martes, 30 de agosto de 2011

Capítulo 23.

-Me gustaría recuperar todo el tiempo perdido -sonrió Gerard pegándome más hacia él.
-Creo que sé a que te refieres... -reí. La verdad es que todo este tiempo sin Gerard había hecho que ahora tuviera más ganas que nunca de besarle, abrazarle, hacerle mío. Lo necesitaba más que nunca. Pero por otra parte me daban ganas de darme media vuelta y marcharme, decirle "¡Que te jodan! No sabes lo mal que lo he pasado" pero no, yo no era así.
-Estaremos mejor en mi habitación -dijo él agarrándome de la mano y subiendo rápidamente por las escaleras, cuando llegamos a la primera planta caminó más despacio, ni siquiera encendió la luz. No queríamos despertar a nadie.
Subimos a trompicones a su cuarto, besándonos, cerré la puerta detrás de nosotros. Gerard me soltó para encender la pequeña lampara que había sobre la mesa de noche y volvió a acercarse a mí.
-Esta noche sí... -murmuré.
-Sí, esta noche sí, Frankie... Te deseo tanto...
-No más que yo -y volví a juntar sus labios junto con los míos, después me besó la nariz, tanto como me gustaba a mí. Me empujó sobre la cama y subió encima de mí. Seguimos besándonos, me gustaba sentir su lengua en mi boca, intercambiando saliva. Todo lo que me hiciera mi Gee me gustaba.
Gerard empezó a quitarme los zapatos y seguidamente me desabrochó el cinturón. Yo tan solo le dejaba, había estado mucho tiempo esperando este momento, mi miembro ya estaba despierto y más que nunca estaba deseando salir.
Gerard empezó a bajarme los pantalones, empezando lentamente hasta terminar de un tirón, después se echó sobre mí de nuevo y fui yo el que le desabrochó los pantalones, Gerard sonreía, se apartó el pelo de la cara y se sentó en mis rodillas para terminar de quitarse los zapatos y el pantalón él solo. Luego volvió a echarse sobre mí, notaba su erección contra la mía.
-Venga, Gerard -le suplicaba yo. Comenzó a quitarme la camiseta con mi ayuda y la lanzó contra el suelo.
-Tienes ganas, eh... -rió picaramente Gerard. Le contesté con el movimiento de palparle el pene a través del boxer y notar ese gran bulto. Seguidamente, mientras él estaba sobre mí, metí la mano por su ropa interior y comencé a masturbarlo, el gemía ahogadamente.
-No quiero como la otra vez -le dije entonces-.Quiero llegar más lejos.
Él sabia a lo que me refería.
Se acercó a besarme de nuevo, lamiendo mis labios y bajando por el cuello, dando pequeños mordiscos. Seguidamente, sin dejar de mirarme, me bajó los boxers dejando a la vista mi "Frankenstein". Le agarraré por la espalda y le tiré sobre la cama para colocarme yo encima de él. Comencé a bajar por su cuerpo y como el había hecho en otro momento, mordisqueé el elástico de sus boxers. Después comencé a bajarlo hasta quitárselos del todo, volví a subir por su cuerpo hasta sus labios para lamerlos, me excitaba notar las dos erecciones rozandose. Agarré su camiseta ferozmente y levantandole, conseguí quitársela. Ya estábamos a iguales.
Gerard comenzó a alargar el brazo hacia la mesa de noche, pero no podía moverse mucho ya que yo estaba encima.
-¿Qué quieres? ¿Escapar? -reí.
-Eso nunca. Abre el cajón, en seguida sabrás que es lo que quiero -dijo intentando aguantar la risa. Sin levantarme de encima de él abrí el cajón y saqué un bote "Lubricante", no pude evitar sonreír. Esto iba estar bien.
Gerard me besó y seguidamente me levantó, se hecho sobre las manos una cantidad de lubricante y luego empezó a restregárselo por su pene completamente erecto. La escena era bastante graciosa.
-¿Vamos a hacerlo así? -le pregunté. No sabía mucho de esto.
-No sé, así esta bien, me lo hecho yo -rió él, por primera vez le veía algo incómodo. Afirmé con la cabeza.
