo más serios.
-¡Maricones! -volvió a gritar uno de ellos -. ¿Es que no tenéis mujeres?
Seguían riéndose y nosotros estábamos como si nada. Había más gente junto con nosotros en la puerta de bar, pero hablaban a la suya y a veces se paraban a escuchar los insultos de los dos hombres.
-Vamonos de aquí anda... -nos susurró Mikey.
-De acuerdo, es tarde, ya nos vemos -nos terminamos de despedir todos rápidamente. Mikey, Ray y Matt se fueron por lados distintos y Gerard decidió acompañarme a mi casa, y por qué no, pasar la noche conmigo.
Ya quedaba menos gente en el bar, y la que había ya eran los más borrachos o drogados. Y aparte, yo estaba que me moría del sueño.
Salimos caminando de allí por los callejones que ya estaban prácticamente a oscuras, y llevábamos un rato cuando volvimos a toparnos con los dos graciosos de antes.
-Joder... -susurró Gerard nada más verlos al otro lado de la calle tambaleándose.
-¡Mira, los maricones de antes! -señaló uno de ellos y caminaron hacia nosotros riéndose.
-¿Qué queréis? -preguntó bruscamente Gerard.
-Solo que sepáis que os mataremos a todos -dijo uno señalándome con su dedo indice.
-Callate -contestó Gerard aburrido.
-A todos los maricones como vosotros, no servís para nada. ¿Entiendes?
-Creo que en este caso vosotros servís menos que nosotros -dejé caer yo.
-Yo al menos me follaré a mujeres y podré tener descendencia, hijo puta -se alteró el otro hombre. Gerard me miró y me cogió de la mano, no sé si porque tenía miedo de los hombres o porqué quería demostrarles que no nos daba cosa estar así delante de ellos.
-Cuanta mariconada...
Vi a Gerard sonreír y acercase a mí para darme un profundo y largo beso en los labios, que yo correspondí. Y aún fue más divertido porque notaba como los dos gilipollas estaban ahí mirándonos a escasos centímetros.  Gerard al fin me soltó dejando un lametón sobre mis labios.
-¡Si tan gays sois, nos vais a chupar la jodida polla! -gritó uno de ellos cabreado.
-Lo siento, pero yo solo se la chupo a él -sonrió Gerard sonriéndome contento.
-Agáchate, vamos -me ordenó el otro hombre. Por supuesto me negué. Pero todo eso me estaba haciendo recordar cuando me encontré con Bert y no me estaba gustando, quería salir de allí cuanto antes, sabía que se iba a poner peor.
-Vamonos -me dijo Gerard entonces como si nada. Pero uno de los hombres me propinó una fuerte patada en la pierna haciendo que cayera al suelo directamente.
-Bien, no estás arrodillado pero vamos avanzando -sonrió uno de ellos.
-Hijo de puta... -Gerard cargó su puño y le dio un puñetazo en la nariz haciendo que rápidamente comenzara a sangrar. Ya nos habíamos metido en un gran lío. El amigo empujó a Gerard, me levantó rápidamente cogiéndome de la mano. Los hombres nos miraban amenazadoramente mientras a uno de ellos no paraba de salir sangre por la nariz.
Gerard le dio una patada en sus partes al hombre más alto y salió corriendo conmigo detrás, me dolía demasiado la pierna como para seguir su paso y temía porque no llegáramos muy lejos y nos rodearan. Igual que pasó con Bert. Pero ahora tenía más miedo, no quería ver como podían torturar a Gerard.
-¡Corre Frank, joder! Estamos en un lío -me gritó Gerard.
-¡No puedo, no puedo! -me giré hacia atrás, uno de ellos nos seguía corriendo, el otro al parecer seguía en el suelo por la patada de Gerard.
Me dejé caer al suelo y mi novio paró de correr de golpe. El hombre nos alcanzó, yo estaba cada vez más asustado, estaba todo oscuro excepto por algunas farolas desgastadas y no había nadie en la calle, serían sobre las cuatro de la mañana.
-Os voy a matar aquí mismo, hijos de puta.
-¿Porqué no nos dejas en paz? -pregunté desde el suelo, Gerard me miró y luego volvió a mirar al hombre. ¿Cómo iba a terminar todo eso? El otro hombre no tardaría en acercarse a donde nos encontrábamos, y nosotros no podríamos casi defendernos. Quería levantarme y correr como nunca lo había hecho, mi casa no estaba mucho más lejos que tres calles hacia arriba. Me levanté y agarré fuertemente a Gerard de las manos.
"Corre" le murmuré. Me di la vuelta y rápidamente los dos comenzamos a correr como nunca a través de la calle, el hombre aceleró el paso detrás de nosotros. Pero corríamos más.
-¡Corre, corre! -gritaba Gerard. Y por un momento me lo pasé bien. Sentía una emoción dentro de mi cuerpo que prácticamente nunca había sentido. Ya no sentía dolor en la pierna, tan solo el frío de la calle y la mano de Gerard agarrando la mía.
Seguimos corriendo hasta que llegamos a mi puerta, rápidamente abrí.
-¡Qué te jodan! -le gritó Gerard al hombre que estaba a unos metros detrás de nosotros. Entramos corriendo  y comenzamos a respirar agitadamente, me dejé caer al suelo delante de la puerta y Gerard a mi lado.
Instantáneamente comenzamos a reír.

martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 33.

Gerard había organizado el concierto el sábado, así que el viernes pasamos el día entero en su garaje todo el grupo junto planeando como íbamos a tocar las canciones, habíamos decidido tocarlas todas menos la de "Romance". Empezaríamos con "Honey, This Mirror Isn´t Big For The Two Of Us" y terminaríamos como en el disco, con "Demolition Lovers". Habíamos planeado no llevar ninguna vestimenta en especial y salir tal cual queramos. Todos estábamos mejor que felices, a todos nos hacía la misma ilusión tocar.
El día anterior había llamado a mi padre para contárselo, ya que él siempre había querido, junto con mi abuelo, que yo participara en un grupo y sabía que les iba a hacer mucha ilusión que subiera a un escenario. Mi padre se alegro por mi y me deseó suerte. Todo iba a ir genial.
Los ensayos salieron perfectos y al día siguiente quedamos todos en la puerta del garito donde íbamos a tocar. Cuando yo llegué, el único que estaba fuera era Gerard fumándose un cigarrillo.
-¿Estáis todos? ¿Dónde están? ¿Sólo estás tú? -le pregunté acercándome con la guitarra a la espalda.
-Tranquilo, Frankie, te noto nervioso -sonrió acariciándome la cara.
-Bueno... y yo a ti algo borracho -comenté mirándole de arriba a abajo, mirando su extraña sonrisa y su pelo sobre la cara.
-Ya, claro, he bebido algo mientras esperaba, tú tranquilo. ¿Vamos? -sonrió agarrándome por el hombro y entrándome en el pub. Dentro estaba todo más o menos con una luz tenue, y olía a tabaco. Había gente sentada en mesas y otros en la barra pidiendo y hablando. Al fondo había un pequeño escenario con todo montado, la bateria y la guitarra y el bajo de Ray y Mikey. Gerard me guió hasta donde estaba el resto de la banda, en una esquina de la barra.
-Hola chicos -saludé. De pronto, Mikey se abalanzó torpemente sobre mi y tiró la mayoría de copas que estaban sobre la barra, le levanté por los hombros -.¿Estás bien?
-S-sí. ¿Tú no? -comenzó a reír.
-¿Porqué está borracho? -les pregunté al resto, que bebía más tranquilamente.
-Se ha puesto a quejarse, que no podía subir al escenario, que había mucha gente... -me explicó Ray antes de que Mikey volviera a interrumpir.
-¡Se me había olvidado de como se tocaba el bajo! -exclamó riendo -.Pero tranquilo, ya me acuerdo.
-Ya... Mikey, espero que se te pase esto un poco antes de subir... -Gerard me agarró por la cintura y me dio un lametazo en la mejilla.
-Cariño... En diez minutos tenemos que estar en el escenario.
-¿Ya? ¿Tan pronto? -le pregunté. Pero él dirigía la mirada hacia otras partes, como si estuviera en otro mundo.
-Vale, Frank, no pasa nada, lo haremos bien -me tranquilizó Ray, que parecía, junto con Matt, los únicos que estaban bien. Los dos hermanos iban muy mal.
-No podemos tocar así, Gerard, vais borrachos -le comenté más seriamente.
-Joder, Frank. No seas así.
-¡Estoy nervioso! Es nuestro primer concierto y ninguno de los dos os vais a acordar mañana de lo que ha ocurrido hoy.
-Shh -puso su dedo indice en mis labios. Me cogió de la mano y me acercó al escenario, con los demás por detrás -.Saca la guitarra y comienza a afinar.
No le contesté y le hice caso, los demás hicieron lo mismo con sus instrumentos, la gente se dio cuenta de que estábamos sobre el escenario pero no hicieron nada. Me temblaban las manos y me puse peor cuando vi como Mikey agarraba su bajo sonriendo y sin darse cuenta de lo que hacía.
Gerard se pegó al micrófono.
-¡Heeey, hijos de puta! -creo que la ilusión de su vida había sido gritar eso en un escenario, porque lo hizo con mucho énfasis. La gente le contestó con otro grito -Somos My Chemical Romance, y hemos venido aquí a hacer ruido.
El público volvió a gritar. Gerard me miró sonriendo, con esas sonrisas que las personan te mandan, que te dan ganas de tirarte sobre esa persona pero no puedes hacer nada porque estás ocupado o con gente alrededor, esas sonrisas que te las mandan por joder porque saben que no puedes moverte. Esa sonrisa me envió él a mí. Entonces dio una señal y empezó a tocar Ray, se le unió Mikey y Matt y luego yo. Gerard comenzó a cantar. Me di cuenta enseguida, los ensayos habían salido muchísimo mejor que esto, aún así el publico saltaba y gritaba, de un lado a otro, empujándose mientras nosotros íbamos canción tras canción. Ray lo hacia bien, y Matt también, en cambio Mikey dejaba de tocar y se quedaba quieto mirando al público hasta que alguno le mandaba una señal, o su hermano un empujón. Gerard cantaba, o más bien, tan solo gritaba. De todos modos, me dejé llevar, y me sentía feliz. Durante Our Lady Of Sorrows, Gerard se acercó a mí y se dejó caer entre mis piernas, le seguí el juego y me senté en su pelvis mientras tocaba y él permanecía tumbado, gritando y cantando. El público estaba animado. Gerard se levantó mientras intentaba seguir la canción, hasta que tuvo que cortarse al darme un beso, ante esto, el público volvió a gritar, Gerard se animó, y siguió besándome, con su lengua en mi paladar. Dejé de tocar presa del éxtasis que todo ello me provocaba a la vez. Entonces Gerard se separó de mí y poco a poco volvimos a la normalidad.
Finalizamos el concierto, sudorosos, cansados, decaídos y animados a la vez. Bajé del escenario, limpiándome la frente. La gente nos aplaudió y nos elogió.
-No sé como lo he podido hacer... -dijo Mikey sentándose en una silla.
-Pues borracho perdido, Mikey -le contesté sonriendo. Gerard me cogió de la mano.
¿Podía ser algo más perfecto? No. No había nada más perfecto que ese maldito momento.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo 32.

