sábado, 28 de mayo de 2011

Capitulo 9.

El domingo me levanté temprano, ya preparado para ponerme a trabajar para la universidad. No podía concentrarme, ya que mi mente seguía analizando cada momento del día anterior, cada minuto con Gerard. Y cada vez que lo hacía sonreía. Era tan feliz, por fin las cosas salían como yo quería.
El grupo, My Chemical Romance, la universidad, Gerard... se podría decir que todo iba bien.
Conseguí sentarme en mi escritorio, sacar los libros y comenzar a hacer el trabajo. Intenté que mi mente no divagara, pero con poco éxito. Un poco más y termino haciendo el trabajo sobre Gerard.

El lunes comencé la semana y ya estuve esperando la llamada de Gerard, me acordé de la semana anterior, cuando también estuve esperando su llamada. Así que posiblemente no la recibiera hasta el viernes...
Aún así, pasé la semana pensando en él y mirando el móvil cada dos por tres. Echaba de menos más que nunca sus besos, tenerle cerca se convirtió en una necesidad como cualquier otra.
¿Que estaría pensando Gerard de mi? A lo mejor él no estaba tan preocupado con el tema como yo...
Pasaba la semana, martes, miércoles... y el jueves, estudiando en mi escritorio, me sonó el teléfono, era él.
-¡Gerard! -contesté feliz, sin aguantarme mi entusiasmo.
-Frank, tengo la semana muy liada, no creo que quedemos -me dijo secamente.
-Oh, vaya... bueno, pues ya nos veremos el sábado, ¿no? -contesté tristemente.
-No estoy seguro, Matt tampoco puede quedar este sábado y yo como te he dicho estoy ocupado, no sé si nos veremos -cuando dijo eso me desanimé muchísimo sabiendo que no iba a verle esta semana. ¿No tenía ni un solo minuto para dedicarse a mi? Era imposible...
-¿En serio? ¿Y cuando nos veremos? ¿No tienes nada, nada de tiempo? -le seguí insistiendo.
-Emm, pues la verdad es que no... tengo mucho que aclararme... Supongo que me entenderás, en cuanto pueda te llamo -estaba harto, siempre me hacía lo mismo, me dejaba con las ganas y sin entender nada. ¿Me quería? Todo eran dudas en mi cabeza.
-¿Qué me llamas? No sé porque pero creo que no lo harás -le dije seriamente y con un tono de enfado.
-¿Frank? Claro que te llamaré, yo...
-Sí, ya, Gerard. Yo también te quiero -era difícil que yo me enfadase, pero esta vez Gerard lo estaba consiguiendo, y bien.
-Frank... -susurró-Yo si que te quiero. Pero... Bueno, me tengo que ir. Ya nos vemos.
-Hasta pronto -y colgué. Inevitablemente lancé el teléfono contra el suelo y me eché sobre la cama enfadado, muy enfadado. Gerard era un capullo y yo estaba equivocado. Si que estaba solo jugando conmigo, no quería nada más. ¿Qué es lo que tenía que aclararse? Gerard era libre, sin preocupaciones, no entendía su extraño comportamiento. Pensaba en todas las posibilidades de porque me habría dicho eso. A lo mejor de verdad si que estaba pasando por algún problema, no conocía a su familia, quizás fueran problemas familiares.
Pero podría decirme algo, parecía que solo me estuviera dando estúpidas largas y yo quedándome como un tonto.
Conseguí relajarme y poner algo de música, pero no iba a dejar así a Gerard, y no me iba a dejar a mi con todas las dudas.
Después de pensarlo decidí ir el viernes a casa de Gerard, presentarme allí sin que él sepa nada, pillarlo de improvisto y ver su reacción. El Frank de antes de conocer a Gerard nunca se hubiera atrevido a algo así, pero estaba aprendiendo, y si no iba a su casa a hablar con él me quedaría siempre con la duda, y quizás él hasta se olvidaría de mi. Gerard era como un animal desorientado y salvaje, y quería estar yo allí para conseguir domesticarlo y para conocerle del todo, para resolver su misterio.
Gerard iba a ser mío completamente, yo le quería.

Por fin llegó el viernes e intentando controlar las ganas de no salir y quedarme en casa, me vestí, me arreglé todo lo que pude y me dirigí a casa de Gerard. Cada paso que daba alteraba un poco más mi corazón, pero por al fin llegué a su casa. Toqué al timbre.
-¿Frank? -preguntó Mikey abriéndome la puerta algo confuso -¿Qué haces aquí?
-Em, nada, bueno, vengo a ver a Gerard, tengo que comentarle una cosa... -le dije rápidamente. Mikey sonrió y me dejó pasar a su casa. Nunca había estado allí, solo en el garaje. La entrada olía bien, estaba decorada a tonos marrones y habían muebles bastante bonitos y raros. Mikey me indicó el cuarto de Gerard, de donde provenía fuerte música. Toqué a la puerta, pero nadie contestó. Así que directamente cogí el pomo y la abrí. La habitación estaba un poco oscura, pero había un foco que iluminaba el escritorio donde estaba sentado Gerard de espaldas a mi. No me oía, estaba cantando la canción que sonaba fuertemente. No identifiqué el grupo.
Me acerqué por detrás, estaba dibujando, y dibujaba bastante bien. Parecía un cómic.
No sabía como llamar la atención para se diera cuenta de que estaba allí, hasta que le toqué el hombro y se giró como si se hubiera asustado.
-¿Frank? -preguntó sorprendido, y acto seguido le bajó volumen a la música.
-Hola -saludé indiferente.
-¿Qué haces aquí? -me preguntó levantándose.
-Quiero que me digas que está pasando y que sientes -le dije claramente.
-¿Qué?
-Pues que te tiene tan ocupado para que no puedas quedar conmigo ni un solo momento -fui directamente al grano, no estaba aquí para perder el tiempo, solo había venido para saber la verdad.
-Ah... -desvió la mirada al suelo- He estado trabajando en unos dibujos para una serie animada... y... -se calló.
-¿Y...? ¿Solo eso te mantiene tan ocupado? -pregunté enfadandome, pero verle así, con el pelo tapándole la tímidez de su rostro hizo que me atenuara.
-Lo siento... Pero no quería verte -susurró.
-¿Porqué? -pregunté, apunto de ponerme a llorar al oír las crueles palabras de Gerard -¿Después de todo lo que pasó me dices esto?
-Si te veo solo pienso en ti, siempre, siempre pienso en ti -logró decir mirándome a los ojos. No supe que contestar. Estaba muy sorprendido y a la misma vez muy confuso. ¿Entonces Gerard sentía lo mismo que yo?
-¿Y te crees que a mi no me pasa? Oh, Dios, Gerard -le dije. Y no pude evitar acercarlo a mi y abrazarlo, él me devolvió el abrazo. Había echado de menos esa sensación, tenerlo tan cerca.
-Perdóname -dijo. No sabía que pudiera llegar a ser tan sensible -Pero he tenido que trabajar muy duro para unos dibujos muy importantes -señaló su escritorio -y mi mente iba a ti y terminaba dibujandote -sonrió.
-Te quiero -le dije entonces sonriendo. Él me devolvió la sonrisa.
-Pues... para que me perdones y aprovechemos todo el tiempo perdido durante esta semana, hoy te vas a quedar a dormir aquí, conmigo -propuso.
-¿En serio? -pregunté sonriendo.
-Sí. Vamos, llama a tu madre y díselo. Será... divertido -sonrió Gerard. Le hice caso, yo también deseaba pasar el mayor tiempo posible a su lado.