-¿Te lo restriego yo? -le pregunté entonces sacando la lengua.
-No, no hace falta -rió-.Ya está.
Con unas pocas miradas lo dijimos todo. Me acerqué a él y volví a besarle, esta vez un poco más dulcemente que las demás, por una parte tenía miedo. Entonces me cogió de la cintura y me sentó sobre él, poco a poco, introduciéndose despacio por el miedo a hacerme daño, ya que para mí era la primera vez. De pronto lo noté, su miembro palpitante y firme dentro de mí. Nunca había sentido tanto placer y un dolor extraño a la vez, no podía apenas pensar, de pronto note la mano de Gerard agarrando mi miembro, acompasando sus movimientos junto con los de la mano.
Tenía ganas de gritar de placer y de dolor, pero no podía hacerlo. Gerard al igual que yo, soltaba gritos ahogados y gemidos. Seguía acompasando el movimiento de su mano junto con las sacudidas.Dios, sentir a Gerard dentro de mí, proporcionándome placer, tenerle conmigo, rozándonos, tocándonos. Sentía que de un momento a otro me iba a ir. Estaba apunto de llegar al orgasmo.
-Frank, Frank... -empezó a gemir entonces Gerard. Eso me excitaba aún más.
-Gee...
-Me voy, Frank. Me voy...
Aumentó el ritmo de las sacudidas y del movimiento de la mano y de pronto noté algo más cálido, Gerard había llegado, al notar como su líquido se introducía en mí, me corrí en su mano. Mi cerebro no reaccionaba, tan solo cerré los ojos.
Había sido fantástico hacerlo con la persona que más amaba. Gerard se dejó echar hacia atrás y yo me tumbé a su lado despacio, justo después de dejarle un beso en los labios.
-Te quiero, Frankie, te quiero mucho -no le contesté, más que nada porque no tenía voz para hacerlo. Pasó su brazo al rededor de mí y me pegó a su cuerpo. No se podía estar mejor.
Estaba cansado, así que comencé a cerrar los ojos. Para haber sido la primera vez con él, no había estado tan mal.
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Jo, como me cuesta describir estas escenas, de verdad >.<
Gracias,  @Raquel Marco por decirme la palabra "lubricante" ya que no me acordaba. xDD
Y gracias a todos los que leéis mi fic y me motiváis. ^^

jueves, 25 de agosto de 2011

Capítulo 22.

Me levanté al día siguiente con un fuerte dolor de cabeza, Jamia me despertó sobre las doce del medio día y me ofreció una aspirina y un vaso de agua. Ni si quiera le pregunté que había pasado el día anterior, me acordaba de gran parte, pero del resto no me quería acordar, ya me arrepentía suficiente.
Pedí perdón a Jamia unas cuantas veces, ella me dijo que no me preocupara. Que es lo que hacia la bebida.
Tan solo me vestí, desayuné con ella y me marché a mi casa. Necesitaba estar en mi casa y aclararme mejor, lo de ayer había sido un error, sobre todo mi fabulosa idea de ir a casa de Gerard no sé ni a que.
El lunes no fui a la universidad, mi madre ni me preguntó porqué, ella misma había notado que no me encontraba bien. Pasé el día en mi habitación, cada vez tenía más claro que quería hablar con Gerard y arreglarlo todo.
El resto de días si que volví a los estudios, pero por la cabeza se me estaba pasando la idea de dejar la universidad, con la banda y todo posiblemente tendría futuro, a no ser que por culpa de Gerard me tuviera que ir.
Espere a que fuera sábado para ir a ensayar, cada vez el grupo avanzaba más despacio, teníamos todas las canciones escritas pero faltaba un poco de retoque, no sé cuanto tardaríamos en grabar el primer disco. Yo ya lo hubiera hecho, pero al parecer a Gerard le costaba dar el paso. Ya habían algunas canciones grabadas pero desde que llegué yo no habían vuelto a entrar al estudio de grabación.