Pasaron un par de días. No quedé con el grupo, ni con Gerard. Tan solo me centré en la universidad a ver si conseguía adelantar todo lo que había perdido, aunque era bastante complicado.
El viernes tocaron al timbre de mi casa. 
-Hijo, es... Gerard -me dijo mi madre desde abajo. Dejé lo que estaba haciendo bajé por las escaleras, me acerqué a Gerard y le di un beso en la mejilla, ya, por eso de que estaba mi madre delante y eso.
-¿Subes? -le ofrecí a Gerard, él aceptó. Subimos por las escaleras hasta mi cuarto y cerré la puerta con el pestillo. Ni para que Gerard pudiera salir ni para que mi madre pudiera entrar.
-¿Y eso qué te has pasado por aquí? -le pregunté cuando se sentó sobre mi cama.
-Tú has venido a visitarme muchas veces, ¿no puedo visitarte yo a ti?
Me acerqué a él y me eché encima hasta darle un beso en los labios, él me correspondió y me echó hacia atrás.
-Sabes... Este sábado tocamos -me comentó de pronto.
-¿Dónde? ¿En serio?
-Sí, pues en un escenario y eso, un local algo pequeño, pero ya vamos a vender entradas y eso. Baratas -rió él.
-Oh, Dios, cuanto me alegro, lo estoy deseando -le contesté, y le dí otro beso.
-Yo también. Habrá que quedar para tocar antes de nuestro primer concierto -dijo, y me besó de nuevo.
-Claro. ¿Hoy? -le besé.
-Nah... hoy es... descanso. Para ti y para mí -se volvió a echar sobre mí y me dio un beso profundo y largo.
-De acuerdo... -le acaricié el pelo y me besó la nariz. Todo eran susurros, besos y caricias. Me rozó el cuerpo con sus manos lentamente mientras seguía acariciándole el cabello. Llego hasta mi entrepierna y me desabrochó con delicadeza los botones, yo era suyo. Que hiciera lo que quisiera.
Me bajó los pantalones y la ropa interior lo justo para dejar a la vista mi miembro que ya había comenzado a enderezarse y deseaba sentir a su dueño, Gerard.
Éste se relamió y comenzó a lamer mi pene con cuidado, recorriendolo. Hasta que terminó metiéndoselo entero en la boca  y apretando los labios.
-Ah... Gee... Gee -gemía yo mientras el chupaba mi miembro con avaricia. Sentía placer por todo mi cuerpo, que temblaba. Lamía de arriba a abajo salivando, yo me aferraba a las sabanas y apretaba los dientes para ahogar los gritos.
-¿Frank?
-Oh, Dios, para, para -le pedí a Gerard al oír la voz de mi madre al otro lado de la puerta. Éste no me hizo ningún caso, al contrario, siguió succionando con más fuerza.
-¿Frank? -volvió a llamar mi madre.
-D-dime -tartamudeé presa de los nervios.
-Em, me voy a comprar, luego vuelvo, ¿estarás en casa?
-C-creo -Gerard sacó mi miembro de su boca y lo recorrió con la lengua -Joder... Sí, mama. S-sí.
-De acuerdo... ¿queréis algo? - como no se fuera pronto, me iba a morir.
-N-No, gracias. Todo... bien -solté un pequeño gemido intentando que no me oyera.
-Nos vemos luego, hijo -escuché a mi madre bajar las escaleras, Gerard siguió chupando mi miembro y no pude evitar gritar cuando apretó los dientes lo justo para sentir un pequeño mordisco y llegar al orgasmo. Mi madre seguro había oído ese grito. Gerard se apartó de mí y se levantó.
-Voy al baño -dijo riendo.
-Eres un... capullo. Mi madre hablando y tú... -dije mientras me subía de nuevo los pantalones poniéndome en pie -.Ya te haré yo algo parecido.
-Lo estoy esperando -me contestó desde el baño.
Entré al cuarto donde estaba él y le rodeé con los brazos desde detrás, nos miré en el espejo. Eramos perfectos, se giró hacia a mi y me volvió a besar sintiendo su lengua en mi paladar.
Pasamos el resto del día igual, besos, caricias, abrazos, achuchones, palabras bonitas... Era como pasar un día entero en el cielo, sin ninguna preocupación, con la persona que te gusta, sin nada más. Sin ningún humano en el mundo, tan solo él y yo. 

viernes, 18 de noviembre de 2011

Capítulo 31.

No desperté en mi casa y me di cuenta de que a mi lado estaba Gerard durmiendo. No era mi cama. Miré a mi alrededor y fue cuando me di cuenta de que era el extraño cuarto de Gerard.
El día anterior habíamos bebido, reído, bailado, gritado... Y si no recuerdo mal, había visto pasar por entre mis amigos alguna que otra pastilla o cocaína. No lo sé. Olvidé el tema e intenté espabilarme. Todo iba bien, perfecto. Todo estaba en orden. La noche anterior tan solo nos habíamos ido a celebrar el comienzo de una nueva era.
Acaricié el pelo oscuro de mi novio sin evitar sonreír. Dormía encima de mí. Intenté levantarme de la cama cuidadosamente. Me puse los pantalones y los zapatos y me senté en la silla del escritorio de Gerard, contemplé sus extraños dibujos. La mayoría eran monstruos como una momia, brujas o vampiros, también habían super héroes o otros personajes de cómic. No comprendía como podía dibujar tan bien.
-¿Frank? -preguntó entonces desde la cama sin abrir los ojos.
-Ya me he levantado, pero si quieres puedes seguir durmiendo.
-¿Qué hora es?
-Las doce del mediodía -dije mirando un reloj que había sobre su mesa.
-De acuerdo... -bostezó mientras se levantaba de la cama. Iba en ropa interior tan solo con una camiseta por encima, igual que me había levantado yo.
-¿Hay alguien en tu casa? -le pregunté levantándome.
-Eh... creo que Mikey y ya. Mi madre se habrá ido, no lo sé.
Afirmé haciendo un gesto con la cabeza y salí de su cuarto dejandole solo para que se vistiera y demás. Bajé las escaleras, no vi a nadie en la casa hasta que llegué al salón, donde en el sofá estaba tirado Michael todavía en pijama viendo algún programa.
-Buenos días, Frank -me saludó sin sonreír, yo le devolví el saludo.
-¿Quieres algo de desayunar? -pregunté, como si fuera mi casa. La verdad es que practicamente así lo veía.
-¿Qué? Bueno... uh, vale -bostezó y volvió a mirar la televisión.
Entré a la cocina e hice unas tazas de café y unas tostadas, las serví sobre la mesa. Al poco tiempo Mikey se dejó caer cansado sobre una silla y se quejó de dolor de cabeza.
-Eso es la resaca de ayer -le sonreí.
-Dios... es que ayer no solo hubo alcohol -hizo un intento de reírse-.Yo creo que en la bebida me metieron algo.
-Vaya... se nos fue de las manos...
-Eso pienso yo -rió Gerard entrando en la cocina, se acercó a mi y me dio un beso, vi como Mikey desviaba la mirada. -Pero bueno, fue por una buena causa, lo pasamos bien.
-Sí -me senté en una silla, a mi lado Gerard-. Estoy deseando hacer nuestro primer concierto ya con disco grabado.
-Tranquilo, tranquilo, lo haremos. Pronto. Un contacto me dijo que ya nos había encontrado un par de escenario donde actuar, así que ahora mismo estaremos arriba de uno gritando y tocando.
Desayunamos los tres tranquilamente y pasé el día con ellos. Nos sentamos frente el televisor a ver un par de películas. De vez en cuando Gerard y yo aprovechábamos las partes no interesantes para toquetearnos, besarnos y demás... Mikey nos daba codazos para que lo dejáramos y no le “marginaramos” como decía él. No le hacíamos demasiado caso, cada vez que me reñía a mi me entraban más ganas de comerme a Gerard.
Después de pasar el día con ellos me encaminé hacia mi casa. Decidí telefonear a Jamia para contarle como me iba, y de paso saber algo de ella. Ya que me había ayudado bastante en muchas cosas.
-Hola Frank -me saludó como si estuviera ocupada.
-¿Qué hay Jamia? Hacia tiempo que no hablabamos.
-Oh, ya, ¿qué tal todo, Frankie? -preguntó más tranquilamente.
-Pues que ahora mismo podrás ver el primer disco de My Chemical Romance en las tiendas -le conté con tono alegre.
-¿Sí? -se le notaba igual de emocionada que yo -.Soy vuestra fan número uno. En cuanto vea el disco me lo compraré -rió.
-A ti te lo regalaré, mujer. Y encima firmado por el guitarrista -bromeé.
-Oh, es todo un detalle -dijo-. Y bueno, a mí no me va mal tampoco, como siempre, ya sabes. Bien.
-Me alegro que todo te vaya bien, tenemos que volver a vernos -le dije.
-Claro -hubo un silencio-.Bueno, Frank. Me reclaman, me has pillado trabajando.
-Vaya, perdón. Ya hablamos entonces, hasta luego -me despedí. Guardé el móvil y en seguida llegué a mi casa. Mi madre estaba preocupada por mí, me dijo que porque no había pasado la noche allí y que porque no le había hecho ni una sola llamada, la verdad es que ni siquiera me había acordado. De todos modos, ella lo comprendió y no ocurrió nada. Sabía que tras grabar el disco nos habríamos ido a celebrarlo, de todos modos le expliqué donde había pasado la noche.
Subí a mi cuarto y cogí a Pansy, estaba ansioso por componer nuevas canciones, estaba ansioso por ver nuestro primer disco en las tiendas y estaba ansioso por empezar a hacer nuestros primeros conciertos. Estaba ansioso por tener la vida de un guitarrista de rock. 

martes, 8 de noviembre de 2011

Capítulo 3O.

Estuvimos una semana entera practicando con la banda todas las canciones que habíamos compuesto, incluso me saltaba algunas clases de la universidad para escaparme a casa de Gerard, si no era para intimidar con él era para tocar con el grupo. La verdad es que no me podía quejar de nada, todo me iba bien, mis amigos, mi banda, mi madre estaba más cercana a mí que nunca... Quizás lo único que no iba bien del todo era en los estudios, pero no me preocupaba para nada, me daba un poco de pena, después de becas que me han dado para poder estudiar en esta universidad yo estoy pasando totalmente. Aún así yo le veo mucho futuro a My Chemical Romance y por eso sigo en esto. Ya habíamos ido al estudio de grabación todos una vez, pero aún faltaba terminarlo. La vez que fuimos no estaba todo completo, pero esta sí que iba en serio. 
Gerard me llamó ese mismo día para recordarme que a las diez de la mañana teníamos que estar en su casa. Me despertó a las ocho.
-¡Frankie! Recuerdalo -se le notaba la voz animada, muy animada -.Hoy pasamos el jodido día en el estudio de grabación. ¡Levantate!
-Que sí, que sí... Ya voy...
-Y si vienes antes podemos pasar un rato solos para celebrarlo.
-¡Anda! Calla – a pesar de estar adormilado me reí-.Iré cuando me levanté del todo, pesado. Pero tranquilo que para grabar estaré allí.
-Eres un interesado -bromeó-. A mi no me quieres, tú solo quieres a... a tu Pansy.
-Exacto -reí-.Bueno, Gee, nos vemos a las diez. Tengo que levantarme, ducharme, ve-
-Ojala pudiera ducharme contigo...
-¡Calla! -volví a reír ya sentado sobre mi cama, Gerard rió desde el otro lado.
-De acuerdo, de acuerdo. Hasta las diez enano, nos vemos.
Se despidió y colgó. Me levanté y me metí en la ducha, me arregle y me sonreí frente al espejo. Cogí mi guitarra y bajé a desayunar. Mi madre me dijo que no le gustaba que estuviera pasando así de mis estudios, aunque también le gustaba la idea de que me fuera ahora a grabar ya mi primer disco, pero bueno, ya se saben como son las madres “Hijo... los estudios son muy importantes” y todo ese rollo. No le quito la razón, pero joder, es mi banda, mis amigos, voy a irme en media hora a grabar un disco. Conciertos. Música. La verdad es que estos días en lo último que he pensado ha sido en la universidad. Que le jodan a la psicología.
Salí de mi casa y caminé rápidamente hacia la casa de Gerard. Durante el camino me acordé de Jamia, ya que muchas veces había hecho ese trayecto pensando en ella o pensando en Gee. Ella aún no sabía nada de esto, y eso que me había estado ayudando durante mucho tiempo. Sería mejor que la llamara en cuanto pudiera.
-Fraaaank -me dijo Gerard al verme -.Estoy emocionadísimo.
-Ya, ya, se te nota -reí.
-Estamos todos emocionados Gerard -añadió Ray abrazando la funda de su guitarra-. No sabéis la jodida ilusión que me hace esto.
-Va a ser divertido -murmuró Mikey tras sonreír. La verdad es que me encantaba su sonrisa.
-Ey, ¿Y Matt? -pregunté al no notar su presencia.
-Ha dicho que nos esperaba ya allí -contestó Gerard. Afirmé y caminamos hacia el coche de Ray, dejamos nuestros instrumentos en el maletero y subimos al vehículo. Yo me senté de copiloto al lado de Ray.
Entramos al estudio de grabación y un hombre nos guió por los distintos lugares hasta conducirnos a la sala que habíamos reservado previamente. Matt nos esperaba allí con la batería en su sitio.
-Hola chicos, ¿listos? -preguntó.
-Por supuesto -contestó alegremente Ray.
-¿Necesitáis ayuda o me quedo aquí? -nos preguntó amablemente el hombre que nos había acompañado.
-No te preocupes, ya tenemos algo de experiencia. Aquí uno de nosotros ya ha grabado disco completo -dijo Gerard señalando, entonces recordé Pencey Prep. Ya había grabado un disco, pero no sé porque, este me hacia muchísima más ilusión.
-De todos modos vamos a necesitar alguien que se encargue de darle a los botones mientras estemos dentro -sonreí. El hombre afirmó y se sentó sobre la silla giratoría que había enfrente de la mesa de mezclas.
Nos miramos todos emocionados y entramos a la sala. Nos sabíamos las partituras y Gerard la letra, pero aún así pusimos un atril con las hojas por si acaso. Comenzamos bien y terminamos perfectos. Bastantes contentos.
-Sois geniales, chicos, de verdad -el hombre parecía más emocionado que nosotros-. Os veo futuro. Perfectos.
-Muchas gracias -rió Ray contestándole. Gerard no pudo contenerse y corrió a abrazarnos a todos. Dios, era emocionante, estaba más que feliz. Todos estábamos felices.
-Me parece raro, hermano -le dijo Mikey durante el abrazo grupal –. Que raro que no hayas venido bebido o algo.
-Serás cabrón -Gerard le dio un codazo-.Esto era muy importante, pero quizás debería de haberme tomado algo para calmar el dolor de muelas que tengo.
No pude evitar reír cuando Gerard abrió la boca para enseñarnos sus dientes. Me lancé a él a abrazarle y me devolvió el abrazo.
-Y bueno -nos dijo Matt cogiéndonos a los dos-.Es hora de irnos a celebrarlo.
-¡Sí! -Ray sonrió.
Ya eran las once de la noche, como habíamos quedado, habíamos pasado el día entero allí para grabar el disco en un solo día, habíamos grabado y arreglado lo que había que arreglar. Incluso habíamos diseñado ya entre otros días y ese día el disco y la caratula. Todo lo teníamos pensado, nos ganaba la emoción que teníamos.
Nos despedimos del hombre que nos había ayudado y caminamos al pub más cercano a pasarlo bien. A pasarlo muy bien. Yo no tenía ninguna hora para llegar a mi casa y era una ocasión especial, ahora tan solo quería saber cuando iba a ser nuestro primer concierto como grupo que ya ha sacado su primer disco, o iba a sacar pronto su primer disco, “I Brought You My Bullets, You Brought Me Your Love”

