martes, 12 de julio de 2011

Capítulo 15.

El lunes al salir de la universidad mi dirigí a mi casa, como de costumbre, subí a mi cuarto saltando las escaleras de dos en dos, dejé la mochila sobre la cama y me acerqué a mi escritorio, sobre él había un papel doblado, lo desdoblé, era el número de teléfono de Jamia. Me apetecía hacer algo interesante esa tarde y llamar a Jamia me vendría bien, descansar de todo y recordar viejos tiempos, podría ser divertido, aunque si Gerard se enteraba podría ponerse celoso. Me reí para mis adentros.
Saqué el móvil del bolsillo, no sabía si hacerlo, pero no iba a hacerme mal, por supuesto que no. Yo amaba a Gerard, Jamia solo era una vieja amiga, de eso estaba totalmente seguro. Comencé a marcar el número de Jamia.
-¿Diga? -contestó su voz.
-Jamia... Eh, soy Frank.
-¡Frank! ¡Dime! -en su voz se notaba su simpatía, así es como la recordaba. Me dio confianza.
-¿Esta tarde estás libre? Podríamos dar una vuelta y hablar -le propuse.
-Claro, hasta las nueve no entro a trabajar, ¿dónde quedamos?
-Eh, podemos quedar en la puerta del parque central -era un parque que conocía todo el mundo.
-Por supuesto, ¿a las siete?
-A las siete.
-Allí nos vemos -se despidió amablemente. Me guardé el teléfono en el bolsillo y esperé que pasaran las horas hasta que se hicieron las siete menos veinte. Me cambié la camiseta, me arreglé un poco el pelo y me marché de casa para reunirme con Jamia.
Llegué allí y me senté en un bordillo junto a la puerta de entrada, Jamia aún no había llegado, eran las siete en punto. Miré hacia los lados para ver si la veía llegar, pero no aparecía. Miré la hora, las siete y diez. Saqué el mp3 que solía llevar conmigo y los auriculares, seleccioné Sabotage de Beastie Boys. Apoyé mi cabeza entre mis brazos, y tan solo escuché la música.
-¡Ah! -grité girándome rápidamente. Alguien se había apoyado en mis hombros sonriendo, era Jamia. Sonreí también tras el susto y me quité los auriculares.
-¡Frankie! -gritó ella, se la notaba feliz.
-Hola, Jamia, ¿cómo estás? -le saludé.
-Muy bien, me alegro que me hayas llamado, hace mucho tiempo que no hablamos.
-Muchísimo -comenzamos a caminar hacia el interior del parque, era grande, así que no tendríamos momento de pensar a donde ir.
-¿Qué es de tu vida? -me preguntó mostrándose interesada.
-Bueno, pues... ya sabes, me metí en la universidad, y ahora estoy en un grupo de rock.
-¿Sí? Eso es genial -sonrió entrecerrando los ojos.
-¿Y a ti como te va?
-Bueno, pues trabajo en el restaurante para ir pagándome los estudios y poco más, no es tan interesante como la tuya. Tú siempre has echo tu vida y la de los demás muy interesante -me dijo mirándome con cierta ternura.
-Si tú lo dices... -contesté dirigiendo mi mirada hacia el suelo.
-Sí -sonrió-Y bueno, ¿no tienes novia ni nada?
-Eh, bueno, no. No tengo novia -no había mentido. Novia no tenía -.¿Y tú?
-No, eh. Más o menos tú fuiste el último, y para mí... el único -dijo ella, sin dejar de sonreír, pero esta vez más tímidamente.
-Ah... bueno -no supe que contestar, este tipo de conversaciones no se me daban bien. Por una parte quería soltarle lo feliz que estaba con Gerard, pero por otra quise callármelo. Solo dejé que los temas los sacase ella.
-No sabes lo que me alegra volver a verte, ¿qué pasó con nosotros? -comentó.
-Bueno, estuvimos saliendo, ya sabes, hasta que cortaste conmigo -reí. Era un buen recuerdo, aunque en su momento lo había pasado bastante mal.
-Oh, sí, fui una estúpida.
-Fue tu elección, no te tengo rencor -reí con simpatía.
-Pero yo ahora si que me arrepiento... -murmuró.
-No seas tonta -reí.
-Lo soy, eres un gran chico -aún siendo un hombre, entendía perfectamente lo que pretendía Jamia. Pero lo más posible es que tan solo estuviera confundiendo sentimientos.
-Y tú una magnífica chica, vamos Jamia, eres joven y hay muchos mejores que yo -le contesté mirándola.
-Eso es lo que tú crees... -la miré con dulzura, echaba de menos su modo de hablar y de mirar. Era tan humilde y sencilla...
-Vamos, Jamia, estamos aquí para hablar y pasarlo bien, no para deprimirnos, somos amigos -sonreí intentando que ella también sonriera. Lo conseguí.
-De acuerdo, y bueno, ¿quién era el chico con quien cenaste el otro día en el restaurante? -preguntó amistosa.
-Gerard... él... bueno, es mi... amigo, un amigo -¿Porqué dije eso? Gerard no era un amigo, era mi pareja, mi novio. Mi amor. Mi Gee. ¿Porqué había dicho que era tan solo un amigo? ¿Qué le pasa a mi mente?
-Ah, pareció simpático -añadió ella.
-Sí...Uh...
"¡Frank, Frank, Frank! Estás loco" me decía a mi mismo, ¿un amigo? Le acababa de decir a Jamia que Gerard, mi novio, solo era un amigo. Era gilipollas.
Pasó el tiempo, Jamia me comentó mucha más cosas, pero yo me sentía mal por decir que Gerard solo era un amigo, pero la miraba y una parte de mi quería reservar decir que Gerard era mi pareja.
-Bueno, Frank, me tengo que ir al trabajo -dijo despidiéndose, sonriendo como siempre-.¿Volveremos a vernos?
-Claro, te llamaré de nuevo. Hasta pronto -le dije.
Caminé hacia mi casa escuchando música y pensando en ella, en ella y en Gerard. Me percaté, volvían los problemas a mi mente.

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