El sábado agarré a Pansy y me marché de mi casa hacia el garaje de Gerard. Estaba lloviendo, así que me puse un gorro de lana y una chaqueta y caminé hacia allí, dicen que si corres te empapas más así que opté por caminar.
Llegué allí y me abrió Mikey esta vez, al entrar tan solo vi al pequeño Way y a Ray.
-¿Y los demás? -pregunté sacando mi guitarra.
-Bueno, Matt ha llamado diciendo que no podía venir... Y Gerard me imaginó que bajará ahora -me contestó Mikey.
Afirmé.
-Oye Frank -me susurró Mikey llevándome a un rincón, su mirada me recordó a la de Gerard-, hablé con mi hermano... sobre... sobre lo que pasa entre vosotros... -espero una contestación pero siguió hablando-no me contó mucho, no quería hablar del tema pero confía en mi y me contó algunas cosas...
-¿¡De verdad?! Por favor, Mikey... dime que dijo -estaba nervioso por saber lo que pensaba Gerard.
-Bueno, me contó que realmente... él te quería y que cada día sin ti lo pasaba peor.
-¿De verdad te dijo eso? Vamos, Gerard no es así, Michael.
-Ya te lo he dicho, es mi hermano, no confía en nadie más que en mí. Me lo contó, Gerard realmente es muy sensible, ha pasado por muchos problemas... su método de defensa es hacerse el fuerte, no lo conoces... -dijo con una mirada triste y perdida.
-Entonces... ¿Qué puedo hacer? -pregunté, buscando soluciones.
-Ahora esta peor que nunca. No sale de su cuarto nunca. De verdad, es gilipollas, no sé porque sigue así contigo, realmente te hecha mucho en falta -me siguió contando-. Por favor, esta noche intenta arreglarlo con él.
-Eso llevo intentándolo desde hacia tiempo, Mikey.
-Pues no lo sé, Frank, lo siento. Quizás ya te escuch y ya quiera... perdonarte. Pero aún no sé exactamente que pasó con vosotros...
-Nada, intentaré arreglarlo Mikey, muchísimas gracias, de verdad. Eres el mejor hermano que Gerard podría tener -vi a Mikey enrojecerse y se giró de golpe cuando Gerard bajó las escaleras. Nos miró y dirigió la mirada hacia Ray.
Mikey fue a por su bajo y en seguida, sin Matt, comenzamos a ensayar. Me alegré bastante cuando Gerard avisó que el próximo sábado iríamos al estudio de grabación a terminar de grabar el disco, iba a ser perfecto.
Miraba a Gerard con tristeza y él me devolvía la mirada igual, su hermano tenía razón, Gerard no estaba bien. Y yo tampoco. Estábamos sufriendo sin razón.
Las canciones nos salían bastante perfectas, Ray estaba feliz, Ray siempre estaba feliz, la verdad es que solía animar verle sonreír siempre. A las once de la noche se marchó y Mikey me miró como diciéndome "todo tuyo, hazlo bien" y se marchó. Miré a Gerard y él me devolvió la mirada.
-Mira... Gerard... -empecé a hablar, después de lo que me había contado Mikey estaba mucho más seguro de mi mismo.
-¿Qué quieres ahora... Frank...? -dijo él, indiferente. ¿Otra vez haciéndose el fuerte?
-¡Me cago en la ostia, Gerard! -grité de golpe, estaba muy cabreado, estaba harto de él y de su puta manera de pensar. Me miró sorprendido, yo también me hubiera mirado sorprendido. Solía tener mucho aguante -¡Estoy harto de ti, harto del todo! ¡Intento arreglarlo y tú tan solo te haces el maldito fuerte!
-Mikey ha hablado contigo, ¿verdad? -preguntó entonces, ignorando mis gritos.
Afirmé con la cabeza.
-Lo ha hecho por tú bien, tienes el mejor hermano que se podría tener. Pero tú, Gerard Way, no valoras nada. Nada.
Le miré, parecía triste y extraño. No era el Gerard de siempre, estaba más pálido de lo habitual. Estaba exactamente como había dicho su hermano. Se notaba que hacia tiempo que no salía de su cuarto para nada.
