miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 34.

Estuvimos un rato en el bar, relajándonos y bebiendo, después salimos a fuera todo el grupo para terminar de despedirnos.
-Bueno, pues ya nos veremos pronto. Tenemos que preparar otro concierto -comentó Ray.
-Por supuesto, este me ha sabido a poco -reí.
-¡Ey mirad! -alguien nos interrumpió, nos giramos hacia esa persona -. Ahí están los maricones que se han besado en el puto escenario.
Nos miramos todos bastante confundidos. Un hombre se burlaba de nosotros junto con su amigo. Los dos no paraban de reír, también se notaba que iban bastante borrachos.
-¿Os está diciendo a vosotros? -nos preguntó Ray bastante confuso.
-Me parece que sí... -murmuró Gerard mirando a los dos hombres que seguían riendo.
-Bah, no importa -intenté reír, pero ellos se volvieron algo más serios.
-¡Maricones! -volvió a gritar uno de ellos -. ¿Es que no tenéis mujeres?
Seguían riéndose y nosotros estábamos como si nada. Había más gente junto con nosotros en la puerta de bar, pero hablaban a la suya y a veces se paraban a escuchar los insultos de los dos hombres.
-Vamonos de aquí anda... -nos susurró Mikey.
-De acuerdo, es tarde, ya nos vemos -nos terminamos de despedir todos rápidamente. Mikey, Ray y Matt se fueron por lados distintos y Gerard decidió acompañarme a mi casa, y por qué no, pasar la noche conmigo.
Ya quedaba menos gente en el bar, y la que había ya eran los más borrachos o drogados. Y aparte, yo estaba que me moría del sueño.
Salimos caminando de allí por los callejones que ya estaban prácticamente a oscuras, y llevábamos un rato cuando volvimos a toparnos con los dos graciosos de antes.
-Joder... -susurró Gerard nada más verlos al otro lado de la calle tambaleándose.
-¡Mira, los maricones de antes! -señaló uno de ellos y caminaron hacia nosotros riéndose.
-¿Qué queréis? -preguntó bruscamente Gerard.
-Solo que sepáis que os mataremos a todos -dijo uno señalándome con su dedo indice.
-Callate -contestó Gerard aburrido.
-A todos los maricones como vosotros, no servís para nada. ¿Entiendes?
-Creo que en este caso vosotros servís menos que nosotros -dejé caer yo.
-Yo al menos me follaré a mujeres y podré tener descendencia, hijo puta -se alteró el otro hombre. Gerard me miró y me cogió de la mano, no sé si porque tenía miedo de los hombres o porqué quería demostrarles que no nos daba cosa estar así delante de ellos.
-Cuanta mariconada...
Vi a Gerard sonreír y acercase a mí para darme un profundo y largo beso en los labios, que yo correspondí. Y aún fue más divertido porque notaba como los dos gilipollas estaban ahí mirándonos a escasos centímetros.  Gerard al fin me soltó dejando un lametón sobre mis labios.
-¡Si tan gays sois, nos vais a chupar la jodida polla! -gritó uno de ellos cabreado.
-Lo siento, pero yo solo se la chupo a él -sonrió Gerard sonriéndome contento.
-Agáchate, vamos -me ordenó el otro hombre. Por supuesto me negué. Pero todo eso me estaba haciendo recordar cuando me encontré con Bert y no me estaba gustando, quería salir de allí cuanto antes, sabía que se iba a poner peor.
-Vamonos -me dijo Gerard entonces como si nada. Pero uno de los hombres me propinó una fuerte patada en la pierna haciendo que cayera al suelo directamente.
-Bien, no estás arrodillado pero vamos avanzando -sonrió uno de ellos.
-Hijo de puta... -Gerard cargó su puño y le dio un puñetazo en la nariz haciendo que rápidamente comenzara a sangrar. Ya nos habíamos metido en un gran lío. El amigo empujó a Gerard, me levantó rápidamente cogiéndome de la mano. Los hombres nos miraban amenazadoramente mientras a uno de ellos no paraba de salir sangre por la nariz.
