domingo, 31 de julio de 2011

Capitulo 18.

Conseguí dormir, tan solo pensando en Gerard. Soñé con Gerard, me tenía entre sus brazos y me besaba, en la nariz, como a mi me gustaba.
Al despertar, me di cuenta de que todo había sido un perfecto sueño, un sueño donde antes si se podía hacer realidad.
Pasé el resto del día intentando animarme, pensando en la tarde que me esperaba con Jamia. A las ocho de la tarde, ella pasó por mi casa para recogerme e ir juntos, yo ya estaba listo para entonces.
En seguida llegamos a aquel bar, a fuera había gente fumando y hablando entre ellos, entramos y dentro estaba de un modo parecido, había bastante gente pero el bar era grande y oscuro. Había un escenario al fondo, no demasiado amplio donde algunos chicos afinaban los instrumentos.
Nos sentamos en una mesa cercana al escenario y pedimos algo de beber, estar en compañía de Jamia hacia sentirme mucho mejor, pero aún así no podía dejar de pensar en Gerard ni un solo momento, ella sabía por donde estaba pasando y no paraba de intentar hacerme reír o sacarme tema de conversación, hasta que de pronto la puerta del bar se abrió y Jamia me miró con una extraña cara, como diciéndome que era mejor no mirar, pero entonces me giré. "Vamos, no me jodas..." pensé.
Gerard entró al bar y seguidamente un chico, de pelo rubio y largo. "No, no, es imposible"
Nada más entrar ellos me levanté, Jamia me miró.
-¿Vas a hablar con él? -me preguntó.
-Por supuesto... Va con un chico... Es imposible que de un día ya ni se acuerde de mí.
-Claro que se acuerda de ti. Lo habrá hecho... por joder -me intentó consolar.
-Ya, ya, por eso, iré a hablar con él.
Me giré hacia ellos y caminé hacia la mesa donde iban a sentarse.
-¿Gerard? -pregunté para llamar su atención.
-Oh, Frank, ¿qué haces aquí? -me preguntó como si nada.
-No creo que eso sea importante ahora -le dije señalando con la cabeza a su acompañante.
-Um... perdón, os tendría que haber presentado. Frank, él es Bert -Bert se acercó a mi y con una extraña y desafiante sonrisa me tendió la mano. Con mala gana le devolví el saludo.
-¿Puedo hablar contigo, Gerard? -le pregunté en voz baja. Me sonrió y le pude leer la mente "Te jode, ¿eh?"
Le llevé hacia un rincón alejado de Bert. Temí porque no me pudieran salir las palabras.
-Ya veo... ¿De verdad te has olvidado ya de mí? -le pregunté, contendiendome la rabia y tristeza.
-¿Porque? -rió descaradamente Gerard- Solo es un amigo... como tu Jamia, ¿no?
-Sí, Jamia solo es una gran amiga que me ha ayudado cuando tú has pasado de mí -le eché en cara.
-¿Verdad que sí? -volvió a reír-.Pues Bert también es un amigo, no significa nada si Jamia no significa nada para ti, pero por lo que veo sí. Ya que gritas su nombre cuando...
-Cállate. No sabes lo que te hecho de menos -susurré-.Odio que estés así conmigo.
-Tú te lo has buscado, ahora déjame. Si tanto te importo podrías demostrármelo.
-¿Cómo? -Gerard no me contestó, cerró los ojos y dando la vuelta se marchó hacia la mesa de Bert, les miré con odio, yo tendría que estar allí sentado, a su lado. En vez de eso volví a la mesa con Jamia, en seguida ella quiso hablar conmigo del tema y con algo de tristeza le conté lo que había pasado.
Pasé el resto de la velada apoyado sobre mis manos escuchando la banda que tocaba sin mucho entusiasmo. Gerard y Bert se fueron antes de que terminara el concierto, ni siquiera se acercaron a despedirse ni nada por el estilo. Me enfermé al imaginarme a los dos en casa de Gerard pasándoselo bien. Haciéndole lo que me hacía a mí, besandole en la nariz. No, no, no, era imposible. No podía ser tan capullo. Gerard no era así.
Nada más finalizar el concierto me fui a mi casa tras despedirme de Jamia. Su único consejo fue que si le quería le convenciese de que así era, porque según ella, él me seguía queriendo pero tan solo buscaba hacerse el fuerte.
Eran las doce de la noche, sí, pronto para un día de irse por ahí, pero no estaba de humor para nada. Era un pobre chico enamorado, enamorado de un capullo. Pensé en mandarle un mensaje al móvil de Gerard, pero conociéndole ni me contestaría. Tan solo me quedada echarme sobre la cama, y sabiendo que no me iba a conseguir dormir, me puse a pensar. Y darle vueltas al tema sin llegar a ninguna solución.
Puto Gerard.