sábado, 29 de octubre de 2011

Capítulo 29.

Al día siguiente decidí ir a casa de Gerard, para visitarle y para ver si llamaba a la discográfica o a quien tuviera que llamar para poder actuar en algún sitio. Cualquier parte. Con tocar en directo delante de personas yo era la persona más feliz del mundo. Era mi sueño desde que era pequeño. Y encima con My Chemical Romance iba a ser mejor aún.
Me revolví el pelo y salí de mi casa con las manos en los bolsillos y los auriculares en los oídos. Toqué el timbre de su casa y él mismo me abrió, me recibió con una gran sonrisa, preciosa, como siempre.
-¡Te voy a acosar hasta que llames a quien tengas que llamar para actuar! -le grité sonriendo mientras le empujaba hasta dentro de la casa. Cerré la puerta detrás de mí.
-¿Has venido aquí tan solo para decirme esto? ¿No has venido por mí? -me preguntó haciendo un puchero.
-No. Tan solo quiero actuar -le dije de modo borde, aunque tan solo estaba bromeando.
-Pff, pues ahora no voy a llamar a nadie y te vas a quedar con las ganas, ¡Ja! -se rió Gerard.
Le miré desafiante e instantáneamente le empujé contra la pared más cercana del pasillo, le empotré y tras mirarle sonriendo me acerqué para besarle.
-O llamas o te torturo -le murmuré.
-Venga... torturame... -respondió lascivo.
Deslicé mi mano sobre su cuerpo, la cintura y la metí desabrochando el botón de su pantalón por dentro de este. La introduje en su ropa interior mientras él me miraba tapado por su pelo negro, comenzó a respirar algo más agitadamente.
Comencé a acariciarle y apretarle su miembro mientras él ahogaba sus gemidos. Su miembro estaba erecto, saqué la lengua y me despegué de él para subir corriendo las escaleras hasta la planta de arriba.
-¡Enano! -gritó él cuando le dejé contra la pared.
Sonreí para mis adentros mientras buscaba el cuarto de Gerard y me metía dentro, cerré la puerta y me puse de espaldas a ella. En cuanto noté que Gerard giraba la manivela empuje para que no abriera, me encantaban estos jueguecitos.
-Vamos, Frankie, abre la puerta... -canturreó Gerard-.No te voy a hacer nada.
-¡No me violeeeees! -le grité, luego comencé a reírme yo solo, Gerard se rió también al otro lado de la puerta-.Oye, Gerard, dime que no hay nadie en tu casa... -le susurré pegándome a la puerta para que me oyera mejor.
-No, no, tranquilo... -rió-.Estamos tú, yo, y los condones.
-No me seas cabrón -le contesté sin dejar de reír.
-Venga, ábreme, tengo aquí algo que calmar -siguió canturreando.
-Tócatela tú -contesté-.Ya te he dicho que te iba a torturar.
-Ya verás, enano, cuando te coja...
-¡Nunca! -contesté riendo.
Hubo un silencio, ya no replicó, tan solo escuchaba mi respiración algo nerviosa. Me tranquilicé, y de pronto la puerta se abrió fuertemente, Gerard entró sonriendo y velozmente me atrapó y me rodeó con sus brazos para que no escapara.
-No, quita, déjame -le decía intentando soltarme de sus brazos.
-¡Te he atrapado! -sonrió él, dulcemente -.Ahora eres mío.
Me escurrí de entre sus brazos, era el lado bueno de ser algo bajito. Quise correr pero entonces él me empujó contra su escritorio, tirando la mayor parte de bolígrafos, lápices y demás que había sobre este al suelo. Me encerró entre él y el mueble y se abalanzó para besarme, yo le correspondí agarrándole de la cintura. Dejándome.
-Ah... -se quejó poniendo cara de dolor.
-¿Qué pasa? -pregunté confuso. Se subió la camiseta y dejó a la vista la venda que me había mostrado el día anterior -.Oh... vaya.
Terminó de quitarse la camiseta.
-No te preocupes, no me va a impedir violarte -fingí cara de disgusto. Sonrió y me giró de espaldas a él echándome sobre el escritorio.
Pasó sus brazos por el interior de mi camiseta, rozándome la espalda y bajó por delante hasta los botones de mi pantalón y los desabrochó, mientras, me besaba por el cuello, lamiéndome. Seguidamente comenzó a bajarme los pantalones. Metí mis manos por el interior de mi ropa interior y comencé a tocármela mientras Gerard se entretenía quitándose su ropa.
Entonces noté sus dedos introduciéndose en mí y gemí. Era inevitable. Comenzó a moverlos y después noté su pene entrando, mi cara mostraba el placer y el dolor que sentía en ese momento. Gerard la introdujo y me agarré contra el escritorio, mientras él seguía con el movimiento de pelvis, comenzó a masturbarme con una de sus manos. Mi miembro estaba firme. Comencé a gemir más fuertemente, y me excitaba el doble escuchar a Gerard soltar gritos ahogados y gemidos.
Me golpeaba por el ritmo de Gerard contra el escritorio, pero no me molestaba. Él seguía acompasando su mano, arriba y abajo por mi pene. Al final, me corrí en su mano y me dejé caer rendido sobre el mueble, mientras él seguía agarrándome por la cintura.
Yo gritaba, los vecinos nos oirían seguro.
Finalmente, él también llegó y lo noté en mí, sacó su miembro. Intenté relajarme mientras él se arreglaba un poco y se subía los pantalones con rapideza. Me abroché el pantalón y me giré a él, se acercó a mi y me besó.
-¿Dijiste que ibas a torturarme? -preguntó sonriéndome con malicia.
-Me has violado... -murmuré sonriendo e intentando bajar el ritmo de mi respiración. Intentó acercase de nuevo a mí y le empujé. Gerard aprovechó para coger la camiseta del suelo y terminar de vestirse.
-Vamos a calmarnos -rió-.Mi hermano no tardará en llegar y no quiero que sospeche que aquí haya pasado nada -abrió la puerta de la habitación y me sonrió.
-Bueno, tus vecinos sí que se habrán enterado de todo.
-La próxima vez intenta no gritar tanto, Frank -me sonrió.
-La próxima vez contrólate y no me empotres contra el escritorio -me sonrió sacando la lengua-.Ah, y ahora que te has salido con la tuya, coge el móvil y llama a quien tengas que llamar.
-De acuerdo, de acuerdo, tranquilito -me contestó dejándome satisfecho.
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Vale, repito: No se me de da del todo bien escribir este tipo de escenas D:
Pero espero que os haya gustado el capítulo aunque sea un poco! Jajaja
Gracias a todos los que seguís leyéndolo, y gracias a los que comentáis. ^^

viernes, 21 de octubre de 2011

Capítulo 28.

