jueves, 25 de agosto de 2011

Capítulo 22.

Me levanté al día siguiente con un fuerte dolor de cabeza, Jamia me despertó sobre las doce del medio día y me ofreció una aspirina y un vaso de agua. Ni si quiera le pregunté que había pasado el día anterior, me acordaba de gran parte, pero del resto no me quería acordar, ya me arrepentía suficiente.
Pedí perdón a Jamia unas cuantas veces, ella me dijo que no me preocupara. Que es lo que hacia la bebida.
Tan solo me vestí, desayuné con ella y me marché a mi casa. Necesitaba estar en mi casa y aclararme mejor, lo de ayer había sido un error, sobre todo mi fabulosa idea de ir a casa de Gerard no sé ni a que.
El lunes no fui a la universidad, mi madre ni me preguntó porqué, ella misma había notado que no me encontraba bien. Pasé el día en mi habitación, cada vez tenía más claro que quería hablar con Gerard y arreglarlo todo.
El resto de días si que volví a los estudios, pero por la cabeza se me estaba pasando la idea de dejar la universidad, con la banda y todo posiblemente tendría futuro, a no ser que por culpa de Gerard me tuviera que ir.
Espere a que fuera sábado para ir a ensayar, cada vez el grupo avanzaba más despacio, teníamos todas las canciones escritas pero faltaba un poco de retoque, no sé cuanto tardaríamos en grabar el primer disco. Yo ya lo hubiera hecho, pero al parecer a Gerard le costaba dar el paso. Ya habían algunas canciones grabadas pero desde que llegué yo no habían vuelto a entrar al estudio de grabación.
El sábado agarré a Pansy y me marché de mi casa hacia el garaje de Gerard. Estaba lloviendo, así que me puse un gorro de lana y una chaqueta y caminé hacia allí, dicen que si corres te empapas más así que opté por caminar.
Llegué allí y me abrió Mikey esta vez, al entrar tan solo vi al pequeño Way y a Ray.
-¿Y los demás? -pregunté sacando mi guitarra.
-Bueno, Matt ha llamado diciendo que no podía venir... Y Gerard me imaginó que bajará ahora -me contestó Mikey.
Afirmé.
-Oye Frank -me susurró Mikey llevándome a un rincón, su mirada me recordó a la de Gerard-, hablé con mi hermano... sobre... sobre lo que pasa entre vosotros... -espero una contestación pero siguió hablando-no me contó mucho, no quería hablar del tema pero confía en mi y me contó algunas cosas...
-¿¡De verdad?! Por favor, Mikey... dime que dijo -estaba nervioso por saber lo que pensaba Gerard.
-Bueno, me contó que realmente... él te quería y que cada día sin ti lo pasaba peor.
-¿De verdad te dijo eso? Vamos, Gerard no es así, Michael.
-Ya te lo he dicho, es mi hermano, no confía en nadie más que en mí. Me lo contó, Gerard realmente es muy sensible, ha pasado por muchos problemas... su método de defensa es hacerse el fuerte, no lo conoces... -dijo con una mirada triste y perdida.
-Entonces... ¿Qué puedo hacer? -pregunté, buscando soluciones.
-Ahora esta peor que nunca. No sale de su cuarto nunca. De verdad, es gilipollas, no sé porque sigue así contigo, realmente te hecha mucho en falta -me siguió contando-. Por favor, esta noche intenta arreglarlo con él.
-Eso llevo intentándolo desde hacia tiempo, Mikey.
-Pues no lo sé, Frank, lo siento. Quizás ya te escuch y ya quiera... perdonarte. Pero aún no sé exactamente que pasó con vosotros...
-Nada, intentaré arreglarlo Mikey, muchísimas gracias, de verdad. Eres el mejor hermano que Gerard podría tener -vi a Mikey enrojecerse y se giró de golpe cuando Gerard bajó las escaleras. Nos miró y dirigió la mirada hacia Ray.
Mikey fue a por su bajo y en seguida, sin Matt, comenzamos a ensayar. Me alegré bastante cuando Gerard avisó que el próximo sábado iríamos al estudio de grabación a terminar de grabar el disco, iba a ser perfecto.
Miraba a Gerard con tristeza y él me devolvía la mirada igual, su hermano tenía razón, Gerard no estaba bien. Y yo tampoco. Estábamos sufriendo sin razón.
Las canciones nos salían bastante perfectas, Ray estaba feliz, Ray siempre estaba feliz, la verdad es que solía animar verle sonreír siempre. A las once de la noche se marchó y Mikey me miró como diciéndome "todo tuyo, hazlo bien" y se marchó. Miré a Gerard y él me devolvió la mirada.
-Mira... Gerard... -empecé a hablar, después de lo que me había contado Mikey estaba mucho más seguro de mi mismo.
-¿Qué quieres ahora... Frank...? -dijo él, indiferente. ¿Otra vez haciéndose el fuerte?
-¡Me cago en la ostia, Gerard! -grité de golpe, estaba muy cabreado, estaba harto de él y de su puta manera de pensar. Me miró sorprendido, yo también me hubiera mirado sorprendido. Solía tener mucho aguante -¡Estoy harto de ti, harto del todo! ¡Intento arreglarlo y tú tan solo te haces el maldito fuerte!
-Mikey ha hablado contigo, ¿verdad? -preguntó entonces, ignorando mis gritos.
Afirmé con la cabeza.
-Lo ha hecho por tú bien, tienes el mejor hermano que se podría tener. Pero tú, Gerard Way, no valoras nada. Nada.
Le miré, parecía triste y extraño. No era el Gerard de siempre, estaba más pálido de lo habitual. Estaba exactamente como había dicho su hermano. Se notaba que hacia tiempo que no salía de su cuarto para nada.
-¿Me quieres? -pregunté entonces, un poco más relajado, pero de manera brusca.
Gerard no respondió, en su mirada había confusión, tristeza e indiferencia, indiferencia fingida.
-¡Contesta a mi puta pregunta! -volví a gritar, estaba a punto de ponerme a llorar. Gerard estaba oculto bajo su largo pelo.
-Te quiero... Frank -respondió al fin. Con un hilo de voz.
-¿Cómo? -pregunté acercándome a él, quería volver a oírlo.
-Tienes... razón -empezó a tartamudear-. Dios mío, tienes razón... soy la persona más... idiota... que... hay en este planeta... Yo... Frank, mira, en serio... eres demasiado para mí. Te estoy jodiendo la vida... Joder, tienes razón. Soy un infeliz.
No quería contestarle, Gerard Way era un maldito infeliz, pero estaba enamorado de él. Le agarré de la barbilla y le besé. Él me correspondió.
-No me estás jodiendo nada, lo contrario, desde que te conocí todo ha ido a mejor. Eres un maldito infeliz, Gerard, pero tú te lo buscas.
-No, Frank. Ya no soy infeliz -le miré extrañado-. Ahora tú me haces feliz.
Sonreí, sonreí como nunca. Le quería, le amaba, le necesitaba. Puto infeliz que me hacia feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario