Quería levantarme y vestirme rápidamente, escenas de la noche anterior me vinieron a la cabeza y no pude evitar sentirme extraño hasta que miré con ternura a Gerard.
Conseguí moverme un poco, dejando apoyada la cabeza de Gerard sobre el colchón y lentamente y con cuidado conseguí salir de la cama. Hacía bastante frío y más aún como iba yo.
Cogí la ropa que había esparcida por el suelo y nerviosamente comencé a vestirme intentando no hacer demasiado ruido. Hasta que de pronto tropecé con la estúpida silla del escritorio y pegué un golpe. Observé rápidamente la reacción de Gerard.
-¿Frank? -preguntó abriendo cuidadosamente los ojos.
-Uh, perdón... -murmuré acercándome.
-¿Ya te has vestido? -preguntó comenzando a reincorporarse.
-Em, sí -reí.
-Jo... pensé que querrías repetirlo -dijo ya sentado sobre la cama, tan solo con los pantalones.
-Bueno, em, creo que no es momento -le dije con timidez sentado a su lado.
De pronto se tiro sobre mi haciéndome caer sobre la cama y comenzó a besarme sin dejarme respirar.
-Ge... Gerard -conseguía decir entre beso y beso.
-Vamos, ratita -me dijo metiendo la mano por dentro de mi camiseta.
-¿Otra vez? Eres incansable... -le sonreí.
-Si es que me miras con esos ojos y esa sonrisa, joder, Frank, no hay quien se resista -me dijo picaramente.
-¿Y si entra tu hermano y nos... pilla? -dije manteniendolo, ya que si lo soltaba comenzaba de nuevo a besarme.
-Bueno, no creo que pase nada. Tan solo se traumará un poco más -rió. Lo miré desacuerdo.
Volvió a acercarse a mi y a seguir subiéndome la camiseta, le dejé, pero mi intención no era llegar más lejos, tan solo juguetear un poco. Comenzó a besarme de nuevo, humedeciendo mis labios y jugueteando con mi lengua. Me echó la cabeza hacia atrás y besó mi cuello, notaba la humedad de sus labios y su respiración entrecortada. Me encantaba que hiciera eso, que recorriera mi cuerpo.
De pronto tocaron a la puerta, me sobresalté y miré a Gerard, él ni siquiera se inmutó y siguió saboreando mi cuerpo, la idea de que alguien estaba detrás de la puerta me excitaba el doble.
-Gerard, voy a entrar -dijo una voz, la voz de Mikey.
"Oh, Dios" me dije. " Esto va a ser divertido"
Mikey abrió la puerta y se detuvo cuando vio a Gerard sin camiseta tumbado sobre mi besándome el cuello.
-Oh, eh, per...dón -dijo Mikey sorprendido, no se esperaba esto para nada.
-Mikey, espera -dijo Gerard levantándose y riendo-. No te había oído, ¿que quieres?
-Eh, nada... no te preocupes, sigue con lo tuyo -dijo Mikey sin mirar a su hermano, giró y cerró la puerta al salir. Gerard me miró con dulzura y me tocó la nariz, cogió una camiseta del suelo y salió de la habitación.
-Vamos, hermanito, ven un momento, ¿qué querías? -dijo Gerard desde el pasillo, a los poco minutos volvió a entrar con Mikey cabizbajo detrás.
-Gerard, si estás ocupado... -dijo mirándome, yo le sonreí.
-Que no, que no, dime -le dijo su hermano.
-Solo quería pedirte una camiseta, las tengo casi todas para lavar -sonrió Mikey.
-Claro, coge lo que quieras -le dijo sonriente Gerard-. Y lo que has visto... espero que no te parezca mal.
-Oh, eh... no... uh... ¿estáis juntos? -preguntó eligiendo una camiseta.
-Sí -respondí adelantándome a Gerard. Mikey nos miró y tan solo sonrió tímidamente. Sí, por si no lo sabía su hermano era homosexual.