martes, 24 de mayo de 2011

Capitulo 8.

Gerard y yo estábamos sentados en sillas, uno enfrente del otro y nos mirábamos sonriendo.
Era la una de la madrugada más o menos, la luz del garaje estaba tenue y no había más ruido del que podíamos provocar Gerard o yo.
No sabía que decirle, quería hablar con él pero no se me daba bien romper el hielo. Nos encontrábamos en un incómodo silencio.
-Bueno Frank -dijo al fin-. Siento que no me acompañaras a mi casa el domingo.
-Ya sabes, tenía que hacer cosas, no podía salir de mi casa -le dije sonrojandome y recordando aquel momento.
-Preferiría que no te avergonzaras de lo que... te pasó -Gerard sabía lo que de verdad me había sucedido y la vergüenza que estaba sintiendo. Eso hizo que me gustara más.
Desvié la mirada hacía el suelo.
-¿Te consolaría si te cuento una cosa? -dijo entonces arrodillándose delante de mi, como si estuviera tratando a un niño pequeño después de una tonta caída. Nunca lo había visto hablar de ese modo.
Gerard esperó una respuesta, pero yo no dije nada, seguía sentado sobre la silla mirando el suelo por la vergüenza.
-Tú también me gustas -dijo entonces haciéndome parar el corazón. Congelándome el cuerpo.
¿También? Gerard sabía de sobra que él a mi me gustaba y no me avergoncé por ello, al contrario, después de sus palabras fue inevitable sonreír y mirarle. Él también sonreía a unos centímetros por debajo de mi.
Fue uno de los momentos más felices de mi vida, pasé de pensar que Gerard solo jugueteaba conmigo a oir de sus propios labios que le gustaba.
Al decirme eso fue como si ya lo conociera del todo, como si se hubiera resuelto todo misterio, aunque sabía que aún me quedaban muchas cosas que descubrir de Gerard.
No pude contestarle, no me salían las palabras adecuadas y tenía miedo de fastidiarlo ahora de repente. No se me daba nada bien este tipo de situaciones, quizás porque no había tenido muchas.
-¿No dices nada? -preguntó.
-No sé... que decir -susurré-. Esto se me da mal.
-Bueno, entonces déjamelo a mi -aún arrodillado se levantó un poco y se acercó cuidadosamente a mi observando mi reacción. Yo ya sabía lo que pretendía hacer pero no puse pegas, yo estaba como flotando en una nube.
Gerard se acercó lo suficiente y tocó sus labios contra los míos. No fue un beso demasiado largo, unos pocos segundos, pero, Oh, Dios, me encantó. Gerard me había besado...
Sentir sus labios junto a los míos y tenerle tan cerca de mi... Era la mejor sensación del mundo, pocas cosas pueden superar ese sentimiento. Después de darle tantas vueltas a la cabeza y pensar en él, por fin había tenido la oportunidad durante esos instantes del beso de sentir que era mío. Que había logrado mi pequeña meta de tenerle para mi, de saber que él sentía lo mismo que yo por él.
Cuando el beso terminó me quedé con ganas de más. Gerard sonreía, y por supuesto, yo también.
-Me encanta tu sonrisa -le dije entonces. No imaginaba que Gerard pudiera tener esa faceta tan romántica después de su personalidad rebelde e independiente.
Me había tratado muy bien, se notaba que me entendía.
-Ven, te quiero enseñar una cosa -dijo entonces levantándose y haciendo ademán para que le siguiera.
Fuimos hasta un rincón donde había una gran estantería con discos y un reproductor. Me quedé asombrado al ver toda la colección de CD´s de The Misfits y Black Flag.
-Dios mío... esto es genial -solté asombrado.
-Sé que son tus grupos favoritos, al igual que los míos -sonrió -si quieres poner alguno no tienes más que pedirlo.
-Oh, bueno, vale... -pensé en poner Revenge de Black Flag, Gerard puso el disco de esa canción no demasiado fuerte para no despertar a los que dormían.
Me apoyé en una estantería mientras disfrutaba de la música, y sobretodo de la compañía de Gerard. Era todo perfecto.
Gerard se acercó a mi y empotrándome contra la estantería volvió a besarme, esta vez más profundamente hasta notar su lengua en mi paladar, no pude evitar agarrarle por la espalda para pegarlo más a mi. Quería tenerlo lo más cerca posible. Ya no me sentía como un niño, ahora era yo el que no dejaría libre a Gerard. Ahora yo era inmune a su veneno.
Después de separarme de Gerard miré la hora y me di cuenta de que era suficientemente tarde y yo, aunque me invadía la adrenalina del momento me estaba muriendo del sueño.
-Gerard... me tengo que ir, es tarde -le dije.
-Oh, ¿ya? Vamos, Frankie, ahora que empezábamos a pasárnoslo bien -sonrió.
-Mi madre se preocupa en seguida por nada, como vea que no llego a casa... -reí con timidez.
-Venga, tampoco será para tanto.
-Bueno... yo soy el que más quiere quedarse pero mañana tengo que estar bien despierto, esta vez si que tengo que hacer cosas.
-¿Universidad? -preguntó.
-Exacto, trabajos...
-Pues ya te llamaré durante esta semana para poder continuar con lo de hoy -rió. Yo asentí con la cabeza sonriendo.
-Perfecto. Hasta pronto Gee -me despedí cogiendo mi guitarra y encaminándome hacía la salida.
-Espera, espera -dijo caminando rápidamente hacía mi-.Tenemos que despedirnos como es debido.
Gerard acercó de nuevo sus labios a mi y me dio un suave beso, un beso de despedida. Ese tipo de besos que te deja atontado.
Después de la despedida salí de allí, era todo tan perfecto... Me acordé de una canción de Pencey Prep, Trying to scape the inevitable.
"I have a new dream
Everything is perfect
The sky is pink, yellow, green, blue and orange
And all the past has been forgotten
And we fell in love
And I fell into your trap"