sábado, 23 de julio de 2011

Capitulo 17.

Nada más llegar a mi casa me dejé caer sobre la cama, lloré. Había posibilidad de que hubiera perdido a Gerard. Todo por una gilipollez de un gilipollas, cuyo nombre era Frank Iero. Se me había escapado, pero tampoco entendía como en esos momentos podía haber pensado en Jamia.
Estuve un buen rato, echado, sin querer pensar en nada. Había que ser gilipollas, daba pena... Gerard se había cabreado conmigo y con motivo. ¿Y cómo podía arreglarlo? Es que no se me ocurría nada.
Sinceramente, tenía ganas de llamar a Jamia, incluso contarle lo que había pasado, aunque no debiese. Saqué el móvil del bolsillo y busqué su número, necesitaba consuelo y era la única persona que podía dármelo, seleccioné su nombre y esperé a que contestara.
-Jamia... -dije con un hilo de voz, conteniendome las ganas de llorar.
-¿Frank? ¿Qué pasa?
-Eh, bueno, ¿podemos vernos? -conseguí decir.
-Claro, eh, sí, ¿dónde nos vemos? -preguntó.
-¿Vienes a mi casa? No quiero salir...
-Sí, Frankie, voy para allí, quiero saber que te ocurre... -dijo entonces. No contesté y colgué. Ella sabía donde vivía, no me había mudado desde el instituto.
Esperé durante un cuarto hora, tirado en mi cama, sin reprimirme las lágrima hasta que Jamia tocó a mi puerta. Bajé despacio y abrí, ella entró y me abrazo, fue reconfortarte y volví a llorar, dejando mis lágrimas caer sobre mi cara hasta llegar a mi barbilla.
-Vamos, Frankie, ¿que te pasa? Me tienes preocupada -me senté con ella en el sofá, mi madre no estaba en casa.
¿Se lo debía contar? Bueno, supongo que ahora ya no había marcha atrás.
-La otra vez... que hablé contigo... No te conté algo, y bueno, ahora... tengo un problema... -no sabía como empezar.
-Dime, Frank, vamos.
-Yo si que tenía novio.
-¿Novio? -preguntó, pensando que me había equivocado.
-Sí, Gerard no es solo mi amigo -me miró sorprendida, no se creía lo que estaba contando, quizás si no hubiera llorado anteriormente no se lo hubiera creído.
-Eh... y... ¿Qué ha... ocurrido?
-No te lo vas a creer, no sé si tendría que contártelo.. yo, eh... -miré hacia el suelo, agarrándome las manos. Tenía miedo y me daba vergüenza.
-Vamos, puedes contarme todo lo que quieras. Puedes confiar completamente en mí, de verdad.
-Que vergüenza... -murmuré-.Mira, yo, hoy... estaba con Gerard, haciendo... el amor -Jamia me miró, con los ojos bien abiertos, escuchando cada palabra que salía de mi boca - .Y gemí... gemí tu nombre -mi cara ardió tras las palabras, la vergüenza me mataba.
-¿Qué? -normal, no se lo creía.
-Gerard se enfadó muchísimo conmigo, y con razón... Pero no quiero perderle.
-¿Todo esto es verdad? -preguntó, sorprendida y un tanto confusa.
-Ojala fuera mentira... -rompí a llorar de nuevo. Jamia se acercó más a mi y pasó su brazo por mis hombros pegándome a ella.
-Tranquilo, ¿vale? Todo se solucionará... tú le quieres... él te quiere. No hay problema. Eh. -me consoló, yo la miré e intenté sonreír.
-Gracias, Jamia, de verdad. No sé lo que hubiera hecho hoy sin ti...
-No es nada, Frank. Sabes que siempre puedes contar conmigo, para mí eres muy
especial -me comentó.
-Tú para mí también... -susurré.
-No de la misma forma -sonrió. ¿Jamia aún me quería? No es que me lo tuviera creído, pero todo lo que me mostraba ella me llevaba a pensar eso -.Pero, ¿porqué mi nombre? -Dijo entonces, era la peor pregunta que me podía haber hecho.
-Uh... No lo sé... Me pasarías por la mente en ese momento -no tenía excusa, es que no lo sabía ni yo.
-¿En un momento como ese? Es muy extraño.
No contesté, es que no sabía que decir. Y no quería hablar de eso, tan solo... que me consolara, que me hiciera olvidar a Gerard por unos momentos. Ella comprendió que no quisiera seguir con el tema y soltó un suspiro.
-Hoy no puedo... pero, ¿quieres que mañana vayamos a cenar a algún restaurante? O mejor, he oído que en el bar de al lado del restaurante donde trabajo hacen un concierto -propuso entonces feliz.
-Claro... supongo que me vendrá bien... -contesté, tampoco muy seguro de querer hacerlo. Ella no contestó, tan solo sonrió.
Al poco tiempo tocaron a la puerta, era mi madre. Jamia se levantó para abrir pero la detuve antes.
-No, tranquila, voy yo -corrí hacia la puerta y abrí, sí, era mi madre. Aunque por unos momentos se me pasó la idea de que fuera Gerard, abriera y me besara. No.
-Será mejor que me vaya ya... -me susurró Jamia sonriendo.
-Como quieras... mañana nos veremos.
-Sí, mañana a las nueve en la puerta del bar que he dicho, ¿de acuerdo? -dijo antes de salir por la puerta.
-Perfecto. Hasta mañana, y muchas gracias.
Cerré la puerta y sin pensármelo subí de nuevo a mi cuarto. Jamia me había tranquilizado un poco pero aún así no podía dejar de pensar en Gerard, el día anterior estaba dudoso, por una parte solo quería estar con Jamia pero ahora que había perdido a Gee me daba cuenta de todo lo que le amaba, lo necesitaba. Él era quien me complementaba, sentía que sin él no podría vivir.
Estaba enamorado y quería recuperarle.