Mikey salió de la habitación cogiendo velocidad, supongo que para dejarnos solos.
-Ale, ¿contento? -me preguntó Gerard sonriendo.
-Supongo que sí, ha estado bien -reí.
Ahora me estaban volviendo a dar ganas de que Gerard se echase sobre mi y siguiese por donde se había quedado.
-¿Frank? -preguntó abriendo cuidadosamente los ojos.
-Uh, perdón... -murmuré acercándome.
-¿Ya te has vestido? -preguntó comenzando a reincorporarse.
-Em, sí -reí.
-Jo... pensé que querrías repetirlo -dijo ya sentado sobre la cama, tan solo con los pantalones.
-Bueno, em, creo que no es momento -le dije con timidez sentado a su lado.
De pronto se tiro sobre mi haciéndome caer sobre la cama y comenzó a besarme sin dejarme respirar.
-Ge... Gerard -conseguía decir entre beso y beso.
-Vamos, ratita -me dijo metiendo la mano por dentro de mi camiseta.
-¿Otra vez? Eres incansable... -le sonreí.
-Si es que me miras con esos ojos y esa sonrisa, joder, Frank, no hay quien se resista -me dijo picaramente.
-¿Y si entra tu hermano y nos... pilla? -dije manteniendolo, ya que si lo soltaba comenzaba de nuevo a besarme.
-Bueno, no creo que pase nada. Tan solo se traumará un poco más -rió. Lo miré desacuerdo.
Volvió a acercarse a mi y a seguir subiéndome la camiseta, le dejé, pero mi intención no era llegar más lejos, tan solo juguetear un poco. Comenzó a besarme de nuevo, humedeciendo mis labios y jugueteando con mi lengua. Me echó la cabeza hacia atrás y besó mi cuello, notaba la humedad de sus labios y su respiración entrecortada. Me encantaba que hiciera eso, que recorriera mi cuerpo.
De pronto tocaron a la puerta, me sobresalté y miré a Gerard, él ni siquiera se inmutó y siguió saboreando mi cuerpo, la idea de que alguien estaba detrás de la puerta me excitaba el doble.
-Gerard, voy a entrar -dijo una voz, la voz de Mikey.
"Oh, Dios" me dije. " Esto va a ser divertido"
Mikey abrió la puerta y se detuvo cuando vio a Gerard sin camiseta tumbado sobre mi besándome el cuello.
-Oh, eh, per...dón -dijo Mikey sorprendido, no se esperaba esto para nada.
-Mikey, espera -dijo Gerard levantándose y riendo-. No te había oído, ¿que quieres?
-Eh, nada... no te preocupes, sigue con lo tuyo -dijo Mikey sin mirar a su hermano, giró y cerró la puerta al salir. Gerard me miró con dulzura y me tocó la nariz, cogió una camiseta del suelo y salió de la habitación.
-Vamos, hermanito, ven un momento, ¿qué querías? -dijo Gerard desde el pasillo, a los poco minutos volvió a entrar con Mikey cabizbajo detrás.
-Gerard, si estás ocupado... -dijo mirándome, yo le sonreí.
-Que no, que no, dime -le dijo su hermano.
-Solo quería pedirte una camiseta, las tengo casi todas para lavar -sonrió Mikey.
-Claro, coge lo que quieras -le dijo sonriente Gerard-. Y lo que has visto... espero que no te parezca mal.
-Oh, eh... no... uh... ¿estáis juntos? -preguntó eligiendo una camiseta.
-Sí -respondí adelantándome a Gerard. Mikey nos miró y tan solo sonrió tímidamente. Sí, por si no lo sabía su hermano era homosexual.
Mikey salió de la habitación cogiendo velocidad, supongo que para dejarnos solos.
-Ale, ¿contento? -me preguntó Gerard sonriendo.
-Supongo que sí, ha estado bien -reí.
Ahora me estaban volviendo a dar ganas de que Gerard se echase sobre mi y siguiese por donde se había quedado.
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