Gerard le dio una patada en sus partes al hombre más alto y salió corriendo conmigo detrás, me dolía demasiado la pierna como para seguir su paso y temía porque no llegáramos muy lejos y nos rodearan. Igual que pasó con Bert. Pero ahora tenía más miedo, no quería ver como podían torturar a Gerard.
-¡Corre Frank, joder! Estamos en un lío -me gritó Gerard.
-¡No puedo, no puedo! -me giré hacia atrás, uno de ellos nos seguía corriendo, el otro al parecer seguía en el suelo por la patada de Gerard.
Me dejé caer al suelo y mi novio paró de correr de golpe. El hombre nos alcanzó, yo estaba cada vez más asustado, estaba todo oscuro excepto por algunas farolas desgastadas y no había nadie en la calle, serían sobre las cuatro de la mañana.
-Os voy a matar aquí mismo, hijos de puta.
-¿Porqué no nos dejas en paz? -pregunté desde el suelo, Gerard me miró y luego volvió a mirar al hombre. ¿Cómo iba a terminar todo eso? El otro hombre no tardaría en acercarse a donde nos encontrábamos, y nosotros no podríamos casi defendernos. Quería levantarme y correr como nunca lo había hecho, mi casa no estaba mucho más lejos que tres calles hacia arriba. Me levanté y agarré fuertemente a Gerard de las manos.
"Corre" le murmuré. Me di la vuelta y rápidamente los dos comenzamos a correr como nunca a través de la calle, el hombre aceleró el paso detrás de nosotros. Pero corríamos más.
-¡Corre, corre! -gritaba Gerard. Y por un momento me lo pasé bien. Sentía una emoción dentro de mi cuerpo que prácticamente nunca había sentido. Ya no sentía dolor en la pierna, tan solo el frío de la calle y la mano de Gerard agarrando la mía.
Seguimos corriendo hasta que llegamos a mi puerta, rápidamente abrí.
-¡Qué te jodan! -le gritó Gerard al hombre que estaba a unos metros detrás de nosotros. Entramos corriendo  y comenzamos a respirar agitadamente, me dejé caer al suelo delante de la puerta y Gerard a mi lado.
Instantáneamente comenzamos a reír.

martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo 33.

Gerard había organizado el concierto el sábado, así que el viernes pasamos el día entero en su garaje todo el grupo junto planeando como íbamos a tocar las canciones, habíamos decidido tocarlas todas menos la de "Romance". Empezaríamos con "Honey, This Mirror Isn´t Big For The Two Of Us" y terminaríamos como en el disco, con "Demolition Lovers". Habíamos planeado no llevar ninguna vestimenta en especial y salir tal cual queramos. Todos estábamos mejor que felices, a todos nos hacía la misma ilusión tocar.
El día anterior había llamado a mi padre para contárselo, ya que él siempre había querido, junto con mi abuelo, que yo participara en un grupo y sabía que les iba a hacer mucha ilusión que subiera a un escenario. Mi padre se alegro por mi y me deseó suerte. Todo iba a ir genial.
Los ensayos salieron perfectos y al día siguiente quedamos todos en la puerta del garito donde íbamos a tocar. Cuando yo llegué, el único que estaba fuera era Gerard fumándose un cigarrillo.
-¿Estáis todos? ¿Dónde están? ¿Sólo estás tú? -le pregunté acercándome con la guitarra a la espalda.
-Tranquilo, Frankie, te noto nervioso -sonrió acariciándome la cara.
-Bueno... y yo a ti algo borracho -comenté mirándole de arriba a abajo, mirando su extraña sonrisa y su pelo sobre la cara.
-Ya, claro, he bebido algo mientras esperaba, tú tranquilo. ¿Vamos? -sonrió agarrándome por el hombro y entrándome en el pub. Dentro estaba todo más o menos con una luz tenue, y olía a tabaco. Había gente sentada en mesas y otros en la barra pidiendo y hablando. Al fondo había un pequeño escenario con todo montado, la bateria y la guitarra y el bajo de Ray y Mikey. Gerard me guió hasta donde estaba el resto de la banda, en una esquina de la barra.