sábado, 16 de julio de 2011

Capítulo 16.

Pasó la semana, evité pensar tanto en Gerard como en Jamia. El viernes, Gee me dijo de ir a su casa y pasar un buen rato, estaba claro que yo no iba a rechazar esa oferta.
Sobre las cinco de la tarde salí de mi casa feliz y sonriente, hacía buen tiempo, caminé con mis auriculares puestos hasta que llegué a casa de Gerard. Nada más tocar él mismo me abrió.
-¡Frank! -exclamó apartándose el pelo oscuro de la cara-.Pasa.
-Hola, Gee... -saludé sonriendo. Entré y Gerard cerró la puerta. Le seguí hasta su habitación, por lo que parecía no había nadie en la casa. Entramos a su cuarto y me senté sobre la cama, mi miró tiernamente.
-¿Tienes hambre? -me preguntó entonces, mirando hacia otra parte.
-Oh, bueno, quizás un poco -le contesté sonriendo.
-Espera aquí -Gerard salió de la habitación rápidamente, yo me quedé observando su cuarto, estaba ordenado y tenía objetos muy extraños, en seguida él volvió con una bandeja, la dejó sobre el escritorio. Había un yogur, un plátano, una bolsa de cereales y una manzana.
-¿Te gusta? -preguntó.
-Sí, sí -reí. Cogí el yogur y lo destapé, después el plátano. Me encantaba mezclar plátano con yogur, le daba más sabor al yogur. Solía echármelo a rodajas en un recipiente, pero ya que Gee no había traído algo por el estilo decidí mojar el plátano en el envase del yogur y luego morder la fruta.
Gerard me miraba mientras comía, apoyado sobre su brazo.
-No sabes lo que me estás excitando -me dijo tras darle un bocado al plátano, sonreí. Se acercó a mi y me besó.
Entonces me levanté y lo llevé hasta la cama agarrándolo de la camisa. Está vez era yo el que quería jugar.
Me senté y Gerard se sentó sobre mi, agarrándome por el cuello, entonces me echó hacia atrás y me besó en la nariz, como tanto me gustaba a mi. Gerard estaba excitado, y yo estaba comenzando a excitarme.
Gerard comenzó a bajarme los pantalones y yo ya estaba mucho más excitado, me los quitó del todo y luego se desabrochó él los suyos, yo sonreía.
-Quiero ver tu Frankensetein -me dijo entonces, con una sonrisa pícara. Yo estaba empalmado completamente.
Gerard se bajó también los pantalones, dejándose ver por sus negros boxers un gran bulto. Seguidamente se quitó la camiseta y sonrió, el flequillo negro le cayó sobre la cara. Era perfecto.
Estaba de pie delante de mi, yo me senté y me acerqué a su abdomen apoyándome. Sintiendo su respiración, estaba frío, pero eso me gustaba. Le cogí de la cintura y le senté a mi lado sobre la cama, seguidamente me levanté y me senté encima de él, comenzó a subirme la camiseta y a tocarme el pecho, yo le besé en los labios con ternura. Gerard bajó las manos por mi cuerpo hasta llegar a mis boxers, entonces metió la mano por dentro de mi ropa interior hasta tocar mi miembro firme y caliente. Comenzó a agarrarlo, cada vez más fuerte y a subir y bajar con fricción.Pero entonces dejó el movimiento para bajarme más los boxers.
