viernes, 7 de octubre de 2011

Capítulo 27.

Llegué a mi casa y subí a mi cuarto. Echaba muchísimo de menos a Gerard, demasiado. Cogí el móvil y seleccioné su número, por una parte no quería molestarle, pero por otra le necesitaba a mi lado en esos momentos, abrazándome y susurrándome. Me sentía sucio y mal.
Al final marqué su número.
-¿Quién...? -respondió una voz cansada desde el otro lado.
-¿Gerard? Gerard... -me temblaba la voz.
-¿Frank? ¿Pasa algo? -preguntó.
-Por favor... -sollocé-.Por favor... tienes que venir -decía yo, con la voz entre cortada, susurrando.
-¿Qué ha pasado?
-Gerard... por favor...
-¡Frank! ¡Joder, ¿qué mierda ha pasado?! -ya se le notaba más desvelado y preocupado, algo que tampoco yo quería conseguir.
-No puedo contártelo ahora...
-Iré hacia allí, espérame.
-Te quiero -Gerard colgó y solté unas lágrimas mientras esperaba, sentado sobre la cama con las luces apagadas. Había pasado demasiado miedo de ese degenerado, pensaba que me iba a matar o que sé yo.
Le di muchas vueltas al tema, solía darle vueltas a todo. Me levanté y aproveché para ir al baño, lavarme los dientes, quitarme la suciedad, lavarme la cara y curarme el labio, que ahora llevaba algo menos hinchado. Abrí el armario del baño y rebusqué entre las pastillas de mi madre, buscando algo que me hiciera encontrarme algo mejor. Quizás... "Antidepresivos", eché un vistazo, lo más parecido que encontré fue Doxepina. Se debía de tomar varias veces al día, pero pensé que con una en este momento me ayudaría un poco a liberarme y sentirme algo mejor.
Tomé una.
Al poco tiempo Gerard tocó a la puerta y bajé para abrir, nada más entrar me abrazó fuertemente, le veía triste y preocupado, no pude evitar llorar. Él era más fuerte que yo.
-Vamos, dime que ha pasado -preguntó cuando estuvimos en mi cuarto, no encendí la luz, tan solo abrí la ventana.
-Gerard... me siento tan mal... -sollozaba.
-Tienes el labio hinchado... Cuéntame que ha pasado. Vamos. ¿Te han pegado? -insistía él.
-Bert, él... Caminaba por la calle y le encontré, se dirigió a mi, yo le odio. Contesté mal, le pegué...
-¿Cómo? ¿Le pegaste?
-Y no le gustó esa reacción... -temblaba, cada palabra que decía me obligaba a recordar el suceso, en esa sucia calle y pensando que de un momento a otro iba a matarme o torturarme.
-Continua. ¿Que mierda pasó?
-Me metió en un callejón y... Joder... -no me salía la voz-. Dios, me obligó a... marmarsela....
-¡¿Lo hiciste?! -preguntó, sobresaltado.
-¡Me amenazó! Gerard, Dios, estaba muy asustado, pensaba que me iba a matar, me pegó...
-Hijo de puta, voy a ir a cargármelo... maldito psicópata. ¿Estás bien? ¿Te has curado el golpe?
-Sí... bueno, algo me duele, pero me encuentro un poco mejor... tomé antidepresivos... Quizás me ayuden...  -Gerard se sentó a mi lado y pasó su brazo alrededor de mi cuello y me acercó a él, me besó en la mejilla con dulzura.
-Tranquilo, ese capullo no volverá a molestarte... -me consoló.
-No lo sé... Al parecer va a por mí... Y tú...Gerard... ¿Llegaste a tener relaciones con él? -le pregunté entonces, recordando aquel tema, mientras apoyaba mi cabeza sobre su hombro.
-Bueno, no del todo, más o menos, pero no quiero hablar de eso, eso no cuenta ya, no quiero recordarlo. Ya no quiero tener nada que ver con él -me dijo seriamente. No me había resuelto casi ni ninguna duda, pero tenía razón, más nos valía olvidar al gilipollas ese.
Gerard me echó sobre la cama poco a poco, mientras él se levantaba.
-Será mejor que duermas, Frankie. Olvida lo que ha pasado, hablaré con él. Le voy a dejar las cosas claras.
 Apoyé la cabeza en la almohada y cerré los ojos, ahora me sentía muchísimo mejor. Gerard estaba conmigo y ya no tenía que preocuparme de nada.