Llegué a mi casa, mi madre ya dormía. Subí a mi cuarto y sin quitarme ni la ropa me dejé caer sobre la cama recordando cada beso de Gerard... Me acababa de despedir de él pero ya le echaba de menos. Esperar su llamada iba a convertir esta semana en algo bastante insoportable.

domingo, 22 de mayo de 2011

Capitulo 7.

Se hizo lunes y tuve que ir a la universidad. Se notó el bajo rendimiento en mis notas ya que solo pensaba en Gerard. Entraba a mi habitación esperando que aún perdurase su olor y miraba cada dos por tres mi móvil para ver si tenía algún mensaje o llamada de él.
Gerard me había dicho que algún día de esta semana me llamaría para decirme que día quedaríamos para ensayar con el grupo pero aún no lo había echo, aunque solo estábamos a martes. No había motivo de preocupación.
Aún sentía vergüenza cuando recordaba el percance de la ducha pero aún así  me arrepentía de no haberle podido mirar y de no haberle acompañado a su casa. Fui un crío.
Echaba de menos a un hombre, a un chico. Nunca había estado metido en el tema de la sexualidad, pero creía tener claro que yo era heterosexual... hasta ahora. Gerard me gustaba. Lo tenía claro cuando me di cuenta de que mis pensamientos se centraban en él, lo echaba de menos, quería tenerlo cerca, saber más sobre él, cualquier actividad que hiciera no me llenaba lo suficiente.
Gerard era como un veneno, un veneno en mi que me enfermaba, cuantos más días pasaban desde la última vez que lo había visto más pensaba en él y más le echaba de menos. Al final se hacía un poco insoportable.
"Gracias por el veneno, Gerard" me dije a mi mismo acercándome al reproductor y poniendo algo de música, me apetecía escuchar The Misfits así que puse Scream .
Me eché sobre la cama y cerré lo ojos mientras escuchaba la música.

Pasó la semana, iba a la universidad y volvía sin ninguna motivación. La psicología me gustaba pero prefería colocarme la guitarra, a mi Pansy, y componer. Quizás la semana hubiera pasado más rápido si Gerard me hubiera llamado, pero seguramente se habría olvidado de mi. A lo mejor hasta tendría novia, ¿él era homosexual? Yo creía que sí pero no lo sabía a ciencia cierta y eso me hacía preocuparme más.
Después de la universidad solo me dejaba caer sobre mi cama con algo de música puesta e imaginaba a Gerard.
El viernes me acosté temprano, raramente lo hacía. Me quedaba en el salón viendo alguna película de terror cuando mi madre se acostaba y tenía la casa para mi solo. Pero ese viernes me fui a la cama más pronto.
Cuando ya estaba medio dormido me sonó el móvil, me desvelé del todo esperando que la llamada fuera de Gerard y si así fue.
-¿Frank? Perdón por llamar tan tarde -se disculpó.
-No te preocupes, solo son las doce, estaba despierto -mentí.
-Ah, bueno. Pues quedamos mañana en mi casa para ensayar, ¿vale? A las seis.
-Sí, claro, allí estaré -le dije intentado no parecer desesperado.
-De acuerdo, buenas noches Frankie -se despidió y después de esperar a ver si me decía algo más, colgué. Tuve que estar un minuto sentado sobre la cama pensando, su voz me había echo recordar el momento de la ducha y la noche que durmió conmigo. Después de eso logré acostarme y dormirme.

Me levanté temprano, me duché, me vestí y estuve pasando el tiempo hasta que se hicieron las seis menos cuarto. Cogí mi guitarra y caminé hasta casa de Gerard, tímidamente toqué a la puerta del garaje y me abrió el propio Gerard.
-¡Hola! -me saludó emocionado -Llegas pronto, Matt y Ray aún no han llegado.
-Oh, bueno, sabes que no vivo muy lejos de aquí -le dije.
-Sí, lo sé -sonrió. Dejé la funda de la guitarra apoyada sobre una pared. Mikey practicaba con su bajo Vampires Will Never Hurt You, la canción que en estos momentos estábamos tocando.
Me fijé en Gerard, llevaba una camisa negra y unos pantalones negros, bueno, siempre solía ir de ese color.
Siempre le envolvía un misterio...
Saqué mi guitarra de la funda y la enchufé a un amplificador, comencé a practicar la canción y Mikey quiso acompañarme con su bajo. Después de estar unos veinte minutos practicando mientras Gerard nos seguía con la letra, llegó el batería y el guitarrista.
En seguida nos pusimos todos a tocar, para ser el segundo día de ensayo salía bastante bien. Yo le ponía todo mi empeño a la canción y por lo que parecía los demás también. Estuvimos durante unas tres horas más o menos practicando y me enseñaron otra canción, Early Sunsets Over Monroeville, que era preciosa. Aunque a la letra le faltaba un retoque.
Matt fue el primero que se fue y seguidamente Ray sobre las diez o así, yo aún quería quedarme un rato más e intentar no pasar vergüenza ante Gerard, así que me dispuse a hablar con él.
Mikey, Gerard y yo estuvimos pasando tiempo juntos y hablando, prácticamente unas dos horas. Los dos hermanos tenían muchas cosas en común, pero a la misma vez eran distintos, la diferencia más notable era que Mikey era muy tímido comparado con Gerard.
-Bueno, chicos... yo me voy a dormir... hoy he tenido un día muy ajetreado -dijo Mikey tras un bostezo.
-Vale, Mikey. Buenas noches -le dijo su hermano.
-Ya nos vemos -me despedí yo.
Cuando Mikey desapareció de allí, Gerard me miró y sonrió, yo logré devolverle la sonrisa. Como los dos queríamos, nos habíamos quedado solos.