-¡Por Dios, sigue Gerard! -exclamé presa de la excitación.
-Quiero ver mejor tu monstruo, tu Frankenstein -rió el entonces, pícaramente
Ya con los boxers más bajos, volvió a agarrarme el miembro y a continuar por donde se había quedado, yo no podía sentir más placer.
-Uh, Gee... ah... -gemía yo. Con la mano libre, Gerard se apartó un poco el pelo de la cara. Mientras seguía con fricción y con sus finas manos acariciándome. Cada vez sentía más y más placer, y por una parte me molestaba que Gerard no estuviera sintiendo lo mismo que yo, luego tendríamos que intercambiarnos los papeles.
No podía pensar en otra cosa, tan solo en lo bien que me estaba sintiendo, el placer que me provocaba Don perfecto, Gerard.
-Oh.... ah... -seguía gimiendo-. Ah... Jamia....
-¿Jamia? -preguntó entonces él, dejando de frotar.
-¿Qué? -pregunté, tan solo quería que continuara. Fuera preguntas.
-Has dicho Jamia -dijo entonces, en un cierto tono de enfado. ¿Jamia? He dicho Jamia... Oh Dios, problemas.
-¿Lo he... dicho? -tartamudeé, recostándome.
-Estoy yo aquí, dándote placer, ¿y tú solo piensas en Jamia? -dijo mucho más enfadado, poniéndose de pie.
-No, no, por favor, Gerard... yo... -intenté explicarlo, pero sinceramente no entendía ni yo como en un momento así podía haber pensado en Jamia.
-Lárgate -me ordenó entonces, cogiendo mi ropa del suelo.
-Por favor, Gee... -murmuré, estaba apunto de ponerme a llorar.
-¡Jamia! Dios, Frank, de verdad, ya sabía yo que pasaría algo... ¿has quedado con ella? -preguntó, cabreado, muy cabreado, imponente.
-Eh... no, Gerard -le mentí. Tenía miedo.
-Ya, por favor, Frank, vete -realmente a Gerard le había dolido que dijera eso, que nombrara a Jamia-. Ya hablaremos en otro... momento.
Me levanté y recogí mis cosas, me vestí lo más rápido que pude, no quería mirarle, me iba a poner a llorar, yo amaba a Gerard.
Abrí la puerta y le miré. Susurré un "adiós" y él no contestó. Estaba enfadado y preocupado. Me marché de allí y caminé hacia mi casa, ni siquiera escuché música por el camino. Tenía ganas de contárselo a alguien, ¿pero a quién se lo podía contar? Tan solo a Jamia.
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La escena del plátano y el yogur va dedicada a mi amiga Raquel Marco, al igual que el gran nombre que Frankenstein para nombrar el miembro de Frank. ^^
Gracias! xD
Y muchisimas gracias a todos los que leéis mi fic y a todo el que me sigue, de verdad, muchas gracias, me motiváis.

martes, 12 de julio de 2011

Capítulo 15.

