viernes, 18 de noviembre de 2011

Capítulo 31.

No desperté en mi casa y me di cuenta de que a mi lado estaba Gerard durmiendo. No era mi cama. Miré a mi alrededor y fue cuando me di cuenta de que era el extraño cuarto de Gerard.
El día anterior habíamos bebido, reído, bailado, gritado... Y si no recuerdo mal, había visto pasar por entre mis amigos alguna que otra pastilla o cocaína. No lo sé. Olvidé el tema e intenté espabilarme. Todo iba bien, perfecto. Todo estaba en orden. La noche anterior tan solo nos habíamos ido a celebrar el comienzo de una nueva era.
Acaricié el pelo oscuro de mi novio sin evitar sonreír. Dormía encima de mí. Intenté levantarme de la cama cuidadosamente. Me puse los pantalones y los zapatos y me senté en la silla del escritorio de Gerard, contemplé sus extraños dibujos. La mayoría eran monstruos como una momia, brujas o vampiros, también habían super héroes o otros personajes de cómic. No comprendía como podía dibujar tan bien.
-¿Frank? -preguntó entonces desde la cama sin abrir los ojos.
-Ya me he levantado, pero si quieres puedes seguir durmiendo.
-¿Qué hora es?
-Las doce del mediodía -dije mirando un reloj que había sobre su mesa.
-De acuerdo... -bostezó mientras se levantaba de la cama. Iba en ropa interior tan solo con una camiseta por encima, igual que me había levantado yo.
-¿Hay alguien en tu casa? -le pregunté levantándome.
-Eh... creo que Mikey y ya. Mi madre se habrá ido, no lo sé.
Afirmé haciendo un gesto con la cabeza y salí de su cuarto dejandole solo para que se vistiera y demás. Bajé las escaleras, no vi a nadie en la casa hasta que llegué al salón, donde en el sofá estaba tirado Michael todavía en pijama viendo algún programa.
-Buenos días, Frank -me saludó sin sonreír, yo le devolví el saludo.
-¿Quieres algo de desayunar? -pregunté, como si fuera mi casa. La verdad es que practicamente así lo veía.
-¿Qué? Bueno... uh, vale -bostezó y volvió a mirar la televisión.
Entré a la cocina e hice unas tazas de café y unas tostadas, las serví sobre la mesa. Al poco tiempo Mikey se dejó caer cansado sobre una silla y se quejó de dolor de cabeza.
-Eso es la resaca de ayer -le sonreí.
-Dios... es que ayer no solo hubo alcohol -hizo un intento de reírse-.Yo creo que en la bebida me metieron algo.
-Vaya... se nos fue de las manos...
-Eso pienso yo -rió Gerard entrando en la cocina, se acercó a mi y me dio un beso, vi como Mikey desviaba la mirada. -Pero bueno, fue por una buena causa, lo pasamos bien.
-Sí -me senté en una silla, a mi lado Gerard-. Estoy deseando hacer nuestro primer concierto ya con disco grabado.
-Tranquilo, tranquilo, lo haremos. Pronto. Un contacto me dijo que ya nos había encontrado un par de escenario donde actuar, así que ahora mismo estaremos arriba de uno gritando y tocando.
Desayunamos los tres tranquilamente y pasé el día con ellos. Nos sentamos frente el televisor a ver un par de películas. De vez en cuando Gerard y yo aprovechábamos las partes no interesantes para toquetearnos, besarnos y demás... Mikey nos daba codazos para que lo dejáramos y no le “marginaramos” como decía él. No le hacíamos demasiado caso, cada vez que me reñía a mi me entraban más ganas de comerme a Gerard.
Después de pasar el día con ellos me encaminé hacia mi casa. Decidí telefonear a Jamia para contarle como me iba, y de paso saber algo de ella. Ya que me había ayudado bastante en muchas cosas.
-Hola Frank -me saludó como si estuviera ocupada.
-¿Qué hay Jamia? Hacia tiempo que no hablabamos.
-Oh, ya, ¿qué tal todo, Frankie? -preguntó más tranquilamente.
-Pues que ahora mismo podrás ver el primer disco de My Chemical Romance en las tiendas -le conté con tono alegre.
-¿Sí? -se le notaba igual de emocionada que yo -.Soy vuestra fan número uno. En cuanto vea el disco me lo compraré -rió.
-A ti te lo regalaré, mujer. Y encima firmado por el guitarrista -bromeé.
-Oh, es todo un detalle -dijo-. Y bueno, a mí no me va mal tampoco, como siempre, ya sabes. Bien.
-Me alegro que todo te vaya bien, tenemos que volver a vernos -le dije.
-Claro -hubo un silencio-.Bueno, Frank. Me reclaman, me has pillado trabajando.
-Vaya, perdón. Ya hablamos entonces, hasta luego -me despedí. Guardé el móvil y en seguida llegué a mi casa. Mi madre estaba preocupada por mí, me dijo que porque no había pasado la noche allí y que porque no le había hecho ni una sola llamada, la verdad es que ni siquiera me había acordado. De todos modos, ella lo comprendió y no ocurrió nada. Sabía que tras grabar el disco nos habríamos ido a celebrarlo, de todos modos le expliqué donde había pasado la noche.
Subí a mi cuarto y cogí a Pansy, estaba ansioso por componer nuevas canciones, estaba ansioso por ver nuestro primer disco en las tiendas y estaba ansioso por empezar a hacer nuestros primeros conciertos. Estaba ansioso por tener la vida de un guitarrista de rock. 

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