Pase el resto del día en mi casa, pasando el tiempo y pensando que podría estar pasando con Gerard y Bert. Tan solo esperaba que el capullo no le hiciera nada malo a mi novio. Porque entonces sería peor que lo que me había pasado a mí.
El móvil me sonó y contesté, aunque era un número que no conocía.
-¿Quién? -pregunté.
-Hola Frank, soy Mikey. Gerard me dijo que no te preocupara, pero quizás deberías saberlo, para que no te preguntes donde esta ni nada así.
-¿Eh? ¿Qué pasa, Mikey? -pregunté intrigado y empezando a preocuparme. Empecé a montarme mil historias de porque Mikey me había llamado después de que Gerard fuera a hablar con Bert.
-No, nada, tranquilo. Tan solo esta en el hospital, pero nada grave... Quizás deberías ir y que te contara, ¿no crees? -dijo, más tranquilamente.
-Claro, claro. Voy en seguida... Me has preocupado.
-No era mi intención... tan solo había pensado que deberías hablar con él, sé lo que ha pasado con Bert.
-De acuerdo, voy en seguida.
Colgué, y pensé. El hospital no me quedaba nada cerca de mi casa y yo no tenía vehículo. Bajé y le pedí a mi madre si podía llevarme al hospital, ella aceptó cuando le resumí un poco lo que había ocurrido, es decir, prácticamente no pude decirle nada, ya que yo tampoco estaba al corriente.
Después de unos diez minutos por culpa del tráfico mi madre me dejó en la puerta del hospital y no le di tiempo ni a hablar. Abrí la puerta y salí corriendo hacia el edificio.
-¿Qué necesita? -me preguntó la recepcionista al acercarme al blanco mostrador.
-Pregunto por el paciente... Gerard Way... -le contesté.
-Ah, claro... eh... Primera planta, habitación 204.
-Gracias -caminé deprisa por las escaleras y por el largo y blanco pasillo, lleno de pacientes y médicos. Al final encontré el cuarto de Gerard, que permanecía entre abierto. Abrí del todo entré cuidadosamente.
-¿Gerard? -pregunté, él se dio la vuelta y terminó de ponerse la camiseta.
-¿Qué haces aquí? -preguntó. Como si fuera la cosa más rara del mundo.
-No, primero dime que haces tú aquí -le respondí. Él caminó hacia mí.
-Vamonos, te lo contaré por el camino -dijo colocando un brazo al rededor de mi cuello, caminamos hacia la puerta y salimos de la habitación.
-Hola Frank. Me alegro de verte -me dijo Mikey levantándose de uno de los sillones que habían por el pasillo para la gente que tiene que esperar. Le devolví el saludo.
Caminamos los tres hacia fuera del hospital, Mikey entró en el coche y Gerard se sentó en la parte de atrás conmigo.
-Venga, dime que ha pasado, joder Gerard -le pedí.
Mikey arrancó el coche.
-Fui a hablar con Bert a su casa, le conté lo que sabía y le pregunté porque mierdas tenía que estar molestándote. Ya sabes como suele contestar él, se rió en mi cara y demás... Empezó a decir burradas que será mejor que me las calle. Y bueno, al final se me fue de las manos y le golpeé. Después de varios gritos y demás, me devolvió el golpe. Terminamos a ostias, cogió un cuchillo y nada... Me han tenido que dar puntos, en el labio y en el costado, pero como ves, nada demasiado grave -Gerard se subió la camiseta y me mostró una gran venda que rodeaba su cuerpo. Me eché las manos a la cabeza.
-Te lo dije Gee... no tendrías que haber ido... ¿Y qué pasó con Bert?
-Bueno, nada. Después de sacar el cuchillo y hacerme un corte, se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Él mismo llamó a Mikey para que viniera a por mí -rió Gerard pensativo.
-¿Vas a denunciarle o algo? Deberías... te podría haber matado, joder, Gerard... De verdad, nunca más, da igual si vuelve a tocarme, no te enfrentes a él -le supliqué.
-Tranquilo, ¿vale? No creo que vuelva a decirnos nada más. Y bueno, da lo mismo denunciarle, la verdad. Nada va a cambiar, es solo un pobre drogadicto y psicópata... Hoy ya se ha metido un lío, como para que otro día intente hacernos algo...
-Ya, pero aún así...
-Shh, no importa, ¿vale? -se acercó a mi y me besó. Cerré los ojos y me dejé llevar, me cogió de la mano.
Mikey nos miraba por el retrovisor y sonreía.
-Ah, ¿y tú como sabes que me encontrarías aquí? -me preguntó entonces Gerard.
-Bueno... -reí-.Mikey me llamó.
-¿Mikey? -preguntó Gerard extrañado.
-Sí... yo le avisé... Pensé que debería saberlo... -añadió su hermano.
-Mikey... si yo no conté nada, tendrías que haberte controlado... -contestó Gerard.
-Vale, no importa -les dije-. La cuestión es que todo esta bien. ¿Sí?
Callaron los dos y Gerard me sonrió, con una de esas preciosas sonrisas suyas.
Mikey aparcó delante de mi casa y abrí la puerta para salir del coche. De pronto Gerard me agarró del brazo y me dejó caer sobre el sillón, se acercó a mis labios y me besó apasionadamente, olvidando que su hermano estaba delante. Él tampoco dijo nada.
-Ya nos vemos, ¿de acuerdo? -me dijo Gerard sonriente. Se le veía un poco dolorido por los golpes.
-Claro.
-Y a a ver si mañana consigo noticias sobre donde actuaremos -me guiñó un ojo y tras ruborizarme cerré la puerta del coche.
Caminé hasta la puerta de mi casa y escuché el motor del coche encenderse y marcharse. Entré en el rellano, la casa me resultaba extraña, no sé porqué. Quizás por todo lo que había pasado.
Pasé por la cocina y mi madre dejó de cocinar.
-Cuéntame, ¿qué ha ocurrido?
Le conté a mi madre todo lo que había pasado, bueno, quizás casi todo. No le conté todo lo que me había pasado a mí con Bert. Mi madre solía preocuparse mucho.
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Bueno, ya suelo tardar más en escribir... Tengo pensado el final, pero no tengo pensado que ir poniendo ahora D:
Así que lo siento si el fic va bajando de... ¿calidad? >.< Jajaja
De todos modos, muchas gracias a los que lo seguís leyendo! ^^

viernes, 7 de octubre de 2011

Capítulo 27.

Llegué a mi casa y subí a mi cuarto. Echaba muchísimo de menos a Gerard, demasiado. Cogí el móvil y seleccioné su número, por una parte no quería molestarle, pero por otra le necesitaba a mi lado en esos momentos, abrazándome y susurrándome. Me sentía sucio y mal.
Al final marqué su número.
-¿Quién...? -respondió una voz cansada desde el otro lado.
-¿Gerard? Gerard... -me temblaba la voz.
-¿Frank? ¿Pasa algo? -preguntó.
-Por favor... -sollocé-.Por favor... tienes que venir -decía yo, con la voz entre cortada, susurrando.
-¿Qué ha pasado?
-Gerard... por favor...
-¡Frank! ¡Joder, ¿qué mierda ha pasado?! -ya se le notaba más desvelado y preocupado, algo que tampoco yo quería conseguir.
-No puedo contártelo ahora...
-Iré hacia allí, espérame.
-Te quiero -Gerard colgó y solté unas lágrimas mientras esperaba, sentado sobre la cama con las luces apagadas. Había pasado demasiado miedo de ese degenerado, pensaba que me iba a matar o que sé yo.
Le di muchas vueltas al tema, solía darle vueltas a todo. Me levanté y aproveché para ir al baño, lavarme los dientes, quitarme la suciedad, lavarme la cara y curarme el labio, que ahora llevaba algo menos hinchado. Abrí el armario del baño y rebusqué entre las pastillas de mi madre, buscando algo que me hiciera encontrarme algo mejor. Quizás... "Antidepresivos", eché un vistazo, lo más parecido que encontré fue Doxepina. Se debía de tomar varias veces al día, pero pensé que con una en este momento me ayudaría un poco a liberarme y sentirme algo mejor.
Tomé una.
Al poco tiempo Gerard tocó a la puerta y bajé para abrir, nada más entrar me abrazó fuertemente, le veía triste y preocupado, no pude evitar llorar. Él era más fuerte que yo.
-Vamos, dime que ha pasado -preguntó cuando estuvimos en mi cuarto, no encendí la luz, tan solo abrí la ventana.
-Gerard... me siento tan mal... -sollozaba.
-Tienes el labio hinchado... Cuéntame que ha pasado. Vamos. ¿Te han pegado? -insistía él.
-Bert, él... Caminaba por la calle y le encontré, se dirigió a mi, yo le odio. Contesté mal, le pegué...
-¿Cómo? ¿Le pegaste?
-Y no le gustó esa reacción... -temblaba, cada palabra que decía me obligaba a recordar el suceso, en esa sucia calle y pensando que de un momento a otro iba a matarme o torturarme.
-Continua. ¿Que mierda pasó?
-Me metió en un callejón y... Joder... -no me salía la voz-. Dios, me obligó a... marmarsela....
-¡¿Lo hiciste?! -preguntó, sobresaltado.
-¡Me amenazó! Gerard, Dios, estaba muy asustado, pensaba que me iba a matar, me pegó...
-Hijo de puta, voy a ir a cargármelo... maldito psicópata. ¿Estás bien? ¿Te has curado el golpe?
-Sí... bueno, algo me duele, pero me encuentro un poco mejor... tomé antidepresivos... Quizás me ayuden...  -Gerard se sentó a mi lado y pasó su brazo alrededor de mi cuello y me acercó a él, me besó en la mejilla con dulzura.
-Tranquilo, ese capullo no volverá a molestarte... -me consoló.
-No lo sé... Al parecer va a por mí... Y tú...Gerard... ¿Llegaste a tener relaciones con él? -le pregunté entonces, recordando aquel tema, mientras apoyaba mi cabeza sobre su hombro.
-Bueno, no del todo, más o menos, pero no quiero hablar de eso, eso no cuenta ya, no quiero recordarlo. Ya no quiero tener nada que ver con él -me dijo seriamente. No me había resuelto casi ni ninguna duda, pero tenía razón, más nos valía olvidar al gilipollas ese.
Gerard me echó sobre la cama poco a poco, mientras él se levantaba.
-Será mejor que duermas, Frankie. Olvida lo que ha pasado, hablaré con él. Le voy a dejar las cosas claras.
 Apoyé la cabeza en la almohada y cerré los ojos, ahora me sentía muchísimo mejor. Gerard estaba conmigo y ya no tenía que preocuparme de nada.

Desperté al día siguiente con Gerard a mi lado, durmiendo. No pude evitar sonreír. Fui al baño y me cambié de ropa. Bajé a la cocina, olía fuertemente a café, mi madre me miró tras darle un bocado a su tostada y apoyar el periódico sobre la mesa.
-Buenos días -saludó, contesté con una sonrisa. Me dirigí a la encimera y preparé dos tazas de café, para mí y mi acompañante. Mi madre siguió leyendo hasta que se fijó mientra iba hacia las escaleras.
-¿A dónde vas con dos tazas? -preguntó intrigada.
-Bueno... Eh, supongo que... Gerard querrá tomar algo también -mi madre sonrió.
-Claro, claro. ¿Lo pasaste bien ayer? -preguntó.
-Uh... No -subí las escaleras corriendo antes de que mi madre respondiera, dejé las tazas sobre la mesa de noche y me abalancé sobre Gerard como un niño pequeño el día de Navidad, él seguía durmiendo. Me senté sobre él.
-Gerard... despierta.
Suspiró sin abrir los ojos. Le intenté quitar las sábanas mientras él las agarraba para seguir tapado, le puse boca arriba y me senté sobre él, comencé a besarle, por el cuello, subiendo, pasando por sus labios y manteniendome ahí, besos dulces y suaves. Noté sus brazos entonces alrededor de mi cintura y me correspondió el beso.
-Vale, ya veo que estás despierto -le dije entonces apartándome.
-No lo estoy...
-Sí lo estás -reí ya en pie.
-Vamos, príncipe Frankie, despierta al... Al Gerard durmiente -murmuró él. No pude evitar reír.
-¿Con un beso de amor verdadero? -le seguí el rollo.
-O con un... polvo de amor verdadero -rió él.
-Nah, ahora no -le contesté -.Vamos, levanta...
-Tienes razón, tengo cosas que hacer hoy -se levantó de la cama y caminó hacia al baño.
-Se va a enfriar el café -le dije sonriendo.
Agarró la taza y dio un largo sorbo, seguidamente entró al baño y yo esperé tomando mi café.
-¿Vas a venir conmigo? -me preguntó al salir.
-¿A dónde vas? -pregunté curioso.
-No lo he olvidado. Voy a hablar con Bert.
-¿Qué? No. No. Gerard, no te metas... Vas a terminar mal.
-¿Crees que voy a dejarlo estar? Ni lo pienses -me dijo, más serio. Borrando su sonrisa.
-Pero... da igual, dijiste ayer que nada de eso importaba.
-Claro que importa, joder, Frank. Te amenazó y encima... encima te obligó a... mira, no quiero ni imaginármelo, no quiero ver esa imagen en mi maldita cabeza -se acercó a mí y me abrazó, acercandome a él, calidamente -.De verdad, Frankie, no me gusta que hayas tenido que pasar por eso, y encima por mi culpa. No. Odio esta sensación.
No contesté. Cerré los ojos para poder sentir más su abrazo y sus brazos alrededor de mi cuerpo, protegiéndome.
 -¿Vendrás? -volvió a preguntar.
-No... No quiero verle.
-De acuerdo -me soltó.
Bajamos hacia la entrada de mi casa, mi madre nos vio.
-Hola, Gerard -saludó, mi novio le devolvió el saludo mostrando una sonrisa amable.
-Bueno, Frank. Nos vemos -se acercó a mi y me besó suavemente.
-Llámame, ¿sí?
-Sí -abrió la puerta y salió de mi casa.
miré a mi madre que permanecía detrás de mí y subí las escaleras hacia mi cuarto. Ahora tan solo quedaba esperar que sucedía con Gerard y Bert...

sábado, 1 de octubre de 2011

Capítulo 26.