El lunes al salir de la universidad mi dirigí a mi casa, como de costumbre, subí a mi cuarto saltando las escaleras de dos en dos, dejé la mochila sobre la cama y me acerqué a mi escritorio, sobre él había un papel doblado, lo desdoblé, era el número de teléfono de Jamia. Me apetecía hacer algo interesante esa tarde y llamar a Jamia me vendría bien, descansar de todo y recordar viejos tiempos, podría ser divertido, aunque si Gerard se enteraba podría ponerse celoso. Me reí para mis adentros.
Saqué el móvil del bolsillo, no sabía si hacerlo, pero no iba a hacerme mal, por supuesto que no. Yo amaba a Gerard, Jamia solo era una vieja amiga, de eso estaba totalmente seguro. Comencé a marcar el número de Jamia.
-¿Diga? -contestó su voz.
-Jamia... Eh, soy Frank.
-¡Frank! ¡Dime! -en su voz se notaba su simpatía, así es como la recordaba. Me dio confianza.
-¿Esta tarde estás libre? Podríamos dar una vuelta y hablar -le propuse.
-Claro, hasta las nueve no entro a trabajar, ¿dónde quedamos?
-Eh, podemos quedar en la puerta del parque central -era un parque que conocía todo el mundo.
-Por supuesto, ¿a las siete?
-A las siete.
-Allí nos vemos -se despidió amablemente. Me guardé el teléfono en el bolsillo y esperé que pasaran las horas hasta que se hicieron las siete menos veinte. Me cambié la camiseta, me arreglé un poco el pelo y me marché de casa para reunirme con Jamia.
Llegué allí y me senté en un bordillo junto a la puerta de entrada, Jamia aún no había llegado, eran las siete en punto. Miré hacia los lados para ver si la veía llegar, pero no aparecía. Miré la hora, las siete y diez. Saqué el mp3 que solía llevar conmigo y los auriculares, seleccioné Sabotage de Beastie Boys. Apoyé mi cabeza entre mis brazos, y tan solo escuché la música.
-¡Ah! -grité girándome rápidamente. Alguien se había apoyado en mis hombros sonriendo, era Jamia. Sonreí también tras el susto y me quité los auriculares.
-¡Frankie! -gritó ella, se la notaba feliz.
-Hola, Jamia, ¿cómo estás? -le saludé.
-Muy bien, me alegro que me hayas llamado, hace mucho tiempo que no hablamos.
-Muchísimo -comenzamos a caminar hacia el interior del parque, era grande, así que no tendríamos momento de pensar a donde ir.
-¿Qué es de tu vida? -me preguntó mostrándose interesada.
-Bueno, pues... ya sabes, me metí en la universidad, y ahora estoy en un grupo de rock.
-¿Sí? Eso es genial -sonrió entrecerrando los ojos.
-¿Y a ti como te va?
-Bueno, pues trabajo en el restaurante para ir pagándome los estudios y poco más, no es tan interesante como la tuya. Tú siempre has echo tu vida y la de los demás muy interesante -me dijo mirándome con cierta ternura.