-¿Me quieres? -pregunté entonces, un poco más relajado, pero de manera brusca.
Gerard no respondió, en su mirada había confusión, tristeza e indiferencia, indiferencia fingida.
-¡Contesta a mi puta pregunta! -volví a gritar, estaba a punto de ponerme a llorar. Gerard estaba oculto bajo su largo pelo.
-Te quiero... Frank -respondió al fin. Con un hilo de voz.
-¿Cómo? -pregunté acercándome a él, quería volver a oírlo.
-Tienes... razón -empezó a tartamudear-. Dios mío, tienes razón... soy la persona más... idiota... que... hay en este planeta... Yo... Frank, mira, en serio... eres demasiado para mí. Te estoy jodiendo la vida... Joder, tienes razón. Soy un infeliz.
No quería contestarle, Gerard Way era un maldito infeliz, pero estaba enamorado de él. Le agarré de la barbilla y le besé. Él me correspondió.
-No me estás jodiendo nada, lo contrario, desde que te conocí todo ha ido a mejor. Eres un maldito infeliz, Gerard, pero tú te lo buscas.
-No, Frank. Ya no soy infeliz -le miré extrañado-. Ahora tú me haces feliz.
Sonreí, sonreí como nunca. Le quería, le amaba, le necesitaba. Puto infeliz que me hacia feliz.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Capítulo 21.

Jamia me ayudó hasta llegar a su casa. No había nadie dentro, tampoco le pregunté porque. Me ayudó a subir las escaleras hasta su cuarto, yo iba algo mareado, el alcohol que había consumido aún me estaba haciendo efecto.
-Ahora tranquilízate, Frankie, ¿sí? -me decía ella.
Me dejó sentado sobre la cama y me miró con dulzura. Como si acabara de encontrar un gato abandonado y le estuviera dando refugio en su casa, y más o menos, así era.
-¿Quieres algo de beber?
-Um... quizás un vaso pequeño de ron -contesté con los ojos cerrados.
-¿De ron? -rió ella-No tienes cara de que eso te guste... Ya deliras.
-¡Lo sé! -reí yo entonces-.Ven, siéntate.
Jamia se sentó a mi lado y me miró sonriendo.
-Primero el alcohol te hace hacer locuras, como ir a casa de tu... amigo. Y ahora, te hace delirar... Estas loco.
-Ya, pero todo eso no hace que te deje de gustar -sonreía yo.
-¿Cómo? -parecía confusa.
-Lo sé... sé que estas por mí -contesté sonriendo.
-No, Frank... te equivocas...
-No te preocupes, no diré nada -sonreí colocándome un dedo en sobre los labios, en señal de silencio.
-Frankie... relájate... Acuéstate y descansa -una pálida y sonriente Jamia me miraba con dulzura. Llevaba un largo pelo negro brillante.
-No, no, has hecho mucho por mí. Te quiero premiar.
-¿A qué te refieres?
-Tú, yo, cama, sexo -Jamia rió de pronto y se levantó.
-¿Frank, estás bien?
-Yeeeaaah. Es lo mínimo que puedo hacer, que te lo pases bien conmigo, esta noche. Vamos, quiero hacerlo contigo.
-Mira Frank... sí, te quiero. Eres el chico más especial del mundo, pero no voy a... aprovechar que vas borracho para acostarme contigo, sobre todo sabiendo que tú amas a Gerard. No me apetece -me contestó ella, empezando con una gran sonrisa y terminando con una total seriedad.
-¿Tienes condones? Bueno, aún así creo que yo llevo -le dije metiéndome las manos en los bolsillos rebuscando.
-Joder, Frank, no me ignores... -Jamia me agarró las manos y me las sacó de los bolsillos, me miró a los ojos.
-Entonces tú tienes, ¿no?
-Frankie, Frankie, Frankie... eres muy divertido borracho. Pero quiero que te relajes ya -me pidió-.Aunque con todo lo que has bebido... No estas acostumbrado, ¿no?
Agarré a Jamia de los brazos y la dejé caer sobre mí mientras yo caía sobre la cama, me acerqué a sus labios, y viendo que ella no negaba la besé. No permití que nuestras lenguas chocaran, en seguida me vino a la mente una imagen de Gerard, de con quien realmente me apetecía tener sexo.