Desperté al día siguiente con Gerard a mi lado, durmiendo. No pude evitar sonreír. Fui al baño y me cambié de ropa. Bajé a la cocina, olía fuertemente a café, mi madre me miró tras darle un bocado a su tostada y apoyar el periódico sobre la mesa.
-Buenos días -saludó, contesté con una sonrisa. Me dirigí a la encimera y preparé dos tazas de café, para mí y mi acompañante. Mi madre siguió leyendo hasta que se fijó mientra iba hacia las escaleras.
-¿A dónde vas con dos tazas? -preguntó intrigada.
-Bueno... Eh, supongo que... Gerard querrá tomar algo también -mi madre sonrió.
-Claro, claro. ¿Lo pasaste bien ayer? -preguntó.
-Uh... No -subí las escaleras corriendo antes de que mi madre respondiera, dejé las tazas sobre la mesa de noche y me abalancé sobre Gerard como un niño pequeño el día de Navidad, él seguía durmiendo. Me senté sobre él.
-Gerard... despierta.
Suspiró sin abrir los ojos. Le intenté quitar las sábanas mientras él las agarraba para seguir tapado, le puse boca arriba y me senté sobre él, comencé a besarle, por el cuello, subiendo, pasando por sus labios y manteniendome ahí, besos dulces y suaves. Noté sus brazos entonces alrededor de mi cintura y me correspondió el beso.
-Vale, ya veo que estás despierto -le dije entonces apartándome.
-No lo estoy...
-Sí lo estás -reí ya en pie.
-Vamos, príncipe Frankie, despierta al... Al Gerard durmiente -murmuró él. No pude evitar reír.
-¿Con un beso de amor verdadero? -le seguí el rollo.
-O con un... polvo de amor verdadero -rió él.
-Nah, ahora no -le contesté -.Vamos, levanta...
-Tienes razón, tengo cosas que hacer hoy -se levantó de la cama y caminó hacia al baño.
-Se va a enfriar el café -le dije sonriendo.
Agarró la taza y dio un largo sorbo, seguidamente entró al baño y yo esperé tomando mi café.
-¿Vas a venir conmigo? -me preguntó al salir.
-¿A dónde vas? -pregunté curioso.
-No lo he olvidado. Voy a hablar con Bert.
-¿Qué? No. No. Gerard, no te metas... Vas a terminar mal.
-¿Crees que voy a dejarlo estar? Ni lo pienses -me dijo, más serio. Borrando su sonrisa.
-Pero... da igual, dijiste ayer que nada de eso importaba.
-Claro que importa, joder, Frank. Te amenazó y encima... encima te obligó a... mira, no quiero ni imaginármelo, no quiero ver esa imagen en mi maldita cabeza -se acercó a mí y me abrazó, acercandome a él, calidamente -.De verdad, Frankie, no me gusta que hayas tenido que pasar por eso, y encima por mi culpa. No. Odio esta sensación.
No contesté. Cerré los ojos para poder sentir más su abrazo y sus brazos alrededor de mi cuerpo, protegiéndome.
 -¿Vendrás? -volvió a preguntar.
-No... No quiero verle.
-De acuerdo -me soltó.
Bajamos hacia la entrada de mi casa, mi madre nos vio.
-Hola, Gerard -saludó, mi novio le devolvió el saludo mostrando una sonrisa amable.
-Bueno, Frank. Nos vemos -se acercó a mi y me besó suavemente.
-Llámame, ¿sí?
-Sí -abrió la puerta y salió de mi casa.
miré a mi madre que permanecía detrás de mí y subí las escaleras hacia mi cuarto. Ahora tan solo quedaba esperar que sucedía con Gerard y Bert...

2 comentarios:

  1. Al principio, cuando Frank llama al móvil de Gerard y éste lo coge, dice "¿Quién?"
    ¿Qué clase de novio es ese que no tiene el número de su novio apuntado en el móvil? XDDDDDDDDD

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  2. La clase de novio que está dormido, coge el móvil y no abre los ojos ni para mirar la pantalla de este.

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