-Si tú lo dices... -contesté dirigiendo mi mirada hacia el suelo.
-Sí -sonrió-Y bueno, ¿no tienes novia ni nada?
-Eh, bueno, no. No tengo novia -no había mentido. Novia no tenía -.¿Y tú?
-No, eh. Más o menos tú fuiste el último, y para mí... el único -dijo ella, sin dejar de sonreír, pero esta vez más tímidamente.
-Ah... bueno -no supe que contestar, este tipo de conversaciones no se me daban bien. Por una parte quería soltarle lo feliz que estaba con Gerard, pero por otra quise callármelo. Solo dejé que los temas los sacase ella.
-No sabes lo que me alegra volver a verte, ¿qué pasó con nosotros? -comentó.
-Bueno, estuvimos saliendo, ya sabes, hasta que cortaste conmigo -reí. Era un buen recuerdo, aunque en su momento lo había pasado bastante mal.
-Oh, sí, fui una estúpida.
-Fue tu elección, no te tengo rencor -reí con simpatía.
-Pero yo ahora si que me arrepiento... -murmuró.
-No seas tonta -reí.
-Lo soy, eres un gran chico -aún siendo un hombre, entendía perfectamente lo que pretendía Jamia. Pero lo más posible es que tan solo estuviera confundiendo sentimientos.
-Y tú una magnífica chica, vamos Jamia, eres joven y hay muchos mejores que yo -le contesté mirándola.
-Eso es lo que tú crees... -la miré con dulzura, echaba de menos su modo de hablar y de mirar. Era tan humilde y sencilla...
-Vamos, Jamia, estamos aquí para hablar y pasarlo bien, no para deprimirnos, somos amigos -sonreí intentando que ella también sonriera. Lo conseguí.
-De acuerdo, y bueno, ¿quién era el chico con quien cenaste el otro día en el restaurante? -preguntó amistosa.
-Gerard... él... bueno, es mi... amigo, un amigo -¿Porqué dije eso? Gerard no era un amigo, era mi pareja, mi novio. Mi amor. Mi Gee. ¿Porqué había dicho que era tan solo un amigo? ¿Qué le pasa a mi mente?
-Ah, pareció simpático -añadió ella.
-Sí...Uh...
"¡Frank, Frank, Frank! Estás loco" me decía a mi mismo, ¿un amigo? Le acababa de decir a Jamia que Gerard, mi novio, solo era un amigo. Era gilipollas.
Pasó el tiempo, Jamia me comentó mucha más cosas, pero yo me sentía mal por decir que Gerard solo era un amigo, pero la miraba y una parte de mi quería reservar decir que Gerard era mi pareja.
-Bueno, Frank, me tengo que ir al trabajo -dijo despidiéndose, sonriendo como siempre-.¿Volveremos a vernos?
-Claro, te llamaré de nuevo. Hasta pronto -le dije.
Caminé hacia mi casa escuchando música y pensando en ella, en ella y en Gerard. Me percaté, volvían los problemas a mi mente.