-¿De verdad? -me preguntó ella.
-Gerard se acostó con Bert, si quiero, ¿porqué no puedo hacerlo contigo? -le pregunté mientras me desabrochaba el pantalón.
-¿Tan solo lo haces por despecho? -parecía dolida.
-No lo sé... pero lo quiero hacer, y ya está. Voy... borracho, ¿que más da? -le dije, sonriendo y comenzando a desabrocharle a ella la camisa blanca y desgastada que llevaba.
-Sí, pero al parecer piensas. Frank, tú no eres así.
-No me conoces, las personas cambian. Ahora me quiero acostar contigo, ¿hay algún jodido problema en eso? No te estoy pidiendo matrimonio, solo una puñetera noche de sexo -al final lo dije en un tono ciertamente cabreado y molesto.
Jamia se dejó caer a mi lado en la cama, pensativa. Quizás estuviera pensando si realmente lo quería hacer conmigo o no. Si era lista diría que no, ya que yo, más que nada lo hacia por despecho y como una especie de venganza. Yo de verdad quería estar con Gerard.
Sin pensar mucho más, continué bajándome los pantalones, tenía una pequeña erección, no sé si por Jamia o por pensar en Gerard. Yo era bisexual, así que había posibilidad, y posiblemente era, que Jamia me excitara sexualmente.
Me quedé con los boxers y la camiseta y me giré hacia Jamia.
-¿Lo has pensado? -le pregunté, todavía sonriendo. Me recordé a Gerard, con esa sonrisa "malvada" suya.
-Daría lo que fuera por acostarme con Frank, el Frankie dulce y cariñoso. Pero no con un Frank sucio y borracho. Y ahora mismo, al que tengo enfrente, es el sucio y borracho -contestó ella, seria y distante.
-De acuerdo, de acuerdo... -cerré los ojos-. Voy al baño.
Me levanté de la cama y aparté los pantalones vaqueros que había dejado sobre el suelo.
Ya se sabe lo que hice en el baño, aumentar mi erección, pensar en Gerard... y bueno, el resto se puede imaginar... No me sentí mal, ni sucio, quizás fuera porque iba demasiado mal para pensar más a fondo. Incluso se podría decir que lo disfruté, me excitaba más la idea de estar en casa de Jamia.
Volví a la habitación, Jamia ya se había puesto más cómoda, iba en pijama.
-¿Dónde... dónde dormiré yo? -le pregunté algo tímido por todo lo que estaba ocurriendo esa noche,.
-Como habrás comprobado la casa es pequeña. Y no tengo más habitaciones que esta, y lo siento, pero no te voy a dejar dormir con toda la incomodidad en el sofá. Puedes dormir conmigo.
Afirmé con la cabeza y me dejé caer sobre un lado de la cama, dejandole el restante a ella que no tardó en acostarse y poner las sabanas sobre nosotros.
-Buenas noches, Frank.
-Buenas noches.
Me encontraba durmiendo junto a Jamia en boxers, era interesante. Me giré y me pegué a ella, ella me miró y dejó un suave beso sobre mis labios, no fue un beso amoroso, más bien mostrando confianza y que podía contar con ella para lo que quisiera.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Capítulo 20.

Practicamente no dormí en toda la noche. Estaba cansado, harto, deprimido, enrabiado, solo, decepcionado. Nada más despertarme encendí el reproductor y puse un disco de Black Flag todo lo fuerte que se podía.
¿Y si de verdad Gerard se había acostado con Bert? ¿Y si ahora estaban juntos?
Si de verdad Gerard iba a quedarse con Bert no quería volver a verle nunca más, no iría de nuevo a ensayar con el grupo, yo definitivamente no estaría en My Chemical Romance. No quiero estar en un grupo donde el cantante es un hijo de puta que no tiene idea de nada y solo piensa en él y en joder a los demás.
Puto Gerard.