Entré a mi casa con una sonrisa en la cara y cerré detrás de mí. Intenté que el suelo no crujiera y me dirigí hacia las escaleras para subir a mi cuarto.
Había una nota pegada a mi puerta "Volveré más tarde. Pásalo bien con tu novio -Mamá" Mira por donde, podría haberle dicho a Gerard que se quedar a dormir a casa, saqué el móvil del bolsillo y miré la hora. No, ya no podía llamarle, él ya estaba casi llegando a su casa.
Tampoco tenía ganas de dormir, así que encendí el reproductor y puse mi disco favorito de The Misfits. Apagué la luz de la habitación y abrí la ventana para que entrara aire y algo de luz de la calle. Ahora si que me sentía descansado, genial, perfecto... Estaba en el cielo.
Llevaba un rato tumbado sobre la cama, mirando al techo sonriendo, prácticamente me dolía ya la boca de estar así, pero es que no tenía ni un solo motivo para estar serio, había reconstruido todos estos últimos días con Gerard para volverlos a saborear, cada beso suyo, cada roce, suspiro, mirada, palabra...  Entonces me di cuenta de que me estaba entrando hambre, me asomé por la ventana y observé la calle, no había ni un alma. Era domingo, los domingos por la noche ya no solía haber mucha gente por Nueva Jersey, y la verdad, es que Nueva Jersey por la noche y vacío daba bastante miedo.
Tenía ganas de ir a comprarme algo de comida en el restaurante de comida rápida que había dos calles más abajo de mi casa así que cogí algo de dinero, me puse una sudadera negra con capucha y salí de mi casa. Miré la hora, la una menos cuarto de la noche, y por raro que pareciera no tenía absolutamente nada de sueño. Caminé por la silenciosa calle y me puse los auriculares para seguir escuchando música, mientras caminaba de pronto me encontré con una persona. La peor persona que me podría haber encontrado, que maldita casualidad, claro también, Nueva Jersey no era muy grande, y me imagino que esta era la hora para que salieran los "zombis" como él a vagabundear. Aún así, no me apetecía nada cruzarme con él. Me puse la capucha y miré hacia el suelo, ya era tarde para cambiar de acera.
-Ostia, un enano -rió entonces el indeseable cuando se puso a mi altura.
Le ignoré y seguir caminando, le puse cara de asco.
-¿A dónde vas? -me preguntó.
-No te importa.
-Joder, Frank, yo no te he hablado mal -rió entonces, agarrándome del hombro.
-Pero me has hablado, no quiero me hables. Sabes que te odio -le contesté, mirándole y apartando su mano de mí.
-Me he enterado de que a ti y a Gerard os va bien de nuevo, eh -continuó hablando.
-Sí, y tú no estás en la vida de ninguno de los dos, me alegro mucho.
-Bueno, soy amigo de Gerard, ¿lo sabes no? Y -rió-, folla amigo.
Me entró tan rabia que le di un puñetazo en la cara. Acto seguido él se volvió a mi, en ese instante tuve muchisimo miedo. Bert borracho podía llegar a dar mucho miedo.
Me empujó contra la pared y me agarró de la barbilla.
-¿Quieres pasarlo mal? ¿Quién eres tú para darme un puñetazo, mañaco? -me amenazó.
-Tú... tú te has... metido en mi vida -tartamudeé, mirando hacia los lados, buscando a alguien.
-No tendrías que haber hecho esto, creo que la vas a pagar...  -sonrió como un maniático. Por la cabeza se me paso lo peor de lo peor. Bert hablaba como si no pensara lo que estaba diciendo.
Entonces me agarró del cuello y del brazo y me guió hacia un callejón cercano entre dos edificios no muy altos. Había más oscuridad que afuera, más basura y peor olor. Yo le miraba asustado, muy asustado. Creo que jamás en mi vida lo había pasado tan mal como en ese momento.
-Mira, te odio, pero no puedo negar que eres un crío muy sexy -sonrió lascivamente Bert.
-Por favor, déjame... Mañana te vas a arrepentir de esto.
-¿Porqué? Yo creo que no. Hay que vivir la vida, hacer lo que quieras, lo que te de la puta gana -empezó a subir el tono de sus palabras. Yo estaba apunto de soltar las lágrimas que estaba guardando. Solo se me pasaba por la cabeza Gerard, Gerard en su casa, pensando en mí quizás. Pensando que yo estaría durmiendo tranquilamente en mi casa y no apunto de ser matado por uno de sus amigos.
Bert seguía sonriéndome.
-Frank -decía-, Frank -Yo seguía ignorandole, en mis pensamientos -.¡Frank, coño! ¡Mirame, me cago en la ostia! -me giré hacia él, tenía sus brazos apoyados en el muro y yo atrapado entre ellos, se acercó a mis labios y comenzó a lamerlos, y Dios, yo no podía hacer nada. Empezó a rozarme el cuerpo con sus malditas manos, agarró la cremallera de mi sudadera y la bajó lentamente. Entonces sin dejar de besarme, de meterme su asquerosa lengua en mi boca, comenzó a quitarme la chaqueta y la dejó caer sobre el sucio suelo.
-¿Vas a hacerlo? -pregunté, cuando apartó sus labios de mí.
Me miró y sonrió libidinoso. Agarró su bragueta y se la bajó, seguidamente resbaló sus pantalones y puso una mano sobre su miembro bajo sus boxers y comenzó a tocárselo.
-Chupamela -ordenó entonces.
-¿Qué? -estaba aterrorizado.
-¡Hazlo, ostia!
-No quiero, no quiero hacerlo.
-Se lo haces a Gerard, chúpame la maldita polla a mí.
Negué con la cabeza, frunciendo los labios.
De pronto noté un gran golpe, Bert me había propinado un puñetazo en el labio y acto seguida había comenzado a sangrar y a arderme.
-Joder... -murmuré.
-¿Lo vas a hacer? -volvió a insistir -Puedo hacerte más daño, mucho más daño -No sabía hasta cuanto podían llegar las amenazas de Bert, así que comencé a agacharme hasta quedar de rodillas. Apoyó una mano sobre mi cabeza y comenzó a acariciarme. Con la otra, a duras penas se bajó los boxers y pude ver de muy cerca su pene erecto enfrente de mí.
-Por favor... no quiero hacerlo... -volví a suplicar.
-Me cago en la ostia Frank -me agarró del pelo con fuerza y subió mi cabeza, solté un gemido -.Hazlo de una puta vez si no quieres terminar muerto en un jodido contenedor de basura.
Acerqué mi boca, apunto de vomitar, apunto de preferir que me mata a hacer esto, Gerard era lo único que me daba fuerzas.
Tenía la boca seca y me metí su miembro poco a poco, Bert soltaba pequeños gemidos y decía mi nombre. Yo movía la cabeza mientras su mano seguía apoyada sobre mi nuca.
-Oh, sí, puto enano. ¿Esto es lo que te gusta hacerle a Gerard?
Bert seguía acompasando su brazo con mi cabeza, de delante a atrás, introduciéndome su dura y palpitante polla en mi boca. Estuve así durante un tiempo, mientras Bert seguía respirando con rapideza y yo apunto de tener arcadas y vomitar mientras me seguía saliendo sangre de mi labio inferior, en mi vida había pasado tanto asco y ganas de morirme como en ese momento.
Al final Bert llegó al clímax y se corrió en mi boca, instantáneamente saqué su miembro y escupí al suelo, Bert me agarró del pelo e hizo que me pusiera de pie. Me empujó contra la pared y me agarró con sus dedos mi barbilla.
-Buen chico, Frankie -murmuró lascivo -.Piensa que podría haber sido peor.
Se subió de nuevo sus pantalones y se abrochó, me echó una última asquerosa mirada y salió del callejón dejándome solo contra el muro.
Comencé a llorar como nunca lo había hecho, me dejé caer al suelo apoyándome contra el muro. Llorando y escupiendo la saliva que me quedaba en la boca junto con la sangre, sollocé. Cogí mi chaqueta del suelo y me la puse, me abroché lo máximo la cremallera y me puse la capucha. Me levanté como pude, no tenía fuerzas para nada, quería que Gerard estuviera conmigo, ojala hubiera estado conmigo y me hubiera defendido. Y ahora estuviera abrazándome y besándome, susurrándome "te quiero".
A solas en la calle caminé de nuevo hacia mi casa, cabizbajo. Llorando y sangrando, me sentía sucio.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Capítulo 25.

Al día siguiente me levanté con resaca, Gerard estaba a mi lado despierto leyendo un libro. La luz del día me cegó y tuve que volverme a tapar con las sabanas.
-Vamos, Frankie, levántate ya, que poco aguante -rió él a mi lado.
-Cállate -sonreí. Me recosté y me dio un beso tierno de buenos días. Me levanté y fui al baño a arreglarme y vestirme. Al salir Gerard seguía con el libro en las manos tumbado sobre la cama.
-¿Que lees? -le pregunté acercándome.
-"El guardián entre el centeno"
-Me encanta ese libro, ¿lo cogiste de la estantería? -le pregunté señalando un mueble de mi cuarto, él afirmó con la cabeza y cerró el libro. Se levantó y me acompañó hasta la cocina para desayunar algo, aunque más bien era hora de comer. Nos hicimos un café para cada uno y unas tostadas y nos sentamos.
-¿Qué te apetece hacer? -le pregunté entonces, tras darle un sorbo a mi taza.
-Um... podríamos pasar el día juntos, eh -contestó él sonriendo.Terminé el sorbo de café y  me acerqué,  me senté sobre él, le miré y sonriendo se acercó a mis labios para besarme. Le correspondí y le abracé para hacer el beso más profundo.
-Vale, enano, vayámonos.
Me levanté y caminé hacia la puerta, con Gerard detrás, entonces me agarró del brazo haciéndome girar y volvió a lanzarse sobre mí apasionadamente. Le agarré por la cintura y le pegué más a mí, mientras él me agarraba del pelo.
De pronto oí la cerradura de la puerta. Pero Gerard no me soltó, aunque yo me echara un poco hacia atrás, sabía quien era, solo podía ser una persona. La puerta se abrió y...
-¿Frank? -preguntó la voz.
-Mama... -respondí sin que Gerard me soltara, intentando girarme para verla. Gerard se percató al fin de la situación y rompió la pasión para soltarme y dejarse tapar por su largo pelo.
-¿Que estaba... pasando? -preguntó sin entender prácticamente nada.
-Pues... me imagino que lo que has visto... -contesté. ¿Que le iba a decir? ¡No es lo que parece! Era lo que parecía... y era difícil ocultarlo ya.
-Ah...
Gerard y yo nos miramos. Tímidos y sin saber que decir o que hacer. Joder, mi madre me había pillado besándome con un chico sin ton ni son, si a lo mejor le hubiera comentado algo...
-Bueno... Gerard y yo nos vamos -agarré lo más rápido que pude a mi novio de la mano y salí corriendo de la casa. Gerard se estaba partiendo de risa cuando llegamos al parque más cercano.
-Luego hablaré con ella... -le comenté sentándome en el banco.
-Ya, ya -rió él-. Explícaselo bien. Explícale hasta cuando hemos tenido sexo.
-Si quieres nos grabamos y se lo enseño -le contesté-.No te jode...
Gerard volvió a reír y pasó su brazo por mi hombro tras sentarse en el banco.
-Pues no es mala idea eh, tenemos que hacerlo... -sonrió él.
-No, déjalo... no es mi rollo -le contesté riendo. Gerard hizo un puchero y le besé.
Pasamos el resto de la tarde en el parque, hablando de nuestras cosas, de las distintas relaciones que habíamos tenido. Yo pensaba que Gerard había tenido más novios, pero al parecer no. Me contó que desde los dieciséis años se dio cuenta de que era bisexual pero que realmente nunca había tenido una pareja estable con un chico. Yo le dije que gracias a él me había descubierto mi sexualidad, él rió.
Seguimos riendo cuando me recordó el percance en mi ducha.
-Es que aquello fue... estabas muy nervioso -me dijo.
-Y tú es que no tienes vergüenza para nada -sonreí.
-Bueno, pero gracias a mí mira donde estamos, eh.
Y la verdad es que tenía razón. Gracias a él estábamos donde estábamos. Cuando se hizo más tarde, me acompaño a mi casa, serían sobre las doce o así. Esperaba no encontrar a mi madre despierta para que no me bombardeara a preguntas.
-Bueno, Frankie, nos vemos. A ver si mañana consigo contactar con alguien para que nos de un sitio donde actuar y hagamos nuestro primer directo.
-Oh, sí, sería perfecto.
-No más que tú -murmuró acercándose a mí.
-¿Me vas a dar mi beso de despedida? Como en las películas... te negué uno -reí. Gerard se quedó pensativo, lo más posible es que no se acordase de ese momento por su borrachera de ese día...
De todos modos se acercó a mí y me besó, mordiéndome primero el labio inferior. No llegó a ser un beso con lengua, tan solo dulce y romántico.
-Te quiero -me dijo mientras abría la puerta.
-No más que yo -contesté tras mirarle por última vez y entrar en mi casa.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 24.