viernes, 8 de julio de 2011

Capitulo 14.

Gerard ya no volvió a echarse sobre mí, me quedé allí sentado mientras él recogía un poco la ropa del suelo y sacaba algo para cambiarse de su armario. No entró al aseo y comenzó a desvestirse delante de mi. Ya iba sin camiseta así que aprovechó para ponerse una sudadera negra de Pesadilla antes de Navidad. Se quitó los pantalones y seguidamente sus calzoncillos, no le dio nada de vergüenza que le viera perfectamente. Miré mis pantalones, un pequeño bulto comenzaba a notarse en mis boxers. Gerard me ponía fuera como fuera. Se puso ropa interior limpia y unos pantalones vaqueros.
-Bueno, Frankie, ¿nos vamos? -preguntó sonriente pero con bastante cara de cansado.
-Sí... uh, claro -me levanté de la cama. Dios, Gerard era precioso, perfecto. ¿Cómo había pasado el resto de mi vida sin haber estado con él?
Salimos de la habitación y bajamos hacia el comedor, sobre la mesa habían servidas tortitas, pero su madre no estaba ya allí, nos sentamos a desayunar junto a Mikey. Nos miró raro, pero luego sonrió. Me encantaba estar allí junto a Gerard delante de su hermano. Me levanté un poco de la mesa y le di un suave beso en los labios a Gerard, su hermano desvió la mirada, sabía que Mikey no estaba en contra de los homosexuales, pero estaba claro que le incomodaba vernos así.
Terminamos de desayunar y Gerard propuso de ir a dar una vuelta, así que me fui con él. Con él iba a donde hiciera falta.
Fuimos a sentarnos a un pequeño parque y estuvimos un largo tiempo hablando, abrazándonos, besándonos. Todo era perfecto, perfecto porque estaba junto a Gerard.
Al mediodía Gerard me llevó a un pequeño restaurante, invitaba él. Me encantaba. Gerard Way era jodidamente perfecto. Me senté con él en una mesa del restaurante, había ya bastante gente comiendo.
Al poco tiempo se acercó una camarera, pálida y de pelo negro.
-Hola chicos, ¿qué vais a querer? -preguntó amable.
-Oh, bueno, yo tomaré lo mismo que pida él -le comenté refiriéndome a mi acompañante.
-De acuerdo, ¿qué va a querer el caballero? -le preguntó a Gerard amigable.
La chica me resultaba bastante familiar, pero no sabía exactamente quien era.
-Yo... em... esto -le dijo señalandole un plato de la carta. La camarera apuntó y con una gran sonría se marchó de allí.
-¿Porqué la mirabas así? -me preguntó Gerard refiriéndose a la camarera.
-Uh, porque me suena mucho... pero aún no sé de que -contesté con dulzura.
-Ah, vale.
-¿Estabas celoso? -le pregunté coqueto.
-¿De que iba a estarlo, ratita? -me contestó seguro.
-Soy bisexual, por si no lo sabías -le contesté desafiante.Él tan solo rió. No hablamos mucho más, tan solo estuvimos mirándonos, él me rozaba la pierna por debajo, y a mi eso me excitaba. En seguida nos trajeron los platos de comida.
-Oh, perdona -me dijo la camarera-. Tú... yo a ti te conozco.
-Eso mismo estaba pensando yo -le dije sonriendole.
-Sí...-rió-. Tú sonrisa me es familiar...
-Me llamo Frank, Frank Iero -le dije-.Si eso te ayuda a recordar más.
-¡Oh Dios! -exclamó ella-. ¿Eres Frank, Frankie? No... Dios, ¿no te acuerdas de mí?
-Emm... no del todo.
-Estuvimos saliendo en secundaria -me comentó sonriente-.Dios mío, cuanto tiempo sin verte... Frankie.
Gerard me miró con mala cara cuando la chica dijo eso. Yo no pude evitar sonreír ante la situación.
-¿Eres Jamia? -pregunté entonces.
-¡Síí! -gritó ella.
-Oh, Dios, sí que hacía tiempo, ¿y eso que trabajas aquí?
-Nada, pues un trabajo de mientras me termino los estudios... ¿Y que es de tu vida?... Em, bueno, bueno, ya me contarás, toma -dijo cogiendo una servilleta y apuntando con un bolígrafo un número de teléfono-. Llámame y hablamos, ¿de acuerdo?
-Por supuesto, me ha echo mucha ilusión verte después de tantos años -ella tan solo me guiñó un ojo y se dio media vuelta para marcharse.
-¿La vas a llamar? -me preguntó Gerard con mala cara.
-¿Celoso?
-No. Sé que me quieres solo a mí -sonrió.
-Lo sabes muy bien -Había salido con Jamia en un pasado, pero ahora mismo solo estaba enamorado de Gerard. Jamia había sido una buena chica y yo aún no tenía muy claro porque ella cortó conmigo. Me jodió bastante, pero tenía ganas de volver a hablar con ella y saber de su vida.
Terminamos de comer y me despedí de Gee, me dio un beso en la nariz. Me encantaba que hiciera eso.
-Espero verte de nuevo pronto, ya te echo de menos -me dijo Gerard antes de marcharse hacia su casa.
Llegué a mi casa, le conté resumidamente y ahorrándome ciertas partes a mi madre lo que había hecho.
Pasé el resto del día pensando en mi amor hacia Gerard, en aquella noche en su casa, tan fantástica. La mejor noche de mi vida, pero luego pensé en Jamia. Me apetecía mucho pasar un día con ella, quizás pudiera ser divertido...

lunes, 4 de julio de 2011

Capitulo 13.