viernes, 20 de mayo de 2011

Capitulo 6.

Me levanté del suelo aún mojado y confuso, muy confuso. El agua en la ducha seguía corriendo con Gerard dentro.
Me avergonzaba de mi mismo, un chico bajito de pelo oscuro y corto, desnudo echado de su propia ducha.
"¿Vas a quedarte ahí?" me pregunté. No podía dejar que Gerard me intimidara de esa forma, pero se le daba bien hacerlo. Solo con sonreírme me sentía como un maldito crío.
Me arrepentiría si no entraba en la ducha de nuevo, y además, no tenia nada de malo.
Abrí la cortina de la ducha más nervioso que nunca intentando taparme un poco y vi a Gerard allí, mojado. Con el agua por encima.
-¿Has pensado en volver a entrar? -me preguntó sonriente. ¡¿Pero porqué a él no le daba vergüenza estar así?! Me hablaba como si nada.
-Es mi ducha... -logré decir sin ni siquiera mirarle- Tú eres el que se tendría que haber salido -tenía ganas de salir corriendo de allí pero era algo que no debía hacer.
-Pero sabes tanto como yo que no voy a salir -continuaba sonriendo.
Me seguía dando vergüenza estar allí, pero sabía que luego me iba a arrepentir, yo era libre de hacer lo que quisiera,  ningún principio me impedía estar ahí dentro con Gerard. Le sonreí tímidamente y entré. La situación era muy extraña, pero es que él era muy extraño también, y eso me encantaba. Era hora de admitirlo, Gerard me empezaba a atraer.
El agua caía sobre los dos, el pelo de Gerard parecía más largo al llevarlo mojado, me hubiera gustado tenerlo como él.
Gerard me miraba con dulzura y yo no podía evitar sonreír aunque estuviera muriéndome de vergüenza. "Muchos chicos se duchan a la vez en duchas compartidas de gimnasios" me dije "así que no es tan raro"
Pero por unos momentos olvidé que nos encontrábamos los dos desnudos en una ducha. Cada segundo que pasaba era más raro, pero me sentía cómodo.
Gerard era especial, nunca había conocido un chico  como él... tan en su mundo, sin preocuparse por nada, él hacía lo que le apetecía cuando quería. A veces me enrabiaba, como había pasado con la ducha, pero siempre me había gustado ser como él.
Entonces empecé a disfrutar de la situación, comencé a pensar como lo haría Gerard y no lo vi tan mal.
Le miré sonriendo. Dios, por cada momento le tenía más cariño.
Gerard dejaba que el agua le cayese por encima, la ducha era pequeña pero no lo suficiente para que nos tocásemos. Unos pocos centímetros nos separaban el uno del otro. Entonces noté que me empezaba a excitar, algo que ni yo me podía creer... pero era verdad. Ver a Gerard me estaba excitando.
Noté como la sangre me bajaba  y lo inesperado estaba apunto de suceder, tuve una erección.
Estaba claro que yo no podía controlar eso, me miré y me puse mucho más nervioso. No quería que Gerard me viera así, no sabría donde podría terminar esto.
Yo estaba empalmado y entonces vi como Gerard me miraba, entonces desvió rápidamente la mirada hacía abajo, hacía mi entrepierna. Se dio cuenta. Además de arderme el pene, me ardía la cara de lo nervioso y rojo que me estaba poniendo.
Gerard sonrió maliciosamente y me miró con sus ojos verdes. Un verde pardo que me mataba.
En unas milésimas de segundo que trascurrió todo eso salí corriendo de la ducha al verme así y al ver que Gerard me había visto con mi pene erecto, erecto por él.
Se rió en la ducha no demasiado fuerte intentando que no le oyese, cogí una toalla y salí del baño.
"Oh-Dios-mío, Oh-Dios-mío" me repetía sin poder calmarme. Me senté sobre la cama con la toalla puesta por la cintura y miré un punto fijo del suelo intentando no pensar en nada. Noté que cada vez la cara me ardía menos y conseguía tranquilizarme del todo.
Me dejé caer atrás sobre la cama, esta vez mirando el techo. Oía caer el agua dentro de la ducha, y eso me tranquilizaba, sabía que Gerard seguía dentro y que no me podía ver allí, nervioso, angustiado, intimidado por su culpa.
Él sabía controlar esta clase de situaciones, no era como yo, no se ponía nervioso ni se dejaba intimidar, ¿a cuántos chicos habría metido en la ducha? Pensar eso no me gustaba para nada, por una parte quería ser especial para él, no un chico más que había visto desnudo porque sí. Para mi él era especial.
Aún con el corazón palpitandome rápido y fuerte cogí algo de ropa y conseguí vestirme. Gerard salió del baño a los cinco minutos ya con la ropa puesta y el pelo mojado, chorreando.
Me miró sonriendo pero yo no pude ni devolverle la sonrisa ni la mirada. Salí de mi cuarto y él me siguió hasta llegar a la puerta de entrada.
-¿Vas a acompañarme a mi casa? -me preguntó entonces aún sonriendo y con ojos de seductor.
-No... tengo cosas que hacer... lo siento, Gerard -le dije aún sin mirarle, no tenía nada que hacer pero no podía pasar un minuto más con él, el corazón seguía palpitandome con mucha fuerza.
-De acuerdo, Frankie. Te llamaré algún día de esta semana para ver cuando volvemos a quedar... ya sabes, para ensayar y tal -me dijo abriendo la puerta.
-Vale, ya hablamos... Hasta luego -le dije recordando cuando le había dado mi número, supongo que al conocernos.
Sonrió y salió de mi casa. Vi como se alejaba un par de metros y cerré la puerta rápidamente. Suspiré tranquilo y subí corriendo de nuevo a mi cuarto.
Mi habitación aún olía a él... Gerard....

martes, 17 de mayo de 2011

Capitulo 5.

