sábado, 16 de julio de 2011

Capítulo 16.

Pasó la semana, evité pensar tanto en Gerard como en Jamia. El viernes, Gee me dijo de ir a su casa y pasar un buen rato, estaba claro que yo no iba a rechazar esa oferta.
Sobre las cinco de la tarde salí de mi casa feliz y sonriente, hacía buen tiempo, caminé con mis auriculares puestos hasta que llegué a casa de Gerard. Nada más tocar él mismo me abrió.
-¡Frank! -exclamó apartándose el pelo oscuro de la cara-.Pasa.
-Hola, Gee... -saludé sonriendo. Entré y Gerard cerró la puerta. Le seguí hasta su habitación, por lo que parecía no había nadie en la casa. Entramos a su cuarto y me senté sobre la cama, mi miró tiernamente.
-¿Tienes hambre? -me preguntó entonces, mirando hacia otra parte.
-Oh, bueno, quizás un poco -le contesté sonriendo.
-Espera aquí -Gerard salió de la habitación rápidamente, yo me quedé observando su cuarto, estaba ordenado y tenía objetos muy extraños, en seguida él volvió con una bandeja, la dejó sobre el escritorio. Había un yogur, un plátano, una bolsa de cereales y una manzana.
-¿Te gusta? -preguntó.
-Sí, sí -reí. Cogí el yogur y lo destapé, después el plátano. Me encantaba mezclar plátano con yogur, le daba más sabor al yogur. Solía echármelo a rodajas en un recipiente, pero ya que Gee no había traído algo por el estilo decidí mojar el plátano en el envase del yogur y luego morder la fruta.
Gerard me miraba mientras comía, apoyado sobre su brazo.
-No sabes lo que me estás excitando -me dijo tras darle un bocado al plátano, sonreí. Se acercó a mi y me besó.
Entonces me levanté y lo llevé hasta la cama agarrándolo de la camisa. Está vez era yo el que quería jugar.
Me senté y Gerard se sentó sobre mi, agarrándome por el cuello, entonces me echó hacia atrás y me besó en la nariz, como tanto me gustaba a mi. Gerard estaba excitado, y yo estaba comenzando a excitarme.
Gerard comenzó a bajarme los pantalones y yo ya estaba mucho más excitado, me los quitó del todo y luego se desabrochó él los suyos, yo sonreía.
-Quiero ver tu Frankensetein -me dijo entonces, con una sonrisa pícara. Yo estaba empalmado completamente.
Gerard se bajó también los pantalones, dejándose ver por sus negros boxers un gran bulto. Seguidamente se quitó la camiseta y sonrió, el flequillo negro le cayó sobre la cara. Era perfecto.
Estaba de pie delante de mi, yo me senté y me acerqué a su abdomen apoyándome. Sintiendo su respiración, estaba frío, pero eso me gustaba. Le cogí de la cintura y le senté a mi lado sobre la cama, seguidamente me levanté y me senté encima de él, comenzó a subirme la camiseta y a tocarme el pecho, yo le besé en los labios con ternura. Gerard bajó las manos por mi cuerpo hasta llegar a mis boxers, entonces metió la mano por dentro de mi ropa interior hasta tocar mi miembro firme y caliente. Comenzó a agarrarlo, cada vez más fuerte y a subir y bajar con fricción.Pero entonces dejó el movimiento para bajarme más los boxers.
-¡Por Dios, sigue Gerard! -exclamé presa de la excitación.
-Quiero ver mejor tu monstruo, tu Frankenstein -rió el entonces, pícaramente
Ya con los boxers más bajos, volvió a agarrarme el miembro y a continuar por donde se había quedado, yo no podía sentir más placer.
-Uh, Gee... ah... -gemía yo. Con la mano libre, Gerard se apartó un poco el pelo de la cara. Mientras seguía con fricción y con sus finas manos acariciándome. Cada vez sentía más y más placer, y por una parte me molestaba que Gerard no estuviera sintiendo lo mismo que yo, luego tendríamos que intercambiarnos los papeles.
No podía pensar en otra cosa, tan solo en lo bien que me estaba sintiendo, el placer que me provocaba Don perfecto, Gerard.
-Oh.... ah... -seguía gimiendo-. Ah... Jamia....
-¿Jamia? -preguntó entonces él, dejando de frotar.
-¿Qué? -pregunté, tan solo quería que continuara. Fuera preguntas.
-Has dicho Jamia -dijo entonces, en un cierto tono de enfado. ¿Jamia? He dicho Jamia... Oh Dios, problemas.
-¿Lo he... dicho? -tartamudeé, recostándome.
-Estoy yo aquí, dándote placer, ¿y tú solo piensas en Jamia? -dijo mucho más enfadado, poniéndose de pie.
-No, no, por favor, Gerard... yo... -intenté explicarlo, pero sinceramente no entendía ni yo como en un momento así podía haber pensado en Jamia.
-Lárgate -me ordenó entonces, cogiendo mi ropa del suelo.
-Por favor, Gee... -murmuré, estaba apunto de ponerme a llorar.
-¡Jamia! Dios, Frank, de verdad, ya sabía yo que pasaría algo... ¿has quedado con ella? -preguntó, cabreado, muy cabreado, imponente.
-Eh... no, Gerard -le mentí. Tenía miedo.
-Ya, por favor, Frank, vete -realmente a Gerard le había dolido que dijera eso, que nombrara a Jamia-. Ya hablaremos en otro... momento.
Me levanté y recogí mis cosas, me vestí lo más rápido que pude, no quería mirarle, me iba a poner a llorar, yo amaba a Gerard.
Abrí la puerta y le miré. Susurré un "adiós" y él no contestó. Estaba enfadado y preocupado. Me marché de allí y caminé hacia mi casa, ni siquiera escuché música por el camino. Tenía ganas de contárselo a alguien, ¿pero a quién se lo podía contar? Tan solo a Jamia.
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La escena del plátano y el yogur va dedicada a mi amiga Raquel Marco, al igual que el gran nombre que Frankenstein para nombrar el miembro de Frank. ^^
Gracias! xD
Y muchisimas gracias a todos los que leéis mi fic y a todo el que me sigue, de verdad, muchas gracias, me motiváis.

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