No podía pensar en otra cosa, no podía comer, no podía vivir, sin saber si Gerard se había acostado o no con Bert. Lo pensé por unos momentos y decidí ir a casa de Gerard y preguntarselo yo mismo, aunque seguramenten no me lo diría. Me vestí y me arreglé lo que pude sin mucho ánimo, ya llevaba el pelo (al menos el flequillo más crecido) y eso me gustaba, me veía mejor. Nada más abrir la puerta de mi casa me sonó el móvil.
-¿Quién...? -pregunté.
-Um... no sé si podrás hablar. Soy Jamia...
-Oh, sí, Jamia, claro. Dime.
-¿Te apetece ahora sobre las nueve ir a tomarnos algo? Quiero que me cuentes que tal con... Gerard -me dijo con un hillo de voz por si algo de eso me molestaba.
-Claro, será divertido -intenté parecer despreocupado.
-Bien, a las nueve en el bar del otro día. Nos vemos -me despedí de ella y colgué. Eran las siete y media, así que en vez de caminar hacia la casa de ese gilipollas hice tiempo hasta las menos veinte que salí de mi casa. Llegué al bar y Jamia me esparaba en la puerta, me dio un abrazo como saludo y me sonrió. Entramos, no había tanta gente como la última vez que fuimos.
-Ponme una cerveza -le dije a la camarera al sentarme en la mesa, Jamia pidió lo mismo. Al poco tiempo nos las trajeron junto con un plato de patatas y olivas.
-Cuentame Frank, ¿qué tal? ¿Has hablado con Gerard?
-Uh, sí. Creo que la última vez que lo vi se iba a tirar a Bert.
-¿Qué? -Jamia se quedó boquiabierta.
Le conté todo lo que ocurrió aquel día y Jamia me escucho soprendida. No se lo creía.
-Yo de ti... pasaría de ese sin vergüenza -me dijo.
-Ya, pero le quiero... Aunque no entiendo porque hace todo esto... Me dijo que tenía que demostrarle que realmente quería estar con él, pero no sé como.
-No conozco a Gerard lo suficiente para ayudarte en eso... Tan solo puedo decirte que pases de él, de verdad, no te merece, no sabe los buenos ratos que se esta perdiendo por no tenerte a su lado.
-Gracias Jamia... Eres una buena amiga.
La noche... continuó bien. Si quitamos el hecho de que seguí bebiendo y bebiendo hasta las doce y media, entonces, completamente ebrio, empecé a hacer cosas que no devería.
-Jamia... acompañame a casa de... Gerard -le pedí levantandome. Ella rió.
-Vas muy mal, y no quiero que la lies más de como estan ya las cosas entre vosotros.
-Que no, que no, que lo voy a arreglar... como yo solo sé ¡Vamos! -le grité. Me agarró del brazo y rápidamente me sacó del bar.
-Estas loco Frank, no debes ir a casa de Gerard...Relajate, vas muy borracho -me intentó tranquilizar.
-¡Que no! Necesito ir, Dios mío, quiero tener a Gerard para mi, lo quiero dentro de mi, quiero tirarmelo.
-¿Frank? Estas bien... me empiezas a asustar.
Observé la situación y caminé hacia la casa de Gerard, Jamia me seguía por detrás gritandome y diciendome que no lo hiciera. "¿Qué más daba todo?"
Corriendo, (o intentandolo) en diez minutos llegué a casa de Gerard, Jamia no se separó de mi ni un momento.
-¿Y cómo piensas entrar? -me preguntó-.Es tarde, estaran durmiendo.
-Que va... Mikey estará tirado en el sofá desvelado... con todo el café que bebe.
Me acerqué a la puerta y toqué al timbre.
-Esperaré aquí... -susurró ella-.No creo que tardes.
Un soñoliento Mikey me abrió la puerta.
-¿Frank? -sonreí y le di un suave empujón para entrar en la casa. Subí rápidamente las escaleras hasta el cuarto de Gerard, abrí de golpé y cerré enseguida. Gerard se giró sobre saltado, estaba sentado en su escritorio dibujando, tan solo la luz de su lamparita iluminaba la oscura habitación. En cuanto me acerqué escondió sus dibujos.
