sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 41.

Seguimos tocando después de unas semanas, y por cada concierto me distanciaba algo más de Gerard. Era inevitable e insoportable. Él se acostaba con grupies y demás gente después de tomar diversas pastillas o después de varias copas. Para él quizás fuera el paraíso, pero para mí era peor que el infierno. Tenía que solucionarlo, yo no podía continuar así. Le quería, pero aunque quieras tanto a una persona es peor el daño que te hace por quererle y había que cortar por lo sano. Ray había hablado conmigo, él sabía por todo lo que yo estaba pasando y me había aconsejado, da igual que quisiera Gerard, tenía que dejarlo o terminaría yo peor de lo que ya estaba.  Así que tenía pensado decírselo todo, decirle que tenía que terminar con él. Elegí un buen momento, después de la comida cuando él se encontraba solo en la furgoneta, estaba descansando sobre una de las camas. Me acerqué sigilosamente intentando no pensar en lo que iba a hacer para no ponerme dramático o incluso llorar, estaba apunto de salir de allí corriendo. No quería separarme de él, quiero decir, del lazo que nos unía, porque mi intención no era tampoco dejar My Chemical Romance. Quería que mi amor pasara a My Chemical Romance y dejara al cantante, a Gerard. Quería amarlos a todos por igual, ya que seguramente no me hicieran tanto daño.
-Gerard, quiero hablar contigo -le dije intentando no trabarme.
-Umm... ¿ahora? -contestó soñoliento.
-...Sí, es importante.
-¿Qué quieres? -preguntó bruscamente.
-Prefiero que te levantes para hablarlo mejor.
-Vamos, Frank, ¿acaso te vas del grupo? -dijo sin abrir los ojos.
-No, no es eso...
-¿Entonces? ¿Quieres sexo? Ahora no... Estoy cansado... -sonrió.
-No, no quiero sexo, Gerard. Quiero hablar seriamente, joder, levántate
-Vale, vale, tranquilito -se reincorporó en la cama y se sentó.
-No sé si para ti seguíamos juntos, pero quiero hacerlo oficial, no quiero seguir contigo.
-¿Cómo?
-Eso, que no quiero que nada nos una ya, solo el grupo. Solo profesionalmente -me escuché en todo firme.
-¿Porqué? ¿No me quieres? -preguntó débilmente levantándose.
-N-No... No te quiero -le solté.
-¿Es mentira?
-No. No te quiero, Gerard, me has hecho daño.
-No, Frankie, yo te quiero -susurró.
-¡Eso es mentira!
-Vamos... No puedes dejarme.
-Puedo y lo voy a hacer. Tú no me quieres.
-Yo sí que te quiero.
Nos quedamos mirándonos. Parecía su rabia fuera aumentando por momentos. Yo quería permanecer firme.
-No vas a dejarme, Frank -dijo cruelmente.
-Sí, Gerard.
-¡No, joder! No puedes dejarme, tú no puedes dejarme a mí, ¿me oyes?
-¿Cómo que no?
-¡No! ¿Sabes quien soy? -gritó -.Soy Gerard Way, pequeño.
-¿Y qué? -pregunte mostrándome indiferente. En el fondo me estaba muriendo de dolor, de tristeza y de pánico. Realmente no quería dejarlo, quería que todo fuera como al principio, con nuestros momentos íntimos y dulces. Cuando éramos solo Gerard y Frank -.¿Porqué hemos tenido que terminar así?
-¡Tú eres el que quiere terminar! -gritó.
-No me refiero a eso, digo que con los buenos momentos que hemos pasado...
-Ahora es cuando empiezan los buenos momentos, joder. No sé tú, pero a mí me gusta ahora. No podíamos estar siempre como dos gilipollas enamorados, ¿sabes? -dijo sin apenas mirarme. Estuve apunto de ponerme a llorar, pero eso significaría que él había ganado.
-¿Ahora? Te gusta ahora porque eres tú solo, y eso no es una relación. Me estás mostrando que no quieres tener una relación, pues ya está, Gerard, hemos terminado -dije firmemente.
-Me echarás de menos.
-No. Echaré de menos al Gerard antiguo, no al nuevo. A ti no te hecho de menos -le dije señalandole.
-¿Y qué pasa si me dejas? Puedo echarte del grupo -le miré asustado. Ahora es cuando más pánico empecé tener y él sonríe.
-¿Cómo?
-Puedo hacerlo.
-Ray, Matt y Mikey no querrán. Tú no eres el único de este grupo, Gerard, parece que no lo sepas.
-Puedo convencerlos.
-No puedes -comencé a tranquilizarme, ya que yo tenía razón y no me iban a expulsar de My Chemical Romance.
-Bien... ¿me dejas? Vale, perfecto, Frank. No te necesito, para nada. Ya ves, puedo tener sexo sin ti, que era para lo único que te necesitaba, eh -me echó en cara.
-No deberías ser tan frágil, no deberías dejar que te coma la pequeña fama que tienes, las drogas y el alcohol...
-Claro, ahora la culpa es de eso, ¿no?
-Por supuesto. Ahora eres un monstruo.
-Déjame en paz.
-No quiero que termines peor, de aquí pasarás al suicidio, como muchos otros...
-¡Cállate!
-Solo te aconsejo, Gerard... No caigas.
-¡Sal de la puta furgoneta, Frank! ¡Ahora mismo! -gritó enfurecido dando un golpe contra la pared.
Abrí la puerta y le miré por última vez deseando que de verdad me haya escuchado y cambiara. Yo en el fondo le seguía queriendo y sabia que me duraría. No sabia que hacer en esos momoentos, en parte me sentía realizado y ya no me sentía triste ni asustado, es como si me hubiera quedado sin sentimientos. Corté por lo sano y ya no hay por lo que preocuparse. Gerard y yo habíamos terminado.




jueves, 5 de abril de 2012

Capítulo 40.