Me desperté temprano al día siguiente, mucho antes que Gerard se levantara. Me encontré desnudo con Gerard apoyado encima de mi, con los ojos cerrados, durmiendo. La sabana nos cubría, al parecer no nos habíamos movido en toda la noche. Por un momento tuve miedo de que de pronto entrara Mikey a la habitación de su hermano y nos pillara así, ¿que le diría? Olvidé el pensamiento y me preocupé en saber la hora, cogí el reloj que había sobre la mesita de noche, las nueve y media de la mañana. Sí, para mi eso era bastante temprano.
Quería levantarme y vestirme rápidamente, escenas de la noche anterior me vinieron a la cabeza y no pude evitar sentirme extraño hasta que miré con ternura a Gerard.
Conseguí moverme un poco, dejando apoyada la cabeza de Gerard sobre el colchón y lentamente y con cuidado conseguí salir de la cama. Hacía bastante frío y más aún como iba yo. 
Cogí la ropa que había esparcida por el suelo y nerviosamente comencé a vestirme intentando no hacer demasiado ruido. Hasta que de pronto tropecé con la estúpida silla del escritorio y pegué un golpe. Observé rápidamente la reacción de Gerard.
-¿Frank? -preguntó abriendo cuidadosamente los ojos.
-Uh, perdón... -murmuré acercándome.
-¿Ya te has vestido? -preguntó comenzando a reincorporarse.
-Em, sí -reí.
-Jo... pensé que querrías repetirlo -dijo ya sentado sobre la cama, tan solo con los pantalones.
-Bueno, em, creo que no es momento -le dije con timidez sentado a su lado.
De pronto se tiro sobre mi haciéndome caer sobre la cama y comenzó a besarme sin dejarme respirar.
-Ge... Gerard -conseguía decir entre beso y beso.
-Vamos, ratita -me dijo metiendo la mano por dentro de mi camiseta.
-¿Otra vez? Eres incansable... -le sonreí.
-Si es que me miras con esos ojos y esa sonrisa, joder, Frank, no hay quien se resista -me dijo picaramente.
-¿Y si entra tu hermano y nos... pilla? -dije manteniendolo, ya que si lo soltaba comenzaba de nuevo a besarme.
-Bueno, no creo que pase nada. Tan solo se traumará un poco más -rió. Lo miré desacuerdo.
Volvió a acercarse a mi y a seguir subiéndome la camiseta, le dejé, pero mi intención no era llegar más lejos, tan solo juguetear un poco. Comenzó a besarme de nuevo, humedeciendo mis labios y jugueteando con mi lengua. Me echó la cabeza hacia atrás y besó mi cuello, notaba la humedad de sus labios y su respiración entrecortada. Me encantaba que hiciera eso, que recorriera mi cuerpo.
De pronto tocaron a la puerta, me sobresalté y miré a Gerard, él ni siquiera se inmutó y siguió saboreando mi cuerpo, la idea de que alguien estaba detrás de la puerta me excitaba el doble.
-Gerard, voy a entrar -dijo una voz, la voz de Mikey.
"Oh, Dios" me dije. " Esto va a ser divertido"
Mikey abrió la puerta y se detuvo cuando vio a Gerard sin camiseta tumbado sobre mi besándome el cuello.
-Oh, eh, per...dón -dijo Mikey sorprendido, no se esperaba esto para nada.
-Mikey, espera -dijo Gerard levantándose y riendo-. No te había oído, ¿que quieres?
-Eh, nada... no te preocupes, sigue con lo tuyo -dijo Mikey sin mirar a su hermano, giró y cerró la puerta al salir. Gerard me miró con dulzura y me tocó la nariz, cogió una camiseta del suelo y salió de la habitación.
-Vamos, hermanito, ven un momento, ¿qué querías? -dijo Gerard desde el pasillo, a los poco minutos volvió a entrar con Mikey cabizbajo detrás.
-Gerard, si estás ocupado... -dijo mirándome, yo le sonreí.
-Que no, que no, dime -le dijo su hermano.
-Solo quería pedirte una camiseta, las tengo casi todas para lavar -sonrió Mikey.
-Claro, coge lo que quieras -le dijo sonriente Gerard-. Y lo que has visto... espero que no te parezca mal.
-Oh, eh... no... uh... ¿estáis juntos? -preguntó eligiendo una camiseta.
-Sí -respondí adelantándome a Gerard. Mikey nos miró y tan solo sonrió tímidamente. Sí, por si no lo sabía su hermano era homosexual.
Mikey salió de la habitación cogiendo velocidad, supongo que para dejarnos solos.
-Ale, ¿contento? -me preguntó Gerard sonriendo.
-Supongo que sí, ha estado bien -reí.
Ahora me estaban volviendo a dar ganas de que Gerard se echase sobre mi y siguiese por donde se había quedado.