Una luz cegadora que entraba a través de la ventana me despertó. Me dolía tremendamente la cabeza. Incliné el cuello, Gerard seguía con su cabeza apoyada sobre mi, y mi brazo por detrás de él. Cogí el móvil de mi mesita con el otro brazo para mirar la hora, eran las once y media del mediodía. Volví a mirar a Gerard, me daba pena despertarle, pero yo ya tenía el brazo completamente dormido.
-Gerard, Gerard... -susurré intentado recostarme- Despierta.
No tardó en abrir los ojos.
-Oh... Dios... que dolor de... todo, ¿Frank? -dijo mientras intentaba levantarse. Consiguió ponerse bien y se sentó sobre la cama.
-Bebimos mucho ayer, ¿no crees? -le pregunté riendo.
-No lo sabes tú bien... ¿tienes alguna aspirina o algo por el estilo? Creo que me voy a morir -decía mientras se levantaba de la cama.
-Pues... supongo, ahora vuelvo. Ves cambiándote mientras -le dejé la habitación a Gerard, estaba pálido y ojeroso. Bajé a la cocina y me sorprendió mi madre. Mis padres estaban divorciados y en estos momentos había preferido vivir en casa de mi madre hasta que consiguiera algo de dinero y pudiera alquilarme algo.
-Buenos días, hijo -saludó mi madre- ¿Has dormido bien? ¿A que hora llegaste ayer?
-Sí, he dormido bien -si supiera con quien había dormido- Llegué sobre las dos o así... ¿Hay aspirinas? Me duele un poco la cabeza.
-Sí, en el armario de allí -fui a donde había señalado, cogí una aspirina y un vaso de agua y me la tomé, cogí otra para Gerard y volví a subir a mi habitación.
-Toma, aquí tienes -le dije a Gerard que estaba sentado sobre la cama ofreciéndole la aspirina y un vaso con agua.
-Gracias... -y se la tomó.
-Bueno, yo... Voy a darme una ducha. ¿Esperas aquí y luego si quieres... te acompaño a tu casa? -le pregunté.
-De acuerdo, Frankie -me dijo sentado sobre la cama poniendo cara de inocente. Cogí mi ropa y me entré al baño. Una buena ducha me ayudaría a despertar del todo y espabilarme.
Entré a la ducha y encendí el grifo. El agua caliente recorría mi cuerpo y lo disfrutaba como nunca, miraba hacía arriba cerrando los ojos para que el agua se deslizara por mi cara.
-Creo que yo también necesito una ducha -oí entonces en el baño, era Gerard riendo.
-Oh, Dios, Gerard... pues te ducharás después de mi. ¡Sal! -le ordené muriéndome de vergüenza.
-Vamos, Frank. Si ayer te lo pasaste bien conmigo... durmiendo juntos y eso... -murmuró.
-Pero... estábamos borrachos... yo no era consciente de lo que hacía -le dije desde dentro de la ducha poniéndome nervioso.
-Yo creo que sí... -de pronto Gerard abrió la cortina de la ducha y yo de un sobresalto me intenté tapar.
-¡Gerard! ¿Qué haces? -le grité-Oh, Dios.
Gerard se quitó la sudadera negra quedando de cintura para arriba desnudo. Por la cara que llevaba se sabía lo que pretendía hacer. Yo ya no sabía como taparme, mis manos cubrían mis "partes" y el agua seguía deslizándose en mi.
-Me estás asustando -le dije.
-No vamos a hacer nada malo... -susurró- solo déjame entrar.
Una parte de mi estaba diciendo "Vamos, Frankie, estás deseando estar cerca de él, quieres que se duche contigo y acariciarle..." pero luego, mi otra parte decía "¡Dios mío, Frank, apártate de ahí!¿Es esto lo que quieres? "
Gerard se bajó los pantalones y los calzoncillos, yo rápidamente desvié la mirada hacía abajo, y en la estrecha ducha Gerard consiguió entrar. No le importaba que yo estuviera allí, mejor dicho, le gustaba que yo estuviera con él en ese momento. Yo me puse mucho más nervioso de lo que estaba y rápidamente descorrí la cortina y de un saltó, movido por el nerviosismo del momento, salí, desgraciadamente resbalé y caí al suelo. Gerard se rió desde dentro de la ducha viéndome desnudo, mojado, tirado en el suelo.
-Bueno, pues ahí te quedas, tú lo has querido -me dijo volviendo a cerrar la cortina. Me quedé tirado en el suelo sin creerme aún lo que acababa de pasar. Me pensé en volver a la ducha aunque estuviera él dentro, pero decidí no volver a entrar por miedo, por vergüenza y timidez. Me había gustado ver a Gerard así... ¿me había gustado ver a un hombre desnudo? Cada segundo que pasaba cerca de Gerard estaba más confuso. Pero no podía decirle "no" a mis ganas de pasar tiempo con él y a su sonrisa.
"¿Entro a la ducha?" me volví a preguntar indeciso.

lunes, 16 de mayo de 2011

Capitulo 4.