-Gerard... solo te voy a decir una cosa... No, dos.
-¿Vas bebido? -rió divertido.
-Primera, ¿te tiraste a Bert?
-¿Quiéres saberlo?... La verdad es que sí. Tenía ganas y tú... no estabas -rió él sentandose sobre la cama.
-Serás cabrón... Y la segunda cosa. Gerard, fóllame.
-Sí, vas muy bebido.
-¿¡Te tiras al sucio de Bert sin ningún compromiso, y a mi no!? -grité.
-Frank... tranquilizate... Dios mío.
-¡No me da la gana! ¡Te odio, te odio, te odio! -comencé a llorar de la rabia.
-Largate Frank, ¿no sabes arreglar las cosas como es devido, tienes que venir a mi casa borracho? Vete -me ordenó, muy serio.
-No...Eres un... calienta pollas -Gerard se acercó a mi y me dio una bofetada en la cara.
-¿Qué... qué haces? -tartamudeé tocandome la cara para calmar el dolor.
-Vete. ¡Ya! -abrí la puerta y le miré con asco. Salí de la casa corriendo, Jamia me preguntó como había salido la cosa, ni siquiera respondí. Todo daba igual, yo iba borracho y solo buscaba hacer alguna locura para olvidar la preocupación que sentía hacia Gerard.
-Bien... vamos a mi casa. Allí estarás mejor que en cualquier parte, eh -me sonrió Jamia pasando su brazo alrededor de mi cintura.
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Aprovecho para decir que muchas gracias a todos los seguidores!! De verdad, me animáis muchisimo.
Si tenéis alguna queja o alguna idea, por favor, decidme! : )
Frerard never Die.

jueves, 4 de agosto de 2011

Capítulo 19.

Pasó la semana, tranquila y normal. La universidad como siempre, con la diferencia de que suspendí un examen por culpa de Gerard, no de él en cuerpo, sino, de mis pensamientos y preocupaciones hacia él. ¿Que haría con ese Bert? ¿Estarían saliendo? ¿Y si nunca más llego a besar a Gerard? Joder...
El sábado salí de mi casa con mi guitarra, hacia la casa de Gerard, se suponía que hoy teníamos ensayo, así que, a pesar de la relación que había en estos momentos entre Gerard y yo fui allí con la cabeza bien alta, (y con las piernas que me temblaban un poco).
Llegué a su garaje y como siempre, me abrió el mismo Gerard.
-Hola, Frank. Pasa -me dijo, yo entré, Ray estaba ya con su guitarra, Mikey y Matt igual con sus instrumentos. Todo normal hasta que fijé la vista en otra persona que no pintaba nada allí. Bert. Sí, Bert, el "amigo" de Gerard estaba allí, sonriente, mirando con sus ojos azules.
-Um, Frank, espero que no te moleste que este aquí Bert -me sonrió Gerard.
-Eres un verdadero cabrón -le susurré cuando estuvo lo bastante cerca de mí. No me contestó, tan solo sonrío más.
Intentando ignorar el tema empezamos a tocar todos mientras Bert solo miraba como un gilipollas. Dios, que odio le había cogido sin conocerle.
Matt fue el primero en irse, siempre era el que menos tiempo pasaba con la banda, después se marchó Ray. Yo, por una parte, quería irme, pero por otra quería permanecer todo el tiempo posible. Mientras guardaba a mi Pansy, Mikey se acercó a mí.
-Pero... ¿Gerard y tú no estabais... juntos?
-Tú mismo lo has dicho -contesté, bastante serio-. Estábamos.
-Um... ¿Qué ha pasado? Si puedo... saberlo -se interesó. Pero yo no quería contarle nada. No estaba de humor.
-Nada. Cosas... que pasan -me miró y supo que quería dejar el tema, así que se marchó por las escaleras hacia arriba.
Solo quedábamos Gerard, Bert y yo.
-Bueno... -suspiró Way-.Solo quedamos tres.
-¿Trío? -rió Bert después de darle un trago a una botella de cerveza que tenía ya casi vacía, Gerard le rió la gracia.