El viernes, como había dicho, fuimos a grabar al estudio de grabación. Yo estaba totalmente emocionado, a Gerard se le veía más tranquilo, pero yo creo que tan solo lo fingía. Ray y yo no parábamos de comentar cosas y reír.
Ray y yo grabamos nuestra parte de guitarra junto con Mikey, Matt grabó la batería y después Gerard cantó y grabamos la voz, yo ayudé con los coros. Me gustaba eso de gritar como un loco en las canciones. Gee y yo nos mirábamos y sonreíamos. Es que todo era perfecto.
Nuestra discográfica pondría a la venta los discos pronto, yo no confiaba en que tendríamos muchos seguidores, pero siempre hay que empezar por abajo, además, yo tenia fe en My Chemical Romance.
Mikey había elegido el nombre del grupo, a través de un libro que yo mismo había leído, "Éxtasis, tres relatos de un amor químico". No era un mal libro, que va, lo contrarío, pero tenía momentos muy raros y algo pornograficos. No estaba mal.
Salimos de allí la mar de contentos, riendo más de como habíamos entrado. Ray nos dijo que nos invitaba a todos a un restaurante a cenar, aceptamos encantados.
El restaurante era algo cutre, normal, Ray tampoco se podía permitir tanto, nosotros tampoco. Pero cuando My Chemical empezara a vender todo empezaría a ser más perfecto de lo que era ahora.
Entramos al restaurante, no había mucha gente, era las once de la noche más o menos. Nos sentamos en una mesa que la rodeaba por una parte un sillón pegado a la pared y por el otro lado unas dos sillas. Me senté en el sillón entre los dos Way. Matt y Ray en las sillas de enfrente.
Pedimos hamburguesas para todos, aunque la carne no me sentaba demasiado bien, tendría que ser vegetariano... Aún así estaban bastante buenas. Estuvimos riendo y hablando, de vez en cuando notaba la mano de Gerard sobre mi pierna o metiendola por dentro del pantalón y agarrandome el miembro, yo empecé a hacer algunos gestos... raros, o a soltar pequeñas risitas, entonces fue cuando el grupo se dio cuenta de lo que estaba pasando entre nosotros. Mikey ya lo sabía, pero Ray y Matt nos miraron como si no se creyeran nada.
-Pero... a ver, ¿sois folla amigos o pareja? -nos preguntó Matt. Yo me sentía con Gerard como si fuéramos una pareja de casados, nos mirábamos y nos sonreíamos.
-Somos... pareja -conteste-. Lo siento por no habéroslo contado antes, pero... pasamos un bache y tal.
-¿Pero es que desde cuando estáis así? -preguntó Ray.
-No sé, unas semanas -contestó riendo Gerard- ¿Queréis algo de postre?
-No, no, tenemos cosas que celebrar -dijo Matt levantándose -.Hemos grabado nuestro primer disco y... ¡Tenemos una pareja en el grupo!
-¡Callate! -le ordenó Gerard riendo. Los demás también rieron y nos levantamos de la mesa, pagamos la cuenta y salimos del restaurante.
-Conozco un pub... que os va a encantar, ponen hasta música buena -nos dijo Ray pasando el brazo por el hombro de Gerard y el mío.
Reímos y caminamos hasta el pub que había comentado Ray, no estaba demasiado lejos. Entramos, la música no era mala del todo, era una mezcla de música alternativa con algún sonido por ordenador. Estaba bastante oscuro y había gente. Nada más llegar empezamos a pedir bebidas.
-¡Tenemos que celebrarlo! -gritó Matt levantando su vaso.
Estuvimos bebiendo hasta muy tarde, bailando, hablando, riendo. Sobre las cuatro de la madrugada salimos del pub a trompicones, aún riendo, aunque a mi me dolía bastante la cabeza.
-Frank... eres muy joven para todo esto -rió Ray haciéndome una burla.
Me senté sobre un banco y sonreí. No estaba acostumbrado a beber tanto como lo había hecho hoy, a tanta fiesta y tantas experiencias de golpe.
-Gerard debería de acompañarte a tu casa -comentó Matt -.Lo haría yo... pero... no me interesa pasar la noche contigo, ya me entiendes.
-Que gracioso eres, Matt. Deberías de ser cómico o algo por el estilo -le contestó Gerard dándole un codazo. Luego se acercó a mí.
-¿Te encuentras bien? ¿Te acompaño a casa, Frankie? -me preguntó, con una voz más tranquila. Afirmé con la cabeza.
-Bueno, chicos -dijo entonces Mikey -. Si Gerard se va con Frank, yo también me iré hacia mi casa. Es bastante tarde.
Ray y Matt se miraron y afirmaron la cabeza. Era hora de irse a dormir.
-De acuerdo, nos vemos para el próximo ensayo, y Gerard, a ver si nos encuentras algún sitio donde podamos hacer un concierto pronto -le dijo Matt.
-Bueno, eso ya lo hablaremos. Hasta pronto -se despidió Gerard levantadome del banco. Cada uno se fue por su lado, Ray acompañaría a Mikey a su casa ya que le venía de paso.
Gerard caminaba conmigo hacia mi casa. Una vez allí Gerard me sacó las llaves del bolsillo y abrió la puerta sin hacer ruido, subimos hasta la habitación y me senté sobre la cama.
-Matame -le dije sonriendo.
-Y eso que aún no tienes resaca.
-Vale, mañana me matas -me dejé caer sobre la cama. Gerard apagó la luz y se acercó a mí, me besó y se dejó caer a mi lado.

martes, 30 de agosto de 2011

Capítulo 23.

-Me gustaría recuperar todo el tiempo perdido -sonrió Gerard pegándome más hacia él.
-Creo que sé a que te refieres... -reí. La verdad es que todo este tiempo sin Gerard había hecho que ahora tuviera más ganas que nunca de besarle, abrazarle, hacerle mío. Lo necesitaba más que nunca. Pero por otra parte me daban ganas de darme media vuelta y marcharme, decirle "¡Que te jodan! No sabes lo mal que lo he pasado" pero no, yo no era así.
-Estaremos mejor en mi habitación -dijo él agarrándome de la mano y subiendo rápidamente por las escaleras, cuando llegamos a la primera planta caminó más despacio, ni siquiera encendió la luz. No queríamos despertar a nadie.
Subimos a trompicones a su cuarto, besándonos, cerré la puerta detrás de nosotros. Gerard me soltó para encender la pequeña lampara que había sobre la mesa de noche y volvió a acercarse a mí.
-Esta noche sí... -murmuré.
-Sí, esta noche sí, Frankie... Te deseo tanto...
-No más que yo -y volví a juntar sus labios junto con los míos, después me besó la nariz, tanto como me gustaba a mí. Me empujó sobre la cama y subió encima de mí. Seguimos besándonos, me gustaba sentir su lengua en mi boca, intercambiando saliva. Todo lo que me hiciera mi Gee me gustaba.
Gerard empezó a quitarme los zapatos y seguidamente me desabrochó el cinturón. Yo tan solo le dejaba, había estado mucho tiempo esperando este momento, mi miembro ya estaba despierto y más que nunca estaba deseando salir.
Gerard empezó a bajarme los pantalones, empezando lentamente hasta terminar de un tirón, después se echó sobre mí de nuevo y fui yo el que le desabrochó los pantalones, Gerard sonreía, se apartó el pelo de la cara y se sentó en mis rodillas para terminar de quitarse los zapatos y el pantalón él solo. Luego volvió a echarse sobre mí, notaba su erección contra la mía.
-Venga, Gerard -le suplicaba yo. Comenzó a quitarme la camiseta con mi ayuda y la lanzó contra el suelo.
-Tienes ganas, eh... -rió picaramente Gerard. Le contesté con el movimiento de palparle el pene a través del boxer y notar ese gran bulto. Seguidamente, mientras él estaba sobre mí, metí la mano por su ropa interior y comencé a masturbarlo, el gemía ahogadamente.
-No quiero como la otra vez -le dije entonces-.Quiero llegar más lejos.
Él sabia a lo que me refería.
Se acercó a besarme de nuevo, lamiendo mis labios y bajando por el cuello, dando pequeños mordiscos. Seguidamente, sin dejar de mirarme, me bajó los boxers dejando a la vista mi "Frankenstein". Le agarraré por la espalda y le tiré sobre la cama para colocarme yo encima de él. Comencé a bajar por su cuerpo y como el había hecho en otro momento, mordisqueé el elástico de sus boxers. Después comencé a bajarlo hasta quitárselos del todo, volví a subir por su cuerpo hasta sus labios para lamerlos, me excitaba notar las dos erecciones rozandose. Agarré su camiseta ferozmente y levantandole, conseguí quitársela. Ya estábamos a iguales.
Gerard comenzó a alargar el brazo hacia la mesa de noche, pero no podía moverse mucho ya que yo estaba encima.
-¿Qué quieres? ¿Escapar? -reí.
-Eso nunca. Abre el cajón, en seguida sabrás que es lo que quiero -dijo intentando aguantar la risa. Sin levantarme de encima de él abrí el cajón y saqué un bote "Lubricante", no pude evitar sonreír. Esto iba estar bien.
Gerard me besó y seguidamente me levantó, se hecho sobre las manos una cantidad de lubricante y luego empezó a restregárselo por su pene completamente erecto. La escena era bastante graciosa.
-¿Vamos a hacerlo así? -le pregunté. No sabía mucho de esto.
-No sé, así esta bien, me lo hecho yo -rió él, por primera vez le veía algo incómodo. Afirmé con la cabeza.
-¿Te lo restriego yo? -le pregunté entonces sacando la lengua.
-No, no hace falta -rió-.Ya está.
Con unas pocas miradas lo dijimos todo. Me acerqué a él y volví a besarle, esta vez un poco más dulcemente que las demás, por una parte tenía miedo. Entonces me cogió de la cintura y me sentó sobre él, poco a poco, introduciéndose despacio por el miedo a hacerme daño, ya que para mí era la primera vez. De pronto lo noté, su miembro palpitante y firme dentro de mí. Nunca había sentido tanto placer y un dolor extraño a la vez, no podía apenas pensar, de pronto note la mano de Gerard agarrando mi miembro, acompasando sus movimientos junto con los de la mano.
Tenía ganas de gritar de placer y de dolor, pero no podía hacerlo. Gerard al igual que yo, soltaba gritos ahogados y gemidos. Seguía acompasando el movimiento de su mano junto con las sacudidas.Dios, sentir a Gerard dentro de mí, proporcionándome placer, tenerle conmigo, rozándonos, tocándonos. Sentía que de un momento a otro me iba a ir. Estaba apunto de llegar al orgasmo.
-Frank, Frank... -empezó a gemir entonces Gerard. Eso me excitaba aún más.
-Gee...
-Me voy, Frank. Me voy...
Aumentó el ritmo de las sacudidas y del movimiento de la mano y de pronto noté algo más cálido, Gerard había llegado, al notar como su líquido se introducía en mí, me corrí en su mano. Mi cerebro no reaccionaba, tan solo cerré los ojos.
Había sido fantástico hacerlo con la persona que más amaba. Gerard se dejó echar hacia atrás y yo me tumbé a su lado despacio, justo después de dejarle un beso en los labios.
-Te quiero, Frankie, te quiero mucho -no le contesté, más que nada porque no tenía voz para hacerlo. Pasó su brazo al rededor de mí y me pegó a su cuerpo. No se podía estar mejor.
Estaba cansado, así que comencé a cerrar los ojos. Para haber sido la primera vez con él, no había estado tan mal.
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Jo, como me cuesta describir estas escenas, de verdad >.<
Gracias,  @Raquel Marco por decirme la palabra "lubricante" ya que no me acordaba. xDD
Y gracias a todos los que leéis mi fic y me motiváis. ^^

jueves, 25 de agosto de 2011

Capítulo 22.