Llegamos a nuestro primer destino, el concierto nos esperaba a pocas horas y ya estábamos todos prácticamente listos para subir al escenario. Quedaba yo solo en la caravana, terminando de arreglarme y ensayando con Pansy, no tenía ni idea de donde podían estar los demás. Después de unos diez minutos salí para dirigirme al pequeño backstage por así decirlo donde estaban mis amigos. Me sorprendió, no sé porqué, encontrarme a Gerard en peores condiciones de como lo había visto antes. Estaban todos sentados en unas sillas de madera apoyados en una mesa redonda, junto con más hombres. Habían distintas sustancias sobre la mesa, seguramente droga, y alcohol. Lo mismo que quería que Gerard dejase junto delante de él.
-Gerard, Gerard -me acerqué a él, mientras otro de los hombres se esnifaba una raya.
-¿Qué pasa, Frankie? -me preguntó con la mirada perdida.
-¿Otra vez? Pensé que te habías olvidado de eso.
-¿Cuándo he dicho yo semejante tontería? -rió agarrándome de la cintura. Me eché hacia atrás apartándole.
-Suéltame. No quiero tener nada que ver con un drogadicto como tú.
-Eso lo dices ahora... Esta noche no podrás resistirte, eh -sonrió picaramente.
-¡Chicos, preparaos, salís a escena en dos minutos! -comentó uno de los managers. Ignoré a Gerard y nerviosamente fui a por mi guitarra. Gerard y los demás se levantaron como pudieron de las sillas, sonrientes.
Se oía desde dentro la gente gritando al otro lado del escenario, esperando que saliera My Chemical Romance, que aunque no éramos un grupo famoso ya teníamos algunos admiradores.
Aún con los focos apagados salimos al escenario y empezamos a tocar, la gente gritaba y nos acompañaba cantando. Gerard prácticamente no se mantenía sobre el escenario, al igual que su pequeño hermano. Estuve apunto de lanzar la guitarra contra el suelo y dejar de tocar.
Terminamos el concierto  y nos despedimos del público, de camino a la caravana nos encontramos con unas chicas que no paraban de gritar y saltar. Parecían unas grupies, puse cara de asco y continué con mi camino. Gerard y Ray pararon a hablar con ellas y las invitaron a entrar a la caravana, puse mala cara cuando pasó Gerard por delante de mí.
-¡Vamos, Frankie, anímate! ¡Fiesta! ¡Vive la vida! -me gritó Gerard dándome una pequeña bofetada cariñosa en la cara. Las chicas entraron detrás de él saltando y emocionadas. Ray sirvió unas cuantas cervezas y ellas aceptaron.
-¿Te apetece, Frank? -me preguntó Ray amablemente.
-Espero que no te niegues a una inocente cerveza -añadió Gerard seriamente.
-Pasame una, Ray -acepté.
Estuvimos todos juntos hablando, contando cosas. Las chicas estaban emocionadas de habernos conocido y de poder estar con nosotros, todo muy superficial.
A las tres de la mañana, aún con las invitadas en la caravana decidí acostarme al igual que había hecho Mikey y Matt.
Y aunque pueda sonar doloroso, aunque no me lo creyera en ese mismo momento, sucedió. Estaba escuchando gemidos de la litera de al lado. Y no era Ray. Abrí los ojos, se oían voces alegres de una chica y de Ray, pero también se oían gemidos de Gerard y de otra mujer, teniendo sexo. Cerré lo ojos y volví a abrirlos. Me esperaba que Gerard pudiera entrar de nuevo en las drogas, o seguir en ella, beber, hacer locuras... pero no acostarse con alguien delante de mis narices. Eso no.
¿Qué podía hacer? Dejé caer unas lágrimas y permanecí allí hasta que me quedé durmiendo.

Al día siguiente me desperté, abrí la cortina que separaba mi litera de lo demás. Las chicas ya no estaban allí y Gerard estaba sentado en una silla tomándose un café.
-¿Qué tal lo pasaste ayer? -pregunté rencoroso.
-Muy bien -contestó sin levantar la mirada de su taza. Le miré, no quise seguir con el tema. Quizás no volviera a hacerlo, debía darle otra oportunidad aunque ya la había dado suficientes. Era mi novio, mi Gerard, tenía que confiar en él.
-¿Me quieres?
-Te quiero -volvió a contestarme intentando mirarme. Parecía que se sintiera culpable.
Entré al baño, o como se le pudiera llamar a eso, e intenté lavarme como pude y vestirme. Estaba cansado, pero nos esperaba otro destino, y otro, y otro...