viernes, 8 de julio de 2011

Capitulo 14.

Gerard ya no volvió a echarse sobre mí, me quedé allí sentado mientras él recogía un poco la ropa del suelo y sacaba algo para cambiarse de su armario. No entró al aseo y comenzó a desvestirse delante de mi. Ya iba sin camiseta así que aprovechó para ponerse una sudadera negra de Pesadilla antes de Navidad. Se quitó los pantalones y seguidamente sus calzoncillos, no le dio nada de vergüenza que le viera perfectamente. Miré mis pantalones, un pequeño bulto comenzaba a notarse en mis boxers. Gerard me ponía fuera como fuera. Se puso ropa interior limpia y unos pantalones vaqueros.
-Bueno, Frankie, ¿nos vamos? -preguntó sonriente pero con bastante cara de cansado.
-Sí... uh, claro -me levanté de la cama. Dios, Gerard era precioso, perfecto. ¿Cómo había pasado el resto de mi vida sin haber estado con él?
Salimos de la habitación y bajamos hacia el comedor, sobre la mesa habían servidas tortitas, pero su madre no estaba ya allí, nos sentamos a desayunar junto a Mikey. Nos miró raro, pero luego sonrió. Me encantaba estar allí junto a Gerard delante de su hermano. Me levanté un poco de la mesa y le di un suave beso en los labios a Gerard, su hermano desvió la mirada, sabía que Mikey no estaba en contra de los homosexuales, pero estaba claro que le incomodaba vernos así.
Terminamos de desayunar y Gerard propuso de ir a dar una vuelta, así que me fui con él. Con él iba a donde hiciera falta.
Fuimos a sentarnos a un pequeño parque y estuvimos un largo tiempo hablando, abrazándonos, besándonos. Todo era perfecto, perfecto porque estaba junto a Gerard.
Al mediodía Gerard me llevó a un pequeño restaurante, invitaba él. Me encantaba. Gerard Way era jodidamente perfecto. Me senté con él en una mesa del restaurante, había ya bastante gente comiendo.
Al poco tiempo se acercó una camarera, pálida y de pelo negro.
-Hola chicos, ¿qué vais a querer? -preguntó amable.
-Oh, bueno, yo tomaré lo mismo que pida él -le comenté refiriéndome a mi acompañante.
-De acuerdo, ¿qué va a querer el caballero? -le preguntó a Gerard amigable.
La chica me resultaba bastante familiar, pero no sabía exactamente quien era.
-Yo... em... esto -le dijo señalandole un plato de la carta. La camarera apuntó y con una gran sonría se marchó de allí.
-¿Porqué la mirabas así? -me preguntó Gerard refiriéndose a la camarera.
-Uh, porque me suena mucho... pero aún no sé de que -contesté con dulzura.
-Ah, vale.
-¿Estabas celoso? -le pregunté coqueto.
-¿De que iba a estarlo, ratita? -me contestó seguro.
-Soy bisexual, por si no lo sabías -le contesté desafiante.Él tan solo rió. No hablamos mucho más, tan solo estuvimos mirándonos, él me rozaba la pierna por debajo, y a mi eso me excitaba. En seguida nos trajeron los platos de comida.
-Oh, perdona -me dijo la camarera-. Tú... yo a ti te conozco.
-Eso mismo estaba pensando yo -le dije sonriendole.
-Sí...-rió-. Tú sonrisa me es familiar...
-Me llamo Frank, Frank Iero -le dije-.Si eso te ayuda a recordar más.
-¡Oh Dios! -exclamó ella-. ¿Eres Frank, Frankie? No... Dios, ¿no te acuerdas de mí?
-Emm... no del todo.
-Estuvimos saliendo en secundaria -me comentó sonriente-.Dios mío, cuanto tiempo sin verte... Frankie.
Gerard me miró con mala cara cuando la chica dijo eso. Yo no pude evitar sonreír ante la situación.
-¿Eres Jamia? -pregunté entonces.
-¡Síí! -gritó ella.
-Oh, Dios, sí que hacía tiempo, ¿y eso que trabajas aquí?
-Nada, pues un trabajo de mientras me termino los estudios... ¿Y que es de tu vida?... Em, bueno, bueno, ya me contarás, toma -dijo cogiendo una servilleta y apuntando con un bolígrafo un número de teléfono-. Llámame y hablamos, ¿de acuerdo?
-Por supuesto, me ha echo mucha ilusión verte después de tantos años -ella tan solo me guiñó un ojo y se dio media vuelta para marcharse.
-¿La vas a llamar? -me preguntó Gerard con mala cara.
-¿Celoso?
-No. Sé que me quieres solo a mí -sonrió.
-Lo sabes muy bien -Había salido con Jamia en un pasado, pero ahora mismo solo estaba enamorado de Gerard. Jamia había sido una buena chica y yo aún no tenía muy claro porque ella cortó conmigo. Me jodió bastante, pero tenía ganas de volver a hablar con ella y saber de su vida.
Terminamos de comer y me despedí de Gee, me dio un beso en la nariz. Me encantaba que hiciera eso.
-Espero verte de nuevo pronto, ya te echo de menos -me dijo Gerard antes de marcharse hacia su casa.
Llegué a mi casa, le conté resumidamente y ahorrándome ciertas partes a mi madre lo que había hecho.
Pasé el resto del día pensando en mi amor hacia Gerard, en aquella noche en su casa, tan fantástica. La mejor noche de mi vida, pero luego pensé en Jamia. Me apetecía mucho pasar un día con ella, quizás pudiera ser divertido...

No hay comentarios:

Publicar un comentario