Me levanté al día siguiente con un fuerte dolor de cabeza, Jamia me despertó sobre las doce del medio día y me ofreció una aspirina y un vaso de agua. Ni si quiera le pregunté que había pasado el día anterior, me acordaba de gran parte, pero del resto no me quería acordar, ya me arrepentía suficiente.
Pedí perdón a Jamia unas cuantas veces, ella me dijo que no me preocupara. Que es lo que hacia la bebida.
Tan solo me vestí, desayuné con ella y me marché a mi casa. Necesitaba estar en mi casa y aclararme mejor, lo de ayer había sido un error, sobre todo mi fabulosa idea de ir a casa de Gerard no sé ni a que.
El lunes no fui a la universidad, mi madre ni me preguntó porqué, ella misma había notado que no me encontraba bien. Pasé el día en mi habitación, cada vez tenía más claro que quería hablar con Gerard y arreglarlo todo.
El resto de días si que volví a los estudios, pero por la cabeza se me estaba pasando la idea de dejar la universidad, con la banda y todo posiblemente tendría futuro, a no ser que por culpa de Gerard me tuviera que ir.
Espere a que fuera sábado para ir a ensayar, cada vez el grupo avanzaba más despacio, teníamos todas las canciones escritas pero faltaba un poco de retoque, no sé cuanto tardaríamos en grabar el primer disco. Yo ya lo hubiera hecho, pero al parecer a Gerard le costaba dar el paso. Ya habían algunas canciones grabadas pero desde que llegué yo no habían vuelto a entrar al estudio de grabación.
El sábado agarré a Pansy y me marché de mi casa hacia el garaje de Gerard. Estaba lloviendo, así que me puse un gorro de lana y una chaqueta y caminé hacia allí, dicen que si corres te empapas más así que opté por caminar.
Llegué allí y me abrió Mikey esta vez, al entrar tan solo vi al pequeño Way y a Ray.
-¿Y los demás? -pregunté sacando mi guitarra.
-Bueno, Matt ha llamado diciendo que no podía venir... Y Gerard me imaginó que bajará ahora -me contestó Mikey.
Afirmé.
-Oye Frank -me susurró Mikey llevándome a un rincón, su mirada me recordó a la de Gerard-, hablé con mi hermano... sobre... sobre lo que pasa entre vosotros... -espero una contestación pero siguió hablando-no me contó mucho, no quería hablar del tema pero confía en mi y me contó algunas cosas...
-¿¡De verdad?! Por favor, Mikey... dime que dijo -estaba nervioso por saber lo que pensaba Gerard.
-Bueno, me contó que realmente... él te quería y que cada día sin ti lo pasaba peor.
-¿De verdad te dijo eso? Vamos, Gerard no es así, Michael.
-Ya te lo he dicho, es mi hermano, no confía en nadie más que en mí. Me lo contó, Gerard realmente es muy sensible, ha pasado por muchos problemas... su método de defensa es hacerse el fuerte, no lo conoces... -dijo con una mirada triste y perdida.
-Entonces... ¿Qué puedo hacer? -pregunté, buscando soluciones.
-Ahora esta peor que nunca. No sale de su cuarto nunca. De verdad, es gilipollas, no sé porque sigue así contigo, realmente te hecha mucho en falta -me siguió contando-. Por favor, esta noche intenta arreglarlo con él.
-Eso llevo intentándolo desde hacia tiempo, Mikey.
-Pues no lo sé, Frank, lo siento. Quizás ya te escuch y ya quiera... perdonarte. Pero aún no sé exactamente que pasó con vosotros...
-Nada, intentaré arreglarlo Mikey, muchísimas gracias, de verdad. Eres el mejor hermano que Gerard podría tener -vi a Mikey enrojecerse y se giró de golpe cuando Gerard bajó las escaleras. Nos miró y dirigió la mirada hacia Ray.
Mikey fue a por su bajo y en seguida, sin Matt, comenzamos a ensayar. Me alegré bastante cuando Gerard avisó que el próximo sábado iríamos al estudio de grabación a terminar de grabar el disco, iba a ser perfecto.
Miraba a Gerard con tristeza y él me devolvía la mirada igual, su hermano tenía razón, Gerard no estaba bien. Y yo tampoco. Estábamos sufriendo sin razón.
Las canciones nos salían bastante perfectas, Ray estaba feliz, Ray siempre estaba feliz, la verdad es que solía animar verle sonreír siempre. A las once de la noche se marchó y Mikey me miró como diciéndome "todo tuyo, hazlo bien" y se marchó. Miré a Gerard y él me devolvió la mirada.
-Mira... Gerard... -empecé a hablar, después de lo que me había contado Mikey estaba mucho más seguro de mi mismo.
-¿Qué quieres ahora... Frank...? -dijo él, indiferente. ¿Otra vez haciéndose el fuerte?
-¡Me cago en la ostia, Gerard! -grité de golpe, estaba muy cabreado, estaba harto de él y de su puta manera de pensar. Me miró sorprendido, yo también me hubiera mirado sorprendido. Solía tener mucho aguante -¡Estoy harto de ti, harto del todo! ¡Intento arreglarlo y tú tan solo te haces el maldito fuerte!
-Mikey ha hablado contigo, ¿verdad? -preguntó entonces, ignorando mis gritos.
Afirmé con la cabeza.
-Lo ha hecho por tú bien, tienes el mejor hermano que se podría tener. Pero tú, Gerard Way, no valoras nada. Nada.
Le miré, parecía triste y extraño. No era el Gerard de siempre, estaba más pálido de lo habitual. Estaba exactamente como había dicho su hermano. Se notaba que hacia tiempo que no salía de su cuarto para nada.
-¿Me quieres? -pregunté entonces, un poco más relajado, pero de manera brusca.
Gerard no respondió, en su mirada había confusión, tristeza e indiferencia, indiferencia fingida.
-¡Contesta a mi puta pregunta! -volví a gritar, estaba a punto de ponerme a llorar. Gerard estaba oculto bajo su largo pelo.
-Te quiero... Frank -respondió al fin. Con un hilo de voz.
-¿Cómo? -pregunté acercándome a él, quería volver a oírlo.
-Tienes... razón -empezó a tartamudear-. Dios mío, tienes razón... soy la persona más... idiota... que... hay en este planeta... Yo... Frank, mira, en serio... eres demasiado para mí. Te estoy jodiendo la vida... Joder, tienes razón. Soy un infeliz.
No quería contestarle, Gerard Way era un maldito infeliz, pero estaba enamorado de él. Le agarré de la barbilla y le besé. Él me correspondió.
-No me estás jodiendo nada, lo contrario, desde que te conocí todo ha ido a mejor. Eres un maldito infeliz, Gerard, pero tú te lo buscas.
-No, Frank. Ya no soy infeliz -le miré extrañado-. Ahora tú me haces feliz.
Sonreí, sonreí como nunca. Le quería, le amaba, le necesitaba. Puto infeliz que me hacia feliz.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Capítulo 21.

Jamia me ayudó hasta llegar a su casa. No había nadie dentro, tampoco le pregunté porque. Me ayudó a subir las escaleras hasta su cuarto, yo iba algo mareado, el alcohol que había consumido aún me estaba haciendo efecto.
-Ahora tranquilízate, Frankie, ¿sí? -me decía ella.
Me dejó sentado sobre la cama y me miró con dulzura. Como si acabara de encontrar un gato abandonado y le estuviera dando refugio en su casa, y más o menos, así era.
-¿Quieres algo de beber?
-Um... quizás un vaso pequeño de ron -contesté con los ojos cerrados.
-¿De ron? -rió ella-No tienes cara de que eso te guste... Ya deliras.
-¡Lo sé! -reí yo entonces-.Ven, siéntate.
Jamia se sentó a mi lado y me miró sonriendo.
-Primero el alcohol te hace hacer locuras, como ir a casa de tu... amigo. Y ahora, te hace delirar... Estas loco.
-Ya, pero todo eso no hace que te deje de gustar -sonreía yo.
-¿Cómo? -parecía confusa.
-Lo sé... sé que estas por mí -contesté sonriendo.
-No, Frank... te equivocas...
-No te preocupes, no diré nada -sonreí colocándome un dedo en sobre los labios, en señal de silencio.
-Frankie... relájate... Acuéstate y descansa -una pálida y sonriente Jamia me miraba con dulzura. Llevaba un largo pelo negro brillante.
-No, no, has hecho mucho por mí. Te quiero premiar.
-¿A qué te refieres?
-Tú, yo, cama, sexo -Jamia rió de pronto y se levantó.
-¿Frank, estás bien?
-Yeeeaaah. Es lo mínimo que puedo hacer, que te lo pases bien conmigo, esta noche. Vamos, quiero hacerlo contigo.
-Mira Frank... sí, te quiero. Eres el chico más especial del mundo, pero no voy a... aprovechar que vas borracho para acostarme contigo, sobre todo sabiendo que tú amas a Gerard. No me apetece -me contestó ella, empezando con una gran sonrisa y terminando con una total seriedad.
-¿Tienes condones? Bueno, aún así creo que yo llevo -le dije metiéndome las manos en los bolsillos rebuscando.
-Joder, Frank, no me ignores... -Jamia me agarró las manos y me las sacó de los bolsillos, me miró a los ojos.
-Entonces tú tienes, ¿no?
-Frankie, Frankie, Frankie... eres muy divertido borracho. Pero quiero que te relajes ya -me pidió-.Aunque con todo lo que has bebido... No estas acostumbrado, ¿no?
Agarré a Jamia de los brazos y la dejé caer sobre mí mientras yo caía sobre la cama, me acerqué a sus labios, y viendo que ella no negaba la besé. No permití que nuestras lenguas chocaran, en seguida me vino a la mente una imagen de Gerard, de con quien realmente me apetecía tener sexo.
-¿De verdad? -me preguntó ella.
-Gerard se acostó con Bert, si quiero, ¿porqué no puedo hacerlo contigo? -le pregunté mientras me desabrochaba el pantalón.
-¿Tan solo lo haces por despecho? -parecía dolida.
-No lo sé... pero lo quiero hacer, y ya está. Voy... borracho, ¿que más da? -le dije, sonriendo y comenzando a desabrocharle a ella la camisa blanca y desgastada que llevaba.
-Sí, pero al parecer piensas. Frank, tú no eres así.
-No me conoces, las personas cambian. Ahora me quiero acostar contigo, ¿hay algún jodido problema en eso? No te estoy pidiendo matrimonio, solo una puñetera noche de sexo -al final lo dije en un tono ciertamente cabreado y molesto.
Jamia se dejó caer a mi lado en la cama, pensativa. Quizás estuviera pensando si realmente lo quería hacer conmigo o no. Si era lista diría que no, ya que yo, más que nada lo hacia por despecho y como una especie de venganza. Yo de verdad quería estar con Gerard.
Sin pensar mucho más, continué bajándome los pantalones, tenía una pequeña erección, no sé si por Jamia o por pensar en Gerard. Yo era bisexual, así que había posibilidad, y posiblemente era, que Jamia me excitara sexualmente.
Me quedé con los boxers y la camiseta y me giré hacia Jamia.
-¿Lo has pensado? -le pregunté, todavía sonriendo. Me recordé a Gerard, con esa sonrisa "malvada" suya.
-Daría lo que fuera por acostarme con Frank, el Frankie dulce y cariñoso. Pero no con un Frank sucio y borracho. Y ahora mismo, al que tengo enfrente, es el sucio y borracho -contestó ella, seria y distante.
-De acuerdo, de acuerdo... -cerré los ojos-. Voy al baño.
Me levanté de la cama y aparté los pantalones vaqueros que había dejado sobre el suelo.
Ya se sabe lo que hice en el baño, aumentar mi erección, pensar en Gerard... y bueno, el resto se puede imaginar... No me sentí mal, ni sucio, quizás fuera porque iba demasiado mal para pensar más a fondo. Incluso se podría decir que lo disfruté, me excitaba más la idea de estar en casa de Jamia.
Volví a la habitación, Jamia ya se había puesto más cómoda, iba en pijama.
-¿Dónde... dónde dormiré yo? -le pregunté algo tímido por todo lo que estaba ocurriendo esa noche,.
-Como habrás comprobado la casa es pequeña. Y no tengo más habitaciones que esta, y lo siento, pero no te voy a dejar dormir con toda la incomodidad en el sofá. Puedes dormir conmigo.
Afirmé con la cabeza y me dejé caer sobre un lado de la cama, dejandole el restante a ella que no tardó en acostarse y poner las sabanas sobre nosotros.
-Buenas noches, Frank.
-Buenas noches.
Me encontraba durmiendo junto a Jamia en boxers, era interesante. Me giré y me pegué a ella, ella me miró y dejó un suave beso sobre mis labios, no fue un beso amoroso, más bien mostrando confianza y que podía contar con ella para lo que quisiera.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Capítulo 20.