-Hola chicos -saludé. De pronto, Mikey se abalanzó torpemente sobre mi y tiró la mayoría de copas que estaban sobre la barra, le levanté por los hombros -.¿Estás bien?
-S-sí. ¿Tú no? -comenzó a reír.
-¿Porqué está borracho? -les pregunté al resto, que bebía más tranquilamente.
-Se ha puesto a quejarse, que no podía subir al escenario, que había mucha gente... -me explicó Ray antes de que Mikey volviera a interrumpir.
-¡Se me había olvidado de como se tocaba el bajo! -exclamó riendo -.Pero tranquilo, ya me acuerdo.
-Ya... Mikey, espero que se te pase esto un poco antes de subir... -Gerard me agarró por la cintura y me dio un lametazo en la mejilla.
-Cariño... En diez minutos tenemos que estar en el escenario.
-¿Ya? ¿Tan pronto? -le pregunté. Pero él dirigía la mirada hacia otras partes, como si estuviera en otro mundo.
-Vale, Frank, no pasa nada, lo haremos bien -me tranquilizó Ray, que parecía, junto con Matt, los únicos que estaban bien. Los dos hermanos iban muy mal.
-No podemos tocar así, Gerard, vais borrachos -le comenté más seriamente.
-Joder, Frank. No seas así.
-¡Estoy nervioso! Es nuestro primer concierto y ninguno de los dos os vais a acordar mañana de lo que ha ocurrido hoy.
-Shh -puso su dedo indice en mis labios. Me cogió de la mano y me acercó al escenario, con los demás por detrás -.Saca la guitarra y comienza a afinar.
No le contesté y le hice caso, los demás hicieron lo mismo con sus instrumentos, la gente se dio cuenta de que estábamos sobre el escenario pero no hicieron nada. Me temblaban las manos y me puse peor cuando vi como Mikey agarraba su bajo sonriendo y sin darse cuenta de lo que hacía.
Gerard se pegó al micrófono.
-¡Heeey, hijos de puta! -creo que la ilusión de su vida había sido gritar eso en un escenario, porque lo hizo con mucho énfasis. La gente le contestó con otro grito -Somos My Chemical Romance, y hemos venido aquí a hacer ruido.
El público volvió a gritar. Gerard me miró sonriendo, con esas sonrisas que las personan te mandan, que te dan ganas de tirarte sobre esa persona pero no puedes hacer nada porque estás ocupado o con gente alrededor, esas sonrisas que te las mandan por joder porque saben que no puedes moverte. Esa sonrisa me envió él a mí. Entonces dio una señal y empezó a tocar Ray, se le unió Mikey y Matt y luego yo. Gerard comenzó a cantar. Me di cuenta enseguida, los ensayos habían salido muchísimo mejor que esto, aún así el publico saltaba y gritaba, de un lado a otro, empujándose mientras nosotros íbamos canción tras canción. Ray lo hacia bien, y Matt también, en cambio Mikey dejaba de tocar y se quedaba quieto mirando al público hasta que alguno le mandaba una señal, o su hermano un empujón. Gerard cantaba, o más bien, tan solo gritaba. De todos modos, me dejé llevar, y me sentía feliz. Durante Our Lady Of Sorrows, Gerard se acercó a mí y se dejó caer entre mis piernas, le seguí el juego y me senté en su pelvis mientras tocaba y él permanecía tumbado, gritando y cantando. El público estaba animado. Gerard se levantó mientras intentaba seguir la canción, hasta que tuvo que cortarse al darme un beso, ante esto, el público volvió a gritar, Gerard se animó, y siguió besándome, con su lengua en mi paladar. Dejé de tocar presa del éxtasis que todo ello me provocaba a la vez. Entonces Gerard se separó de mí y poco a poco volvimos a la normalidad.
Finalizamos el concierto, sudorosos, cansados, decaídos y animados a la vez. Bajé del escenario, limpiándome la frente. La gente nos aplaudió y nos elogió.
-No sé como lo he podido hacer... -dijo Mikey sentándose en una silla.
-Pues borracho perdido, Mikey -le contesté sonriendo. Gerard me cogió de la mano.
¿Podía ser algo más perfecto? No. No había nada más perfecto que ese maldito momento.