Entré a mi casa sigilosamente, estaba a oscuras, mis padres ya dormían. Gerard entró detrás de mi aguantándose la risa. Quizás fuese por la borrachera. Cerré la puerta y le ordené que me siguiera para llegar a mi cuarto. Entramos sin que mis padres se dieran cuenta, sin hacer ruido y cerré la puerta.
-Bueno, Gerard... lo primero, llama a tu hermano para decirle que no te has perdido por ahí o estás muerto -le dije tendiéndole mi móvil mientras encendía la lámpara de mi mesita de noche.
Gerard cogió el teléfono y marcó a su hermano como pudo, se le veía un poco torpe, Mikey le contestó enseguida y Gerard le contó lo que había pasado, en menos de un minuto colgó y me devolvió el móvil.
-¿Vas a dormir tal como vas? -le pregunté mirando sus pantalones negros vaqueros y su sudadera negra.
-Bueno, si quieres duermo desnudo... -susurró. Le sonreí y abrí  el armario en busca de un pijama limpio.
-Toma, entra al aseo y pontelo, irás más cómodo -Gerard lo cogió y sonriendo se metió al aseo que daba con mi habitación. Era un pantalón negro y una camiseta azul de manga corta.
Mientras, yo me puse algo más cómodo también, un pantalón y una camiseta desgastada de un concierto que había asistido hacer un par de años.
Era muy extraño tener a Gerard en mi habitación borracho, un chico de veintitrés años ya tendría que tener la suficiente mente para controlar sus borracheras y saber volver a su casa solito. Hoy se había comportado como un crío... Aún así no me molestaba tenerlo en mi cuarto, sabía que Gerard era como yo, a pesar de tener ya nuestros diecinueve y veintitrés años y ser mayores de edad, nosotros seguíamos siendo unos adolescentes que estaban deseando hacer locuras y vivir la vida. Esa parecía la filosofía de My Chemical Romance, no pensar seriamente en nada. Hacer lo que te de la gana, ser libre, no crecer... Era mi grupo perfecto, yo me sentía exactamente igual, no quería crecer, no quería ir a la universidad... todo eso me daba miedo, al igual que a Gerard y al resto del grupo.
Gerard salió del cuarto de baño con la ropa que yo le había dado y dejó la suya sobre una silla.
-¿Dónde voy a dormir? -preguntó mirando la habitación.
-Solo tengo una cama... y no tengo ni colchonetas ni nada por el estilo... -le dije pensativo, buscando alguna idea de donde podría dormir mi anfitrión.
-¿Me estás insinuando que quieres que duerma contigo? -me preguntó descaradamente apartándose el pelo de la cara.
-¿Qué? No, no -dije rápidamente. No se me había pasado por la cabeza esa idea.
-Pues me va a tocar dormir contigo -dijo sentándose en la cama. Me miró con dulzura y no pude decirle que no. Dormir con Gerard Way iba a ser de lo más extraño, ni con las pocas novias que había salido había dormido con ellas, las chicas con las que había salido eran de las que salen por salir. De las que llega un momento en el instituto que se dan cuenta de que todas sus amigas tienen un chico a quien coger de la mano y ellas no, y entonces allí estaba yo para rescatarlas. Aunque realmente solo había salvado a dos de esa gran "soledad".
-No creo que durmamos cómodos -dije intentando no parecer que quería dormir con él.
-Vamos, Frankie... es una noche, no va a pasar nada -dijo sonriéndome-¿Tienes miedo de que tu  madre nos pille a los dos en la misma cama? -rió.
-No, mi madre no entrará aquí mañana, no me preocupa -le dije sentándome a su lado en la cama.
-Ah, bueno, entonces bien -dijo tumbándose boca arriba y bostezando. Mi cama estaba apoyada contra la pared, así que él se acercó lo máximo a esta para dejarme espacio, entonces me eché a su lado y con la sabana nos tapé un poco por encima.
-No hace falta que te pegues tanto a la pared, hay espacio de sobra -le comenté, aunque creo que lo dije para que se acercara más a mi. Estaba confuso, y tenerle a mi lado empeoraba las cosas.
-Entonces me pegaré a ti -murmuró acercándose a mi y apoyando su cabeza sobre mi pecho. No me salieron las palabras para decirle que quitase su cabeza de mi, más que nada porque me gustaba tenerle así. Pasé mi mano sobre su pelo enredado acariciándolo con dulzura. Nunca me había considerado homosexual, ni siquiera bisexual, pero ahora se me estaba pasando por la cabeza esa posibilidad. Veía a Gerard de un modo especial, me gustaba su sonrisa y su pelo sobre la cara. Incluso esa manera suya de ver la vida.
Me sentía fatal, me estaban entrando ganas de vomitar, aunque no me notaba muy borracho, el alcohol aún me estaba pasando factura sobre alguna de mis acciones y sobretodo a Gerard. No me quería imaginar cuantas cervezas se había llegado a beber para terminar durmiendo en mi cama, y yo cuantas para dejarle hacerlo.
Al minuto pude notar que se había dormido completamente y que ya era inevitable quitármelo de encima así que decidí apagar la luz, pasé mi brazo por detrás de él abrazándole, consolé mis pensamientos diciéndome que todo esto era causado por el alcohol y al poco tiempo el cansancio hizo que me quedará dormido.

Capitulo 3.

Después de soportar tres días de aburridas clases de universidad, llegó por fin el sábado. Estaba deseando quedar con mi nuevo grupo y hablar con ellos, conocerlos. Y sobre todo conocer a Gerard.
Miré mi reloj, eran las nueve menos veinte y aún no me había vestido. Me puse lo primero que cogí del armario, unos pantalones vaqueros desgastados y una camiseta de The Misfits que tenía de hace unos dos años.
No había crecido demasiado así que aún me venía, lo digo todo con decir que en la universidad me llaman "enano".
Salí de mi casa sin decirles ni media palabra a mis padres y caminé hasta llegar a la casa de Gerard, desde fuera se oía música... ¿Black Flag? Sí, era Black Flag, solo por eso la noche ya empezaba bien. Toqué a la puerta del garaje sin mucha esperanza de que me oyera ya que la música estaba alta. A los pocos segundo me abrieron la puerta lo justo para que pudiera pasar por debajo.
-Hola, Frank -me saludó Ray cuando entré.
Devolví el saludo a todos. En un lado del garaje había una mesa larga repleta de cervezas y algún plato con patatas y panchitos.
-¡Hola! ¿Qué tal? -me saludó Gerard con una botella de cerveza en una mano.
-¿Ya estás bebiendo? -le pregunté sonriente.
-Gerard... bebe mucho -me comentó Mikey.
La música sonaba, y aunque eramos pocos, solo cinco, había muy buen ambiente, se notaba que entre ellos se llevaban muy bien. Yo con el que más hablaba era con Mikey, aunque era tímido me contó bastante cosas sobre él y su hermano, cada vez tenía más ganas de hablar con Gerard..
Me acerqué a la mesa a cogerme otra cerveza, ya eran las once de la noche.
-Oye, Frank... tú y yo aún no hemos hablado mucho, ven aquí -me dijo Gerard, se notaba que tantas cervezas ya le estabas haciendo efecto. Llevaba el pelo más despeinado que nunca y la mirada la tenía un poco perdida.
Le sonreí.
-Bueno, Gerard, dime, ¿de qué quieres hablar? -le pregunté apoyándome contra la mesa.
Gerard se acercó a mi un poco más quedando a poca distancia.
-¿Sabes? Eres mono -me dijo entonce después de dar un trago a la cerveza.
-Y tú vas muy borracho, Gerard -le contesté olvidando lo que me acababa de decir.
-Bueno, pero aún soy consciente de lo que digo... -murmuró, yo me eché para atrás, aunque era imposible ya que estaba la mesa.
-No lo creo... -me daba vergüenza que Gerard estuviera tan cerca de mi, pero por otra parte me gustaba. Le di un trago a mi cerveza.
-¿Yo te parezco mono? -me preguntó apartándose el pelo de la cara y sonriendo.
No supe que contestar en ese momento, la verdad es que verle sonreír a través del pelo despeinado me gustaba. A veces no podía dejar de mirarle y eso me empezaba a preocupar.
-¡Frank! Ven aquí -gracias a Dios, Mikey me había salvado la vida. Miré a Gerard sonriendo y salí de allí.
-Luego me contestarás...- susurró, pero no le hice caso.
-Dime Mikey -le dije.
-¿Te gustaría que versionasemos una canción de Iron Maiden?
-Oh, claro. Si vosotros queréis yo también -estuvimos hablando y de vez en cuando me giraba para mirar a Gerard que seguía apoyado sobre la mesa bebiendo cerveza, Matt, yo, Mikey y Ray hablábamos sobre grupos de música y eso. Miré la hora, ya eran casi las dos de la madrugada y yo empezaba a estar cansado y borracho.
-Bueno, chicos, me voy a ir, ha sido un placer conoceros más -les dije dándole la mano a cada uno.
-Espera, Frank, te acompaño a tu casa, a estas horas es peligroso ir solo -me dijo Gerard dejando la cerveza vacía en la mesa.
-Es más peligroso ir contigo... -reí. No me hizo caso y salió conmigo del garaje.
-Bueno, Frank, contéstame a la pregunta -me dijo entonces mientras caminábamos-y no me digas "es que no soy gay". Eso son mañacadas, ¿sabes?
Gerard iba muy muy borracho.
-Eres mono -dije al fin sonriendo.
-Ves, no era tan complicado -seguimos caminando sin intercambiar muchas palabras, ya que a mi me daba vergüenza, Gerard no era como me imaginaba, pero aún así me gustaba.
-Bueno, aquí es donde vivo -dije al llegar a mi portal.
-¿Quieres que te bese? -preguntó Gerard -como en las películas y eso.
-No, no hace falta -reí.
-Vamos -Gerard me agarró y me acercó a él. Me rozó la cara con su mano dulcemente. Me temblaron las piernas, no sabía bien que estaba pasando, íbamos muy borrachos, tanto yo con él.
-Gerard... te arrepentirás de lo que estás haciendo mañana -le dije apartándome de él. Será mejor que te vayas a dormir.
-Ahora no puedo volver a mi casa, es muy tarde -dijo sonriendo.
Yo sabía donde iba a terminar todo esto. Así que le dejé entrar en mi casa.

domingo, 15 de mayo de 2011

Capitulo 2.

Me dirigía feliz a mi primer día de ensayo con My Chemical Romance, mi nueva banda. El día anterior había hablado seriamente con Pencey Prep. No me digáis que soy cruel ni nada por el estilo pero más que nada le había echado todas las culpas de que me fuera y de toda la historia al pianista. Que se joda.
Al principio mi grupo me sollozó que no me fuera, que sin mi tendrían que terminar, pero yo tenía las cosas claras, My Chemical Romance me estaba esperando con un gran futuro por delante que podía visualizar.
Durante toda la reunión el pianista no me miró a la cara en ningún momento, estaba más enfadado que nunca y yo le sonreía con maldad. Que se joda, que se joda y que se joda.
Después de hablar con Pencey Prep y decirles "hasta pronto" no los volví a ver.

