domingo, 22 de mayo de 2011

Capitulo 7.

Se hizo lunes y tuve que ir a la universidad. Se notó el bajo rendimiento en mis notas ya que solo pensaba en Gerard. Entraba a mi habitación esperando que aún perdurase su olor y miraba cada dos por tres mi móvil para ver si tenía algún mensaje o llamada de él.
Gerard me había dicho que algún día de esta semana me llamaría para decirme que día quedaríamos para ensayar con el grupo pero aún no lo había echo, aunque solo estábamos a martes. No había motivo de preocupación.
Aún sentía vergüenza cuando recordaba el percance de la ducha pero aún así  me arrepentía de no haberle podido mirar y de no haberle acompañado a su casa. Fui un crío.
Echaba de menos a un hombre, a un chico. Nunca había estado metido en el tema de la sexualidad, pero creía tener claro que yo era heterosexual... hasta ahora. Gerard me gustaba. Lo tenía claro cuando me di cuenta de que mis pensamientos se centraban en él, lo echaba de menos, quería tenerlo cerca, saber más sobre él, cualquier actividad que hiciera no me llenaba lo suficiente.
Gerard era como un veneno, un veneno en mi que me enfermaba, cuantos más días pasaban desde la última vez que lo había visto más pensaba en él y más le echaba de menos. Al final se hacía un poco insoportable.
"Gracias por el veneno, Gerard" me dije a mi mismo acercándome al reproductor y poniendo algo de música, me apetecía escuchar The Misfits así que puse Scream .
Me eché sobre la cama y cerré lo ojos mientras escuchaba la música.

Pasó la semana, iba a la universidad y volvía sin ninguna motivación. La psicología me gustaba pero prefería colocarme la guitarra, a mi Pansy, y componer. Quizás la semana hubiera pasado más rápido si Gerard me hubiera llamado, pero seguramente se habría olvidado de mi. A lo mejor hasta tendría novia, ¿él era homosexual? Yo creía que sí pero no lo sabía a ciencia cierta y eso me hacía preocuparme más.
Después de la universidad solo me dejaba caer sobre mi cama con algo de música puesta e imaginaba a Gerard.
El viernes me acosté temprano, raramente lo hacía. Me quedaba en el salón viendo alguna película de terror cuando mi madre se acostaba y tenía la casa para mi solo. Pero ese viernes me fui a la cama más pronto.
Cuando ya estaba medio dormido me sonó el móvil, me desvelé del todo esperando que la llamada fuera de Gerard y si así fue.
-¿Frank? Perdón por llamar tan tarde -se disculpó.
-No te preocupes, solo son las doce, estaba despierto -mentí.
-Ah, bueno. Pues quedamos mañana en mi casa para ensayar, ¿vale? A las seis.
-Sí, claro, allí estaré -le dije intentado no parecer desesperado.
-De acuerdo, buenas noches Frankie -se despidió y después de esperar a ver si me decía algo más, colgué. Tuve que estar un minuto sentado sobre la cama pensando, su voz me había echo recordar el momento de la ducha y la noche que durmió conmigo. Después de eso logré acostarme y dormirme.

Me levanté temprano, me duché, me vestí y estuve pasando el tiempo hasta que se hicieron las seis menos cuarto. Cogí mi guitarra y caminé hasta casa de Gerard, tímidamente toqué a la puerta del garaje y me abrió el propio Gerard.
-¡Hola! -me saludó emocionado -Llegas pronto, Matt y Ray aún no han llegado.
-Oh, bueno, sabes que no vivo muy lejos de aquí -le dije.
-Sí, lo sé -sonrió. Dejé la funda de la guitarra apoyada sobre una pared. Mikey practicaba con su bajo Vampires Will Never Hurt You, la canción que en estos momentos estábamos tocando.
Me fijé en Gerard, llevaba una camisa negra y unos pantalones negros, bueno, siempre solía ir de ese color.
Siempre le envolvía un misterio...
Saqué mi guitarra de la funda y la enchufé a un amplificador, comencé a practicar la canción y Mikey quiso acompañarme con su bajo. Después de estar unos veinte minutos practicando mientras Gerard nos seguía con la letra, llegó el batería y el guitarrista.
En seguida nos pusimos todos a tocar, para ser el segundo día de ensayo salía bastante bien. Yo le ponía todo mi empeño a la canción y por lo que parecía los demás también. Estuvimos durante unas tres horas más o menos practicando y me enseñaron otra canción, Early Sunsets Over Monroeville, que era preciosa. Aunque a la letra le faltaba un retoque.
Matt fue el primero que se fue y seguidamente Ray sobre las diez o así, yo aún quería quedarme un rato más e intentar no pasar vergüenza ante Gerard, así que me dispuse a hablar con él.
Mikey, Gerard y yo estuvimos pasando tiempo juntos y hablando, prácticamente unas dos horas. Los dos hermanos tenían muchas cosas en común, pero a la misma vez eran distintos, la diferencia más notable era que Mikey era muy tímido comparado con Gerard.
-Bueno, chicos... yo me voy a dormir... hoy he tenido un día muy ajetreado -dijo Mikey tras un bostezo.
-Vale, Mikey. Buenas noches -le dijo su hermano.
-Ya nos vemos -me despedí yo.
Cuando Mikey desapareció de allí, Gerard me miró y sonrió, yo logré devolverle la sonrisa. Como los dos queríamos, nos habíamos quedado solos.

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