Con una mirada fulminante me puse en pie y agarré a Gerard hasta llevármelo a un rincón. Bert pasó de nosotros.
-¿A que juegas? -le pregunté-¿De verdad te gusta joderme así?
-No -rió.
-Has hecho una montaña de un grano de arena, ¿no te das cuenta? Creo que ya lo haces por diversión.
-No... Pero es bastante fuerte, que mientras yo estoy dándote placer, en vez de, no sé, gritar mi nombre, nombrar a Dios o un simple "Oh", nombraras a Jamia, de verdad, aún no lo entiendo.
-Joder, Gee... no sé que pasó... Te pido disculpas... -medio sollocé. Gerard se acercó a mi, mirándome a los ojos y me dio un beso, simple. Pero un beso.
En mi interior, sentí como mi corazón volvía a latir y la sangre circulaba de nuevo por mi cuerpo. Gerard rió.
-Que sepas que esto no significa nada. Te estoy poniendo a prueba.
-¿Qué? -pregunté, Gerard era un rompecabezas.
-No me sirve un perdón. ¿Cómo sé que no quieres a Jamia? ¿Porqué estabas con ella en el bar? No, no, no, Frank, hay que hablar menos y demostrar más.
Desvié la mirada hacia el suelo y con acto rápido volví a juntar sus labios junto a los míos, pero no fui correspondido.
-Quita. ¿Para ti es tan fácil? -me preguntó, con una mirada cruel. Noté mi corazón, parando, rompiéndose. Frío.
Se alejó de mí y volvió con Bert.
-¡Espera! -le grité. Se giró hacia mí-¿Él significa algo para ti? -le pregunté refiriéndome a Bert.
-Um... quién sabe -rió. Dios, ¿se puede amar y odiar a una persona a la misma vez? Hubiera matado allí mismo a ese gilipollas, y no hablaba de Bert.
Cogí mi guitarra y caminé para salir de allí.
-Ey, espera chiquitín -me dijo alguien antes de dar un paso más, y no era la voz de Gerard, era Bert. Con una voz sucia y borracha.
-¿Cómo? -caminé hacia él. Y él hacia a mí. No se que pretendía decirme. Se acercó a mi y me agarró del pelo acercándome bruscamente a él y a sus labios. Noté su lengua dentro de mi boca. Pasaron unos segundos hasta que me dí cuenta de lo que estaba pasando, rápidamente de un empujón me separé de él.
-¿Que mierda haces? -le pregunté muy cabreado y confuso. Él, sonriente, me agarró y volvió a repetirlo.
Y que hacía Gerard, ¿mirar?
-Vamos Bert, te estas pasando -rió él apartandome cogiéndome del hombro -.Es solo mío.
Le miré y se acercó a mi para besarme, yo le correspondí, me daba igual en estos momentos como me tratase, nada más quería sentir sus labios y sus besos. Bert me separó de él y se dispuso a besarle, no sé porque pero Gerard le negó el beso echándose hacia atrás.
-No, no, no, nada de besos -sonrió. No entendía nada. Parecía que fuera drogado o todo fuera un sueño, una pesadilla.
Bert no dejó de sonreír.
-Quiero un trío -dijo entonces, imitando la voz de un niño que llora por una piruleta.
Le miré con asco, yo tan solo buscaba sexo con Gerard. Di un paso hacia atrás.
-Creo que Frank no esta por la labor... -rió Gerard-. Y no es buena idea violarle.
-Bueno, bueno... Gerardito, pues me tendré que conformar contigo solito -sonrió picaramente Bert desabrochándose el cinturón.
"No me jodas" pensé. "Frank, sal de aquí ya" Hice caso a mis pensamientos y volviendo a coger mi guitarra salí con más velocidad que antes, Gerard me miró mientras me iba, creo que él también sabía que no era una buena idea dejarle allí con ese desquiciado. Bert estaba ya prácticamente sin los pantalones y Gerard mirándole. No quería ver a Gerard cayendo en eso, acostándose con Bert, ¿de verdad él sería capaz de hacerlo?
Me marché de allí reteniendome las lágrimas y con un mal sabor de boca.