Llegué a casa de Gerard, donde me habían dicho que quedaríamos para ensayar. Toqué a la puerta del garaje y oí como por dentro la abrian. Mikey me recibió con un tímido pero amistoso saludo. Le devolví el saludo con un feliz "hola" y entré, apoyé la funda de mi guitarra, de mi pequeña Pansy en el suelo y la abrí para sacarla. Mientras Mikey practicaba con el bajo al lado de Ray.
-¿Dónde está el resto? -pregunté con timidez.
-Matt, el batería creo que vendrá un poco más tarde y mi hermano, Gerard, está en casa haciendo no sé que -me dijo Mikey sin dejar de mirar su preciado bajo rojo.
-Ah, vale, ¿qué vamos a tocar? Soy nuevo, no sé nada de vosotros -dije.
Ray me miró y sonrió.
-Da igual, eso es lo de menos, tú solo tienes que sentir la música.
Entonces oí unos pasos, era Gerard, ya había vuelto.
-Hola, Frank, ¿listo para tu primer ensayo con nosotros? -me preguntó sonriendo apartándose un poco el pelo de la cara.
-Listo... -le dije sin dejar de mirarle.
-He compuesto una nueva canción -habló entonces para el grupo- la he titulado Vampires Will Never Hurt You.
Entonces con el papel en la mano y caminando en el sucio y pequeño garaje comenzó a cantar, bajito pero lo suficiente como para que le escuchásemos. Aún no tenia mucho ritmo, había que darle forma y música pero la letra me gustó, Gerard era como un vampiro, le quedaba bien cantar esa canción. Yo no podía dejar de mirarle, su pelo largo y negro, su palidez, su pequeña nariz, sus ojos verdes, sus labios... Nunca había visto así a un chico. Tampoco es que me hubiera enamorado de muchas chicas pero jamás me había parecido un chico tan fantástico como parecía Gerard, tan misterioso... Entonces me miró y rápidamente desvié la mirada.
-Será fácil sacarle guitarra a esa canción -comentó Ray.
-Bien, me alegro -le contestó Gerard- pero sin Matt aquí será complicado...
-Bueno, me ha dicho que vendría más tarde -dijo Mikey.
Matt llegó a las dos horas, cuando estábamos apunto de terminar, habíamos estado toda la tarde intentando sacarle música a la letra de Gerard pero no había hablado mucho con ninguno de ellos, solo nos hablábamos para comentarnos acordes entre Ray y yo y poco más.
-Bueno, chicos... ha sido un placer tocar para My Chemical Romance -les dije recogiendo mis cosas, ya eran las diez de la noche y aún tenía que llegar a mi casa. No vivía muy lejos ya que New Jersey no era muy grande.
-Oye, Frank, antes de irte... el sábado podríamos quedar todos y tal, pero en vez de tocar, hacer como una fiestecilla para nosotros, para darte la bienvenida -me dijo Gerard contento- puede ser divertido, y así nos conocemos más.
-Oh, claro... sí, el sábado no tengo planes, puede estar bien -le contesté sonriendo, cada vez estaba más feliz.
-Prefecto, pues aquí te esperamos, el sábado a las nueve de la noche. Hasta pronto.
-¡Adiós! -dije ya saliendo del garaje.
Caminé hacia mi casa entre la luz de las farolas con mi guitarra. No podía quitarme la sonrisa de mi cara, cada vez era todo mejor. Las cosas no podrían mejorar más. Y estaba nervioso por el sábado, pero para ese día aún tendría que pasar por tres días de clase en la universidad. Menuda diversión...
 

Capitulo 1.

Salía mucho ruido del estudio de grabación, pero a mi me gustaba. Me habían dicho que el grupo que tocaba ahí se llamaba My Chemical Romance, era un buen nombre. Mi grupo se llamaba Pencey Prep, lo consideraba un buen grupo, yo era vocalista y guitarrista. Eran un unos buenos chicos, excepto el teclado, era un verdadero capullo. Solo quedaba con mi banda para lo justo, componer y tocar. Luego solía ir al estudio de grabación a escuchar de lejos My Chemical Romance, un día me había encontrado al guitarrista, Ray... Ray no sé que, no me acuerdo de como se llamaba y me dijo de ir a ver un concierto que hacían el sábado en un triste pub de New Jersey. Yo acepté más que encantado, eran mi grupo favorito después de The Misfits. El Punk era mi pasión, con solo doce años ya había empezado a escuchar y ahora con dieciocho años aún estaba enganchado a esta música como la primera vez. Solía encerrarme en mi cuarto días y días escuchando el mismo disco seguido, no es que no tuviera amigos, tener tenía, pocos, pero tenía. Novia si que se podría decir que no había tenido muchas, era muy especial para eso. Además, me había centrado demasiado en los estudios para pensar en otra cosa, ahora mismo estaba estudiando psicología aunque sinceramente no sé si eso terminaba de encajar conmigo, aún era un poco infantil para centrar mi mente tanto, ahora solo soñaba con tener una buena banda, una como My Chemical Romance. Solía soñar mucho, soy muy disperso. 
Los conciertos de My Chemical Romance eran bastante buenos, y para lo que eran asistía bastante gente, de cuarenta a sesenta personas, entre ellos siempre yo. Había hablado varias veces con el grupo, sobre todo con Mikey que era el bajista, ya que muchas veces compartíamos cuarto de grabación, ellos me habían visto tocar con Pencey Prep. 
Yo aún no había echo un concierto como es debido, aunque My Chemical Romance ni siquiera tampoco habían grabado un disco, solo tenían unas pocas maquetas, no solían ir mucho a ensayar por allí. No se tomaban mucho el grupo en serio por lo que parecía. Aún así los días que ellos tocaban yo estaba allí para disfrutarlo, ya me sabía hasta algunas letras. 
Un día discutí con el pianista y lo mandé a la mierda, a él y al grupo. Caminé enfadado por el pasillo hasta que alguien me paró.
-¿Frank? ¿Eres tú Frank? -me preguntó un chico un poco más alto que yo.
-Emm, sí... -levanté la cabeza intentando no mostrarme cabreado, él era el cantante de My Chemical Romance.
-No he podido evitar ver la pelea que has tenido con tu grupo -comentó- se os ve un poco distantes.
-No te entrometas -le dije cabreado, no quería hablarle mal pero en ese momento era inevitable. No entendía tampoco porque me estaba preguntando por mi grupo, él nunca me había dirigido la palabra.
Él cantante sonrió y me miró dulcemente.
-Perdón, solo quería proponerte algo. 
-Dime -dije aún cabreado pero intentando no parecerlo tanto.
-¿Te gustaría ser guitarrista en nuestro grupo? Nos hemos dado cuenta de que nos falta alguien -me comentó aún sonriendo, solo le podía ver la expresión de la boca ya que la mayor parte del pelo negro le tapaba los ojos.
-Oh... ¿yo? -dije sonriendo, era mi sueño, My Chemical Romance -por supuesto. 
-De acuerdo, encantado Frank, yo soy Gerard, Gerard Way.
No me lo creía, pero había ocurrido. Gerard Way me había pedido ser guitarrista en My Chemical Romance.
A partir de ese momento todo comenzó a cambiar.