Practicamente no dormí en toda la noche. Estaba cansado, harto, deprimido, enrabiado, solo, decepcionado. Nada más despertarme encendí el reproductor y puse un disco de Black Flag todo lo fuerte que se podía.
¿Y si de verdad Gerard se había acostado con Bert? ¿Y si ahora estaban juntos?
Si de verdad Gerard iba a quedarse con Bert no quería volver a verle nunca más, no iría de nuevo a ensayar con el grupo, yo definitivamente no estaría en My Chemical Romance. No quiero estar en un grupo donde el cantante es un hijo de puta que no tiene idea de nada y solo piensa en él y en joder a los demás.
Puto Gerard.
No podía pensar en otra cosa, no podía comer, no podía vivir, sin saber si Gerard se había acostado o no con Bert. Lo pensé por unos momentos y decidí ir a casa de Gerard y preguntarselo yo mismo, aunque seguramenten no me lo diría. Me vestí y me arreglé lo que pude sin mucho ánimo, ya llevaba el pelo (al menos el flequillo más crecido) y eso me gustaba, me veía mejor. Nada más abrir la puerta de mi casa me sonó el móvil.
-¿Quién...? -pregunté.
-Um... no sé si podrás hablar. Soy Jamia...
-Oh, sí, Jamia, claro. Dime.
-¿Te apetece ahora sobre las nueve ir a tomarnos algo? Quiero que me cuentes que tal con... Gerard -me dijo con un hillo de voz por si algo de eso me molestaba.
-Claro, será divertido -intenté parecer despreocupado.
-Bien, a las nueve en el bar del otro día. Nos vemos -me despedí de ella y colgué. Eran las siete y media, así que en vez de caminar hacia la casa de ese gilipollas hice tiempo hasta las menos veinte que salí de mi casa. Llegué al bar y Jamia me esparaba en la puerta, me dio un abrazo como saludo y me sonrió. Entramos, no había tanta gente como la última vez que fuimos.
-Ponme una cerveza -le dije a la camarera al sentarme en la mesa, Jamia pidió lo mismo. Al poco tiempo nos las trajeron junto con un plato de patatas y olivas.
-Cuentame Frank, ¿qué tal? ¿Has hablado con Gerard?
-Uh, sí. Creo que la última vez que lo vi se iba a tirar a Bert.
-¿Qué? -Jamia se quedó boquiabierta.
Le conté todo lo que ocurrió aquel día y Jamia me escucho soprendida. No se lo creía.
-Yo de ti... pasaría de ese sin vergüenza -me dijo.
-Ya, pero le quiero... Aunque no entiendo porque hace todo esto... Me dijo que tenía que demostrarle que realmente quería estar con él, pero no sé como.
-No conozco a Gerard lo suficiente para ayudarte en eso... Tan solo puedo decirte que pases de él, de verdad, no te merece, no sabe los buenos ratos que se esta perdiendo por no tenerte a su lado.
-Gracias Jamia... Eres una buena amiga.
La noche... continuó bien. Si quitamos el hecho de que seguí bebiendo y bebiendo hasta las doce y media, entonces, completamente ebrio, empecé a hacer cosas que no devería.
-Jamia... acompañame a casa de... Gerard -le pedí levantandome. Ella rió.
-Vas muy mal, y no quiero que la lies más de como estan ya las cosas entre vosotros.
-Que no, que no, que lo voy a arreglar... como yo solo sé ¡Vamos! -le grité. Me agarró del brazo y rápidamente me sacó del bar.
-Estas loco Frank, no debes ir a casa de Gerard...Relajate, vas muy borracho -me intentó tranquilizar.
-¡Que no! Necesito ir, Dios mío, quiero tener a Gerard para mi, lo quiero dentro de mi, quiero tirarmelo.
-¿Frank? Estas bien... me empiezas a asustar.
Observé la situación y caminé hacia la casa de Gerard, Jamia me seguía por detrás gritandome y diciendome que no lo hiciera. "¿Qué más daba todo?"
Corriendo, (o intentandolo) en diez minutos llegué a casa de Gerard, Jamia no se separó de mi ni un momento.
-¿Y cómo piensas entrar? -me preguntó-.Es tarde, estaran durmiendo.
-Que va... Mikey estará tirado en el sofá desvelado... con todo el café que bebe.
Me acerqué a la puerta y toqué al timbre.
-Esperaré aquí... -susurró ella-.No creo que tardes.
Un soñoliento Mikey me abrió la puerta.
-¿Frank? -sonreí y le di un suave empujón para entrar en la casa. Subí rápidamente las escaleras hasta el cuarto de Gerard, abrí de golpé y cerré enseguida. Gerard se giró sobre saltado, estaba sentado en su escritorio dibujando, tan solo la luz de su lamparita iluminaba la oscura habitación. En cuanto me acerqué escondió sus dibujos.
-Gerard... solo te voy a decir una cosa... No, dos.
-¿Vas bebido? -rió divertido.
-Primera, ¿te tiraste a Bert?
-¿Quiéres saberlo?... La verdad es que sí. Tenía ganas y tú... no estabas -rió él sentandose sobre la cama.
-Serás cabrón... Y la segunda cosa. Gerard, fóllame.
-Sí, vas muy bebido.
-¿¡Te tiras al sucio de Bert sin ningún compromiso, y a mi no!? -grité.
-Frank... tranquilizate... Dios mío.
-¡No me da la gana! ¡Te odio, te odio, te odio! -comencé a llorar de la rabia.
-Largate Frank, ¿no sabes arreglar las cosas como es devido, tienes que venir a mi casa borracho? Vete -me ordenó, muy serio.
-No...Eres un... calienta pollas -Gerard se acercó a mi y me dio una bofetada en la cara.
-¿Qué... qué haces? -tartamudeé tocandome la cara para calmar el dolor.
-Vete. ¡Ya! -abrí la puerta y le miré con asco. Salí de la casa corriendo, Jamia me preguntó como había salido la cosa, ni siquiera respondí. Todo daba igual, yo iba borracho y solo buscaba hacer alguna locura para olvidar la preocupación que sentía hacia Gerard.
-Bien... vamos a mi casa. Allí estarás mejor que en cualquier parte, eh -me sonrió Jamia pasando su brazo alrededor de mi cintura.
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Aprovecho para decir que muchas gracias a todos los seguidores!! De verdad, me animáis muchisimo.
Si tenéis alguna queja o alguna idea, por favor, decidme! : )
Frerard never Die.

jueves, 4 de agosto de 2011

Capítulo 19.

Pasó la semana, tranquila y normal. La universidad como siempre, con la diferencia de que suspendí un examen por culpa de Gerard, no de él en cuerpo, sino, de mis pensamientos y preocupaciones hacia él. ¿Que haría con ese Bert? ¿Estarían saliendo? ¿Y si nunca más llego a besar a Gerard? Joder...
El sábado salí de mi casa con mi guitarra, hacia la casa de Gerard, se suponía que hoy teníamos ensayo, así que, a pesar de la relación que había en estos momentos entre Gerard y yo fui allí con la cabeza bien alta, (y con las piernas que me temblaban un poco).
Llegué a su garaje y como siempre, me abrió el mismo Gerard.
-Hola, Frank. Pasa -me dijo, yo entré, Ray estaba ya con su guitarra, Mikey y Matt igual con sus instrumentos. Todo normal hasta que fijé la vista en otra persona que no pintaba nada allí. Bert. Sí, Bert, el "amigo" de Gerard estaba allí, sonriente, mirando con sus ojos azules.
-Um, Frank, espero que no te moleste que este aquí Bert -me sonrió Gerard.
-Eres un verdadero cabrón -le susurré cuando estuvo lo bastante cerca de mí. No me contestó, tan solo sonrío más.
Intentando ignorar el tema empezamos a tocar todos mientras Bert solo miraba como un gilipollas. Dios, que odio le había cogido sin conocerle.
Matt fue el primero en irse, siempre era el que menos tiempo pasaba con la banda, después se marchó Ray. Yo, por una parte, quería irme, pero por otra quería permanecer todo el tiempo posible. Mientras guardaba a mi Pansy, Mikey se acercó a mí.
-Pero... ¿Gerard y tú no estabais... juntos?
-Tú mismo lo has dicho -contesté, bastante serio-. Estábamos.
-Um... ¿Qué ha pasado? Si puedo... saberlo -se interesó. Pero yo no quería contarle nada. No estaba de humor.
-Nada. Cosas... que pasan -me miró y supo que quería dejar el tema, así que se marchó por las escaleras hacia arriba.
Solo quedábamos Gerard, Bert y yo.
-Bueno... -suspiró Way-.Solo quedamos tres.
-¿Trío? -rió Bert después de darle un trago a una botella de cerveza que tenía ya casi vacía, Gerard le rió la gracia.
Con una mirada fulminante me puse en pie y agarré a Gerard hasta llevármelo a un rincón. Bert pasó de nosotros.
-¿A que juegas? -le pregunté-¿De verdad te gusta joderme así?
-No -rió.
-Has hecho una montaña de un grano de arena, ¿no te das cuenta? Creo que ya lo haces por diversión.
-No... Pero es bastante fuerte, que mientras yo estoy dándote placer, en vez de, no sé, gritar mi nombre, nombrar a Dios o un simple "Oh", nombraras a Jamia, de verdad, aún no lo entiendo.
-Joder, Gee... no sé que pasó... Te pido disculpas... -medio sollocé. Gerard se acercó a mi, mirándome a los ojos y me dio un beso, simple. Pero un beso.
En mi interior, sentí como mi corazón volvía a latir y la sangre circulaba de nuevo por mi cuerpo. Gerard rió.
-Que sepas que esto no significa nada. Te estoy poniendo a prueba.
-¿Qué? -pregunté, Gerard era un rompecabezas.
-No me sirve un perdón. ¿Cómo sé que no quieres a Jamia? ¿Porqué estabas con ella en el bar? No, no, no, Frank, hay que hablar menos y demostrar más.
Desvié la mirada hacia el suelo y con acto rápido volví a juntar sus labios junto a los míos, pero no fui correspondido.
-Quita. ¿Para ti es tan fácil? -me preguntó, con una mirada cruel. Noté mi corazón, parando, rompiéndose. Frío.
Se alejó de mí y volvió con Bert.
-¡Espera! -le grité. Se giró hacia mí-¿Él significa algo para ti? -le pregunté refiriéndome a Bert.
-Um... quién sabe -rió. Dios, ¿se puede amar y odiar a una persona a la misma vez? Hubiera matado allí mismo a ese gilipollas, y no hablaba de Bert.
Cogí mi guitarra y caminé para salir de allí.
-Ey, espera chiquitín -me dijo alguien antes de dar un paso más, y no era la voz de Gerard, era Bert. Con una voz sucia y borracha.
-¿Cómo? -caminé hacia él. Y él hacia a mí. No se que pretendía decirme. Se acercó a mi y me agarró del pelo acercándome bruscamente a él y a sus labios. Noté su lengua dentro de mi boca. Pasaron unos segundos hasta que me dí cuenta de lo que estaba pasando, rápidamente de un empujón me separé de él.
-¿Que mierda haces? -le pregunté muy cabreado y confuso. Él, sonriente, me agarró y volvió a repetirlo.
Y que hacía Gerard, ¿mirar?
-Vamos Bert, te estas pasando -rió él apartandome cogiéndome del hombro -.Es solo mío.
Le miré y se acercó a mi para besarme, yo le correspondí, me daba igual en estos momentos como me tratase, nada más quería sentir sus labios y sus besos. Bert me separó de él y se dispuso a besarle, no sé porque pero Gerard le negó el beso echándose hacia atrás.
-No, no, no, nada de besos -sonrió. No entendía nada. Parecía que fuera drogado o todo fuera un sueño, una pesadilla.
Bert no dejó de sonreír.
-Quiero un trío -dijo entonces, imitando la voz de un niño que llora por una piruleta.
Le miré con asco, yo tan solo buscaba sexo con Gerard. Di un paso hacia atrás.
-Creo que Frank no esta por la labor... -rió Gerard-. Y no es buena idea violarle.
-Bueno, bueno... Gerardito, pues me tendré que conformar contigo solito -sonrió picaramente Bert desabrochándose el cinturón.
"No me jodas" pensé. "Frank, sal de aquí ya" Hice caso a mis pensamientos y volviendo a coger mi guitarra salí con más velocidad que antes, Gerard me miró mientras me iba, creo que él también sabía que no era una buena idea dejarle allí con ese desquiciado. Bert estaba ya prácticamente sin los pantalones y Gerard mirándole. No quería ver a Gerard cayendo en eso, acostándose con Bert, ¿de verdad él sería capaz de hacerlo?
Me marché de allí reteniendome las lágrimas y